Cual mantel de una mesa palaciega
y el primor de unas manos refinadas,
muestras hoy las delicias más variadas
que colmarán la gazuza, casi fea.
Socialmente, así se contradice
en aras de una ética raquítica;
librando una ofensiva casi pírrica
en vez de dar auxilio que cotice.
Es pues honesto reconocer
que churras y merinas, si se enredan,
darán mestizos que quizá procedan
a errar en el hambre y el comer.
Llena tu mesa de tesoros;
aquellos que tu amor dentro conserva;
sé, esa preciosa cierva
que amamanta con ternura a sus cachorros.