No puedo decirte, no puedo hablarte. Me has condenado al silencio, y yo lo acepto. Me estoy ahogando, ¿no ves? me voy hundiendo. Y aunque siempre a oscuras, no lo veo negro. Aquí donde está mi recuerdo, aquí, te llevo dentro. Que cuando yo hablo, me callo en silencio. ...
Leer másLa muerte y el olvido son pareja de lecho, amantes sin tregua que devoran fuegos y escupen fracasos. Bocados de la memoria que inerte páramo respira. Bocanadas de humo y brumas desiertas. Ausencias, que plenas, llenan el todo y la parte. Vidas mancas que sin eje giran y se paran. Metas negras, caminos bacheados, grietas en la identidad. Monstruo que devora el tiempo, y el presente, porque ya no tiene pasado donde echar raíces. Porque todo ha muerto y todo se ha...
Leer másHoy voy a ser yo esa pluma que escriba sobre tu cuerpo. Comenzando por tu frente y en la senda hasta tu cuello, voy a dejar un romance, espinelas y sonetos. Bajaré poquito a poco, por el negro de tu pelo y en tus ojos color miel, he de dejar serventesios. Convertiré en color blanco, el dorado tan intenso, que tu cuero va prestando, haciendo un segundo eterno y estas rimas en tus poros, harán el momento nuestro. Sigue mi pluma valiente, por tu rostro descendiendo y hace un descanso en tu boca, brasas puras del infierno, para dejar en tus labios, caricias de dos tercetos encadenados que duermen, abrazados a tus besos. Siguen bajando mis rimas, por el cañón de tus pechos y cruzando una llanura, en tu ombligo se perdieron. Tan solo les queda un palmo, por descubrir ese cielo, que es el vergel de tu limbo, un oasis del desierto, para encontrarse con Venus, pues en su monte durmiendo, hace de él, vivo volcán, presta llama del averno y en su lava quedará de cenizas un cuarteto. A partir de este lugar, se separa en dos senderos, este papel verjurado, de suave color trigueño. Son tus muslos los que anhelan, que quede en ellos mi celo, impreso con ese ritmo, que da mi pluma a tu aliento. Marca el final del camino, que comenzó en tu cabello, tu ante pierna y sus tobillos, que sirven como granero, dando al caminar descanso y descanso a este deseo, que tiene mi brava tinta de estremecerse en tu cuerpo. Acabose este romance, rendido en tus pies traviesos, no se encuentran ya coplillas, ni liras, ni los quintetos, tan solo quedó el poeta y tu cuerpo con sus versos. ...
Leer másClaro que lo recuerdo, por supuesto. Estabas tan hermosa aquella noche. Íbamos disfrazados con las mejores galas (era fiesta, ¿te acuerdas?) Te miré lentamente, lo recuerdo (eso sí que lo recuerdo bien). Empecé por los pies y subí poco a poco, como si acariciara las curvas que tu ropa marcaba y escondía. Tú sentiste el deseo (me parece) y no te disgustaba. Luego llegué a tus labios maquillados de rojo. Sonreí, y te miré a los ojos, torciendo la cabeza, como suelo. Tú también sonreíste, por supuesto. Recuerdo tu sonrisa, con la cara traviesa que te aporta ese diente torcido. Claro que lo recuerdo, y esa imagen, en las horas más tristes, en esas horas, sí, me reconcilian con el joven que fui, contigo, cuando nos enfadamos, con los sueños perdidos, no sé dónde. Y ese recuerdo, digo, me reconcilia, por qué no, con el mundo. ...
Leer másAcaríciame como agua de lluvia chispeando el alma dolorida derramando el día que comienza empapando el tuétano de vida. Acaríciame con tacto, con querencia como pintor al lienzo que emborrona, como la madre que amamanta y nutre de esperanza la existencia. Famélico vago, vestido de añoranza, en este terrenal destino emponzoñado esperando ese calor que me redima. A mis recuerdos, la fe no alcanza. Acaríciame, devuélveme la primavera. ...
Leer másHace mucho que no creo en las enumeraciones en las sucesiones de imágenes repetidas ya no atiendo los teléfonos rojos ni la estela descendente de la torpeza macroeconómica No entiendo de vocablos grandilocuentes incomprensibles para los gorriones y las gaviotas no escucho a los muñecos de cartón ni reconozco la nueva geografía del globo Hace tiempo que aprecio mucho la tersura que me queda en la piel desnuda el cimbreo del viento en las mejillas mi obsesiva manía por hacer acopio de ternura los incisivos y las uñas para arrancar esa corteza que el tiempo escupe a la vida Ahora atesoro en una caja de zapatos las primeras manos y los últimos besos los fluidos de la música que se derraman como una gota de lluvia perdida en el mar un mar que no existiría sin la gota Desde la nada levanto mis madrugadas y recojo las ruinas azules de las tardes a veces, hasta esparzo la hojarasca de la ausencia sobre mi permanente incertidumbre frente al dogma Sí, quise ir en todo hasta la esencia atrapar al vuelo una vida inesperada llenar de luz los calendarios yermos cortar de raíz todos los muros Pero solo aprendí a saber estar entre mis huesos a acostumbrarme a caminar sobre un espejo con un implacable letargo de desencanto y silencio aprendí a perderlo todo en la neblina de un recuerdo Me rendí a la corriente de los días a las dinámicas que la noche atraviesan hasta que supe, al fin comprendí el motivo de mis leves horas, de mis torpes pasos de todas mis victorias y fracasos Las manos que manejan las palabras son invisibles la muerte jamás podrá cortar el hilo inconcluso que las gobierna Las campanas ya no me erizan la memoria ahora, solo sueño con hacer soñar....
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