Con los cinco sentidos. Por Elena Marqués

… Y a medida que se alejen, el sonido del río se hará más pequeño, y el murmullo de hojas recibiendo el otoño les hará comprender que aquel verano, de paseos entre robles y baños en la poza, pervivirá por siempre en su retina.

Desde el coche aún vuelven la cabeza. Una nube se cierne sobre el valle, ocultándolo al ojo de quien no lo conoce. Ya no huele ni a enebro ni a gayuba (ni a polkas, ni a palucos, ni a quesada).

Esa noche, soñarán con el huerto de calabacines gigantescos, los carriles de tierra sembrados de babosas, el silbo azul de las libélulas y el arco iris en la cabellera de la catarata. Y, cuando vuelvan al colegio y la maestra, añorante de sus propias vacaciones, les haga redactar algunas líneas, los niños pintarán con añoranza un rebaño de ovejas y el tacto irresistible de la brisa.

Elena Marqués

Blog de la autora

Montañas de asfalto.

9 comentarios:

  1. No puede ser más bello, más tierno, más sencillo. Y, por supuesto, no puede ser más sugerente. Imposible: está hecho con los cinco sentidos.

    Elena, una gozada leerte. Enhorabuena y un beso.

  2. Sí, Clara: lo vemos, lo olemos, lo saboreamos, lo sentimos, lo escuchamos…así es lo que escribe Elena. Un auténtico lujo para todos nuestros sentidos.

  3. Manuel de Mágina

    Huele primorosamente a vacaciones, a nostalgia.

  4. Gracias, amigos. Huele a nostalgia, sí, y sabe a despedida. Es lo que me invade cuando, cada año, bajo el puerto de Palombera y dejo atrás el verano pensando, por qué no, que puede ser el último.
    Muchos besos a todos.

  5. Elena, pones arcoiris en las cataratas, y en los sentidos de quién tiene la suerte de leerte.

    Te admiro siempre en todo, y esta vez, desde la emoción, muy particularmente.

    Es precioso.

  6. Elena no pasa un dia en que cuando leo tus escritos, no me emocione, sigue dandome esa chispa cada dia. Te quiero.

  7. ¿Cómo que no? No sé Don Ramón, pero el mío no era pródigo en halagos. El día que me hizo uno, fui la persona más feliz del mundo. Venía de un hombre inteligente e íntegro, y podía estar segura de que era sincero. Como si no fuera yo su hija, vamos… Sigue dándole motivos y haciéndonos (toma gerundios encadenados) felices a todos, Elena.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *