Desde la mar y el viento. Por Juan A. Galisteo Luque

Desde la mar y el viento

DESDE LA MAR Y EL VIENTO

Zenón de Somodevilla,
fiel Marqués de la Ensenada,
ministro y gran caballero
de la Orden de Calatrava;
¡líbrate de tanto celo!
¡de tanta corazonada!
que ya sufriste destierro
en la ciudad de Granada.
Líbrate de los conjuros,
de las más fieles miradas,
que la envidia y la ambición,
ya sus uñas acicala,
y se presta a la traición,
con una vileza insana.
Zenón de Somodevilla,
de nobleza cortesana,
secretario de la Guerra,
Marina e Indias lejanas;
del Tabaco y los millones,
de la Hacienda y sus finanzas,
juez privativo y notario
de aquellos reinos de España,
no desdeñes del inglés,
ni te decantes por Francia,
que ya se escuchan intrigas,
y van calando en las almas.
Honorario capitán
del Ejército y la Armada,
Orden del Toisón de oro
y de esa gran Cruz de Malta;
fiel secretario de Estado
con Barbara de Braganza,
¡medita tus decisiones!
¡llégate a la diplomacia!
que ha retirado la reina
su favor y su confianza.
Zenón de Somodevilla,
marqués en la aristocracia;
político y estadista;
católico por la gracia;
dicen que vas al destierro,
que has caído en la desgracia,
que todas tus ilusiones
¡pronto quedarán en nada!
Puerto de Santa María,
será tu lugar de estancia,
allí, pasarás un tiempo
en continua vigilancia;
hasta que Carlos III,
soberano que en Italia
fuera de las dos Sicilias,
muy pronto se coronara
rey de España por derecho,
y tu arresto levantara.
Zenón de Solmodevilla,
riojano de cuna y raza,
propulsor de la Marina,
en España y en la Habana.
No provoques al inglés,
en Belice y Nicaragua,
ni tampoco a Vilanova,
luso embajador que clama
conflictos en Paraguay,
contra hermandades cristianas;
que Huéscar y Carvajal,
diplomