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261- El perro. Por Anquises

La tarde es una pasta verde de aceite, espesa, con olor de resina.

Juan anda amorfo, cansino, la espalda encorvada, las piernas dobladas, la boca abierta, para que le entren moscas. Las chicharras le gritan, con todas sus fuerzas, sin parar un segundo, para que se vaya a su casa, con su mamá vieja y deshecha que huele a orina.

Él no quiere volver, aún. Camina, suda y mea en la tierra blanca.

El tonto de Juan hace un gesto, casi grotesco, cuando le pega el tufo. Peste a perro muerto. Algo se muere dentro, las tripas se tuercen, quieren huir, cuando llega la peste a perro y a muerte.

El bobo mira unos ojos vacíos que cuelgan de un chorretoso cordel.

El ahorcado, hinchado y pestoso, es un perro rubio, bastardo y mestizo, ni grande ni pequeño, de pelo crespo, barriga inflada y cara negra. Negra de moscas, que  zumban y pelean por colarse en su oscura boca y en sus baldíos ojos, que quieren cagarse en él y parir dentro muchas larvas que se lo coman pronto. Debajo, en el suelo, hay una mancha, parece una sombra, pero es una mancha, de gotas hecha. El perro suda la muerte.

Juan se mueve, torpe, por poco si cae. Renquea ridículo y su culo cagón al mampuesto ribazo acerca. Ahí se queda, parao, con los ojos enormes, con la boca franca, para que se cuelen las moscas, negras y azules, mirando al perro, rebuscando al muerto, dejando caer las gotas de aceite de la tarde espesa de muerte y peste.

Pasmao, enseñando los dientes, con las moscas que entran, con las gotas que caen, con la tarde que pasa, con las chicharras que callan.

– ¿Colgao?

Juan, no quiere que se lo coman las moscas. Pero ya han empezao. Sacude las manos, blancas y blandas y a las moscas, azules y verdes, no espanta.

El esparto, reseco, lo arranca de cuajo del hambre y la miseria. Ya  no es uno ni perro,  no es polvo ni humo, ahora no es nada y está en todo. Es un hedor que penetra y expande, se difumina y disipa…se funde en el tiempo marrón, estanco, de horas sin sangre.

El obtuso de Juan se deja llevar por la desidia, la mirada en blanco, se lo comen las moscas, la modorra le puede. Por un instante se derrite y disuelve, se diluye. Juan, el tonto, el bobo, se extingue, no está.

Las moscas vuelan azules, las chicharras vibran invisibles y la tarde cae como una pasta roja de mugre y aire con olor a perro y a muerto.

– Esto es lo que veo, desde donde estoy colgao.

17 Comentarios a “261- El perro. Por Anquises”

  1. Asesino de Morfeo dice:

    Te esperamos por la vieja bodega. ¡Fiesta!

  2. Pigmalión dice:

    Anquises:

    Y yo tenía tu relato entre los treinta, más o menos, que me quedan por leer. ¡Vaya sorpresa! No voy a hablar de la podredumbre ni del olor a muerte, de eso ya te han hablado y bien, muy bien. Voy hablar, cómo decirlo, de la palabra, de tu palabra: esto es literatura, es un texto muy literario: abundancia de adjetivación ( parejas de dos y hasta de tres adjetivos); enumeraciones, anáforas, paralelismo sintáctico o ambas a la vez…,etc. ¡En fin! Quė más puedo decir: que es una historia hecha con palabras y para la palabra; que tu amor a la palabra ha conseguido hacer poesía de lo sórdido y maloliente, y que es un honor para mí que a un «poeta» como tú le haya gustado mi pequeño relato.

    ¡Ah!, Se me olvidaba: ¡Tú, sí que vales!

  3. Anquises dice:

    Me quedo sin palabras, Lovecraft. Viniendo de alguien a quien admiro, tus elogios son mucho más de lo que podía esperar al presentar mi relato. Me gusta leer y también escribir, pero de ahí a lo que tú dices va un trecho muy grande.
    Al final, yo tampoco sé qué es lo más importante, supongo que expresarse y poder llegar al lector. Como tú dices mi llegada va a ser minoritaria. Para mí era ya un éxito haber escrito el relato, que llegue a unas pocas mentes interesadas por lo literario y artístico es un regalo. Como el que tú me has hecho con tu comentario.

    Ahora sí te deseo suerte, no en la literatura (como ya te dije creo que no la necesitas), te la deseo en todo lo demás.

  4. Lovecraft dice:

    Intentaré ser sincero, así que no pienses que mi opinión está influenciada por tu elogioso comentario a mi relato. Dicen que Camilo José

    Cela inauguró con su «Pascual Duarte» el género que luego llamaron tremendismo. Puede que sí, puede que no. De lo que estoy casi convencido

    es de que si el Cela de aquellos entonces pudiese leer tu relato, como poco habría esbozado una sonrisa cómplice, aunque no lo quisiera

    reconocer en público.

    Lo destacable de tu relato no es lo repulsivo de la situación física que describes; eso es pura anécdota, por mucho que pueda impresionar a

    a los estómagos más sensibles. Lo que de verdad sobresale, pese a la brevedad de tu texto, y por encima de la anécdota que relatas (sí, al

    igual que mi Waterloo, tú relato «no dice nada») es la perfección del fraseo, la elocuencia de las metáforas, lo descarnado de las

    descripciones, la poesía que se esconde en esa forma de describir la corrupción y la sordidez que acompañan a la muerte. Sobre esta

    dicotomía podríamos estar discutiendo hasta que nos doliesen las muelas: ¿qué importa más? ¿Lo que se cuenta o cómo se cuenta? Nunca

    llegaremos a un acuerdo, pero en tu caso, el «cómo se cuenta» es mérito suficiente para acaparar todos los premios que en este certámen

    salen a concurso. Te lo dice alguien que no entiende un pijo de literatura (¡vaya, ya he delatado mi procedencia geográfica1). Si te lo

    dijese un entendido, no quiero ni contarte…

    En fin, Anquises, ya te dije que intentaría ser sincero. Perdóname si te digo que con tu relato no llegarás a mucho en este certámen (tengo

    ya cinco años de experiencia, sé lo que digo), pero si perserveras en esta afición con la misma calidad y la misma destreza que nos has

    regalado en tu «El Perro», dentro de pocos años podré ufanarme de haber vaticinado el nacimiento de un escritor de renombre.

    Suerte… Escritor…

  5. Anquises dice:

    jazzmina:

    No buscaba la belleza, desde luego. Todo, incluido el lenguaje, el tono…, está al servicio de transmitir unas sensaciones, fuertes, rotundas. Coger al lector, casi por la fuerza y meterlo dentro del desagradable tiempo y espacio elegidos. Si lo he conseguido o no, eso es otro tema.
    Reflexionando un poco,me gusta la ciencia tanto como la literatura o al revés, puede que este relato sea un experimento y espere ver como reaccionan los lectores.
    En cualquier caso te agradezco enormemente tu lectura y comentario. En cuanto pueda me pasaré por tu relato.

  6. jazzmina dice:

    Es curioso porque un relato grosero (tosco, burdo…) contiene un tono poético en algunos párrafos, como si contuviera pequeñas estrofas, y eso le diera una cierta plasticidad. Todo gira en torno a Juan, que es tonto, grotesco, bobo, cagón…, pero que lo mismo puede ser un vecino que Juan el Bautista o Juan Carlos…En fin, algo más ya me gustaría saber, Anquises, pero eso te lo han dicho todos.
    Suerte

  7. Anquises dice:

    Gracias a todos los que os habeís detenido a leer últimamente mi relato y especialmente a los que me han dejado un comentario.
    Parece que algunos encuentran algo de mérito en mi escritura y elogian mi atrevimiento, eso si que es valentía.
    Por lo menos en mi caso, escribir es buscar un punto más de comunicación con los demás, siempre de algún modo incompleta. Hay tantas cosas que comunicar, tantas ya comunicadas, y tan bien comunicadas. El ejemplo más cercano es este certamen.
    Escribí el relato porque me lo pidío el cuerpo una calurosa tarde de julio. Lo presenté porque quería comunicarme. Tras el perro muerto, tras la tarde que pasa, con sus hedores y colores, está también el resto del universo, como en el resto de relatos. Un fragmento poco agradable, incluso poco importante, no muy bien descrito, pero es lo que supe hacer para captar la atención de algunos, aunque sea en segunda ronda, y pasar un rato haciéndonos preguntas.
    Saludos y Suerte a todos.

  8. Dies Irae dice:

    Saludos, Anquises.

    En la segunda ronda de lecturas he podido detenerme más en tu relato. Reconozco que, a la primera, salí huyendo en busca de aire limpio.

