Cinismo. Por Acuarela

Cinismo. Por Acuarela

No me enciendan la luz. Asesino ahora al último cinismo, ése que me bebí sin pausas. Lo tengo atrapado entre el espacio superior derecho de mi lengua y el frente de mi paladar. Hubo una vez que lo deslicé sobre mis papilas, degustando, disfrutando cada uno de sus resabios. Mi cerebro emitía órdenes agridulces y exóticas, pero nunca permití que pasara por mi faringe.

Los sabores se establecen en la memoria siempre que permitimos esa evocación perseverante. Una vez que deglutimos la sustancia, de no ser agradable, pasa al olvido.

En esta oscuridad, analizo a qué sabe el cinismo. Se me hace indefinido pero, aún así, reconocido en otros tiempos pasados.

En esta cata morbosa, se me antoja masticarle, aunque no sea sólido, quizás con la intención malsana de desintegrarle por completo.

La cavidad bucal sabe distinguir entre venenos y elíxires. Ahora de tanto triturarlo, la mía aburre los instintos y finge la malicia.

Sería prudente que no enciendan la luz. Llegó la hora de escupirlo.

Acuarela

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…bordeando azules bajo la llovizna.

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