Para mí escribir es un enamoramiento. El escritor tiene una idea, se enamora de ella y trata de ponerla en papel con las palabras adecuadas para que en otro lugar, y tal vez en otro tiempo, un lector se enamore igual que se enamoró él.
- ¿Cuéntenos los recuerdos de su infancia, como se introdujo en los cuentos y quien le contó las primeras historias?
Mi padre –ama de casa- y mi padre –marino mercante- eran los dos, a su manera, grandes contadores de historias, de películas sobre todo. Ellos me metieron en la sangre la pasión por las historias, por el cine y los libros. Y con ellos descubrí que la mirada de un narrador es lo más importante que este tiene. Recuerdo que mi madre contaba “Doctor Zhivago” (la película) en versión muy reducida, minimalista. Y en cambio la versión de mi padre se demoraba en todo, era más larga que la propia versión de David Lean. Así comprendí que cada narrador es su mirada, y no otra cosa.
- ¿Cómo llegó a sus manos el primer libro? Díganos un título que le dejara una impronta en su juventud.
El cine llevó a los tebeos y estos a los libros. No recuerdo el primero, pero sé que fueron esenciales London, Verne, Stevenson… Los mismos que nos han marcado a todos. Con quince años leí dos novelas largas y para adultos, “Lord Jim” (Conrad) y “Por quien doblan las campanas” (Hemingway), y me sentí muy orgulloso de haber leído todas aquellas páginas. Por esa época leí también “Ficciones” de Borges, y quedé prendado. Creo que ese fue mi libro de transición a la edad adulta.
- Qué relación tiene con Internet. ¿Cómo concibe el ciberespacio?
Me interesa mucho. Como creador que se inspira, como escritor que busca promocionarse, como lector, como usuario… Creo que abre un mundo nuevo.
Es una herramienta que aún no explotamos en todas sus posibilidades, y por supuesto ha revolucionado o está revolucionando el mercado editorial. Ya nada es igual a como era hace diez años.
- ¿Qué opina de la Red y de esta como soporte literario? ¿Qué cree que debe competir, el soporte o el contenido?
Lo esencial, lo literario, es el contenido. “Crimen y castigo” es “Crimen y castigo” en papel y en una pantalla. Los que ya tenemos algunos años, sin embargo, no somos aún capaces de disfrutar de la lectura en pantalla (yo no puedo leer cómodamente, por ejemplo) y, además, mantenemos el fetichismo por el objeto libro. Pero lo principal es que haya un puente entre el escritor y el lector. Ese puente puede ser el papel, y también la Red.
- Tiene dos premios importantes con “Cielo abajo” una novela de dirigida al público más joven. ¿Qué diferencias nos puede señalar entre una historia dirigida al público joven o el adulto?
Es importante no hacer ninguna. Mis tres primeras novelas juveniles tienen el problema de intentar dirigirme a los jóvenes como si fueran lectores diferentes. Un escritor debe contar la historia que tiene en la cabeza y punto. El éxito de “Cielo abajo” entre los lectores jóvenes, igual que el éxito de “Zara y el librero de Bagdad” o “El silencio se mueve” proviene de que hablo a los jóvenes de tú a tú.
- ¿Qué aporta al individuo el dominio del lenguaje y la dialéctica?
Todo. Un individuo que utiliza la palabra (entendiendo por palabra lenguaje, dialéctica, comunicación…) tiene más posibilidades de alcanzar la serenidad. Ni más ni menos.
- Aparte de aprender y recrear otros mundos ¿Qué más le aporta la lectura?
Cada vez me resulta más difícil encontrar una novela que me interese. Se me caen de las manos casi todas. Pero cuando aparece una buena, renace aquella vieja fascinación de la juventud. La buena literatura, o la literatura que logra conmoverme a mí, me devuelve la juventud por unos momentos. Me devuelve la inocencia.
- Su primera intención fue dedicarse al cine, que en cierto modo es otra forma de contar historias. ¿Cómo fue el tránsito a la novela?
Entre casual y natural. Durante años intenté dedicarme al cine. Monté una productora de vídeo que fracasó, escribí guiones y argumentos que nadie leyó… Un día se me ocurrió dar a uno de esos argumentos la forma de relato. El relato creció, salió una novela –“La luz prodigiosa”- que ganó el Premio Ciudad de Barbastro, eso me animó a continuar por ese camino y todo me comenzó a ir bien. Era como si los libros me resarcieran de todos los sinsabores del cine. Curiosamente, luego se hizo la versión cinematográfica de “La luz prodigiosa”. Y ahora hay otras dos películas en marcha sobre novelas mías. Me gustaría dirigir una película, e incluso tengo la idea, pero me da mucha pereza.
- Háblenos del lector (recreador) y lo que debe significar para un creador.
El lector es la mirada que se encuentra con la mirada del escritor al otro lado del puente que es el libro. Sin el lector, aunque jamás lleguemos a conocerlo en persona, la comunicación que imprescindiblemente necesita el hecho de escribir no existe. El lector es esencial.
- Usted es editor también. Nuestra comunidad está formada básicamente por escritores noveles a los que interesa fundamentalmente el proceso por el que se llega a publicar ¿Por qué es tan difícil llegar a las editoriales?
Es difícil pero no imposible. Creo que la competencia es enorme, hay muchísimas personas que escriben y quieren publicar, y eso lo hace más difícil. Pero pienso que un buen texto, un gran texto, acaba por tener antes o después su oportunidad. Por supuesto, ayuda mucho tener algún contacto en el mundo editorial. Y creo que ahora las mejores oportunidades están en los sellos independientes, pequeños, que están muy atentos a los escritores nuevos de calidad. Pienso, en los últimos tiempos, Patricia Esteban Erlés o en Jon Bilbao, escritores de enorme talento que afloran sin que nada lo pueda evitar. Pero apuntan meticulosamente a la diana: sus textos están muy trabajados, son de gran calidad. Creo que eso es, ante todo, lo que debe hacer el autor. Eso, y tener un resquicio por el que colarse en la mercado editorial.
“Todo está cambiando, la Red lo varía todo, abre conceptos nuevos, pulveriza estructuras que llevaban décadas sólidamente instaladas.”
- ¿Cómo ve el futuro editorial su adaptación fuera y dentro de la RED?
He utilizado antes la palabra revolución, y la vuelvo a utilizar. Todo está cambiando, la Red lo varía todo, abre conceptos nuevos, pulveriza estructuras que llevaban décadas sólidamente instaladas. Soy de los que cree que hay que esperar y observar, y estar muy atento a los trenes que pasan a nuestro lado a gran velocidad. Un escritor conservador, desdeñoso de la Red, puede ver disuelta sin remedio su carrera y sus logros.
- ¿Qué opina de la (*) Literatura digital, Los nuevos formatos de creación y los nuevos soportes de lectura?
Más o menos está respondido en las anteriores respuestas. Sé que todo ello está ya aquí, es una realidad imparable, y hay que adaptarse con inteligencia, humildad y, por qué no, ilusión. Es la clave para seguir adelante, en mi opinión.
- ¿A que aspira como escritor? Y ¿Cómo persona?
Como escritor, me gustaría escribir algún día un libro bueno del que me sintiera orgulloso pasados los años. Como persona, aspiro a la serenidad. Como todo el mundo.
- ¿Cuáles son sus escritores preferidos o más importantes para usted?
Los citados antes de mi juventud me siguen interesando o, como mínimo, les sigo teniendo gran cariño. Ahora voy cambiando de escritor favorito cada año, más o menos. Últimamente me interesa Cormac McCarthy, también Doctorow. Poco más, casi todos los libros acaban por despertarme una sensación de rutina, es terrible, una pesadilla. Por eso cuando encuentro algo que me estimula lo devoro, y acabo por hartarme. ¡Así somos los seres humanos!
- Háblenos de su último libro “Todo el amor y casi toda la muerte”.
Es una novela en la que relato una experiencia que viví realmente con fantasmas, fantasmas femeninos. Una pesadilla de terror que me llevó al psicoanálisis, a luchar contra los fantasmas, y a derrotarlos mediante la escritura de este libro. Es un libro maldito, vencí a los espectros que me amenazaban pero quedé exhausto, incapaz de poner en pie otra historia, y así sigo de momento.
- ¿Un mensaje para todos aquellos que se inician en el arte de contar historias y que participarán en el VIII Certamen de Narrativa Breve que usted va a presidir?
Creo que quien tiene algo que contar, y lo cuenta con honestidad y rigor, acaba por triunfar. El escritor debe buscar dentro de sí, muy hondo, para hallar cosas nuevas que narrar.