    Eres valiente. Escribir algo tan sórdido, que provoca tanto rechazo en el lector, sin un margen para… para nada, sin margen, es una apuesta muy arriesgada. Pero como aficionada juntaletras, éste es el ejercicio: saber qué es lo que provoca el espanto, porque no es sólo el tonto de baba y el perro muerto (que ya dan de sí lo suyo); ver cómo lo narras, con qué ritmos, dónde, cuáles son los adjetivos. Encontrar las palabras, las frases cortas hiladas con comas, como moscas alrededor del cadáver. Ver el reflejo de lo que cuentas en la escritura, detenerse en las frases retorcidas, en la tarde verde de aceite, roja de mugre.

    Buen trabajo, felicitaciones.

  9. elbuenamigo dice:

    Parece que huele un poco mal por aquí.

    Que tengas mucha suerte, pero no sé si….

  10. rulfo dice:

    Desde luego, Anquises, si lo que querías era, como tú mismo dices, que diera asco, remover el estómago y quizá alguna conciencia, seguro que lo has logrado. Pero, ¿por qué? Por los perros colgaos, por los que se mueren de hambre, porque la tarde es una pasta verde, espesa y con olor a resina. O, simplemente, por ver si el personal despierta del letargo.
    Suerte Anquises

  11. El asesino de Morfeo dice:

    Lo menos que podía hacer, despues de tu amable visita, era devolvértela y leer tu relato, saltándome algunos que aún no he llegado a leer..somos tantos y el tiempo escaso.
    En fin, que yo venía en plan cortés y me encuentro con ésto…¡Ole tus cojones! por aquí va a haber mucho personal al que se le revuelvan las tripas pero a mi me ha encantado: porque está muy bien escrito, porque me has arrastrado hasta la podredumbre sin miramiento y sin escapatoria, fascinado por tu descripción perfecta del sudor de la muerte. Es cierto que la cuartilla en la que has escrito está arrugada y sucia; seguro que hasta huele mal…pero no importa, está tapado el olor por el aroma de la buena literatura.
    Te dejo mis diez estrellas para que enmascaren la pútrida envidia que te tengo.

  12. Anquises dice:

    Gracia por el comentario Hóskar.
    Por un momento he pensado pedir perdón, pero no, realmente quería que mi relato diera asco para remover un poco el estomago y tal vez alguna conciencia.

    Saludos,

  13. Hóskar-wild is back dice:

    Voy ahora mismo a hacerme un buen café para que se me quite el sabor a larva que se me ha quedado bajo la lengua. Luego me ducharé para eliminar el olor pastoso a perro muerto. No sé si aún así lograré librarme de esta sensación tan agobiante. ¡Qué capacidad para transmitir! Suerte.

  14. lamari dice:

    Nada de hacerme daño padre de Eneas( según cotilleo tuvo usted otro rollete y fue padre de nuevo jejeje).Todo en la literatura no es melaza, la vida misma no lo es y ese protagonista forma parte del gran teatro de la vida.Pasa que andan apartados en psiquiátricos o deambulando por las ciudades.Pero algunos se los comen las moscas y vovemos la mirada para no ver nuestra propia vulnerabilidad como ser humano.

    Uyyy qué cosas más raras he puesto.

    Buenos días

  15. Anquises dice:

    Gracias por tu comentario y tu agudeza, lamari.
    Seguro que tienes razón. Pero me he atrevido a encontrar desprevenido y desprotegido al lector, e intentar golpearlo en la nariz, sólo un petit coup de nez.
    Espero no haberte hecho daño, al menos no mucho. Y me alegro de haber compartido contigo unas pocas sensaciones aunque algunas no sean del todo agradables.

    El padre de Eneas te desea salud y literatura.

  16. lamari dice:

    Hola Anquises, hijo de Capis.
    Debería hacer hecho una advertencia al público porque puede herir la sensibilidad de algún que otro lector.Yo he podido llegar hasta el final porque no suelo desayunar y porque mi estómago ya está adiestrado a ciertas imágenes grotescas, pero este relato debería ir acompañado de un «kit de supervivencia» compuesto por:

    Guantes de látex, nitrilo o neopreno.
    Protectores oculares de adaptación hermética.
    Mascarilla de alta protección con filtro de carbono marca 3M.
    Bata de un sólo uso y delantal.

    Vicks Vaporub( se pone dos barritas como si fueran velitas de mocos debajo de cada agujero de la naríz)

    Y un frasco de Raid en aerosol.

    Después de mi humilde consejo decirle que consigue que llegue al lector esas imágenes y olores.Eso es más bueno que malo.Tómelo de esa forma please.

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©Joaquin Zamora. Fotógrafo oficial de Canal Literatura

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