Condiciones para un despertar amante. Por Segismundo Fernández Tizón

Me volveré susurro,
lo tengo decidido. En tu homenaje
seré la brisa leve que no existe,
pero que alegra, que moja y que ilusiona.

Me volveré sonrisa
aun cuando todo duela en este mundo,
cuando troncen los tallos de tus flores
y las manos tendidas se hagan puños.

Me volveré muralla,
no para separarte de la vida,
sino para salvarte de la muerte
que te visita en traje de cariño.

En fin… he de volverme
tantas cosas por ti, que en la mañana
has de notar mi amor enmascarado
cuando no diga más que… buenos días.

 

Segismundo Fernández Tizón

condiciones para un despertar amante

8 comentarios:

  1. Siempre el punto exacto entre el dolor, el amor y la ternura. Así es la vida, al fin.
    Hermoso.

    • Gracias, amiga, pero yo (lo siento, iba para mosca cojonera pero me quedé en humano…) creo que la vida es cualquier cosa menos un punto exacto… un desbarajuste de vivencias mal ordenadas, un despropósito con pinceladas de cielos azules, una sonrisa a la que le falta un diente. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que sólo quedan dos caminos: o quejarte del viaje, o intentar sacarle el mejor partido. Y eso para mí es la vida… intentar que sea un viaje agradable. Y para eso hacen falta cosas como lo que has visto… el dolor para recordarnos que hay cosas que superar, el amor para superarlas, y la ternura para ayudar a otros a superar sus piedras en el camino. Y olé.

  2. Agridulce como el amor silenciado, y muy hermoso.

    Un abrazo fortísimo Segis.

    • Muchas gracias, mi buena amiga… Pero un día llegará el ansiado grito de amor a los cuatro vientos, y ese día os sugiero que os apartéis o que os cubráis, porque saldrá tanto de esta humilde plumilla que me van a quedar los brazos inservibles para uno o dos lustros… y vosotros que lo veáis. Amén.

  3. María Dueñas

    Esos buenos días son capaces de llenar el alma, un alma en ocasiones oscuras que sólo tú sabes iluminar. Gracias

    • María, a veces el alma está tan llena de cosas (buenas y malas) que un buenos días no es suficiente, y son necesarios muchos y variados buenos días para combatir la pesadez del alma, y hacerla tan ligera y feliz como nos han enseñado a pensar que es. Es curioso que digas que puedo iluminar almas oscuras, porque a veces he sentido que la más oscura es la que ahora te escribe; pero luego recuerdo que todos, en mayor o menor medida, nos ocultamos tras una careta para que la gente que queremos no sufra al vernos sufrir, y entonces comprendo que un alma con oscuridades pueda dar luz a otras. Pero tengo una gran noticia… llega el tiempo de quitarse las caretas y ser feliz. Es a lo que venimos… el viaje que comentaba a Dies Irae. Asi queee… un, dosss, tresss… un pasito p’alantee, Maríaaa, un, dos tres, un pasito p’at… no, para atrás ni uno solo. ni para tomar carrerilla!.

      Y no me des las gracias… es un placer encontrarse con frases que encierran tanto como lo que tú has puesto. Gracias a ti, María. Besos.

  4. Elena Marqués

    Cambio todo por tu susurro, tu sonrisa y tus buenos días; que no es amor enmascarado, sino verdadero. Como tu poesía.
    Siempre es emocionante leerte. Tus versos son hermosos (y susurran, y pocas veces sonríen). Pero hay días es que lo son aún más.
    Gracias por tus versos.
    Muchos besos.

    • Bienvenidos todos al mundo al revés, a ese universo paralelo donde una escritora cuya valía sólo puede igualar su calidad humana, es capaz de felicitar y halagar a un aprendiz eterno de este camino agridulce (Amelia, te lo robo, jeje) de las letras. No creo merecer tanto, aunque no niego que me comienza a cosquillear el tuétano cuando me decís mentirijillas tan agradables… así que prometo seguir provocando esos comentarios, aunque debo decir, amiga Elena, ese gran y elaborado argumento que dice… » ¡y tú MÁS!»

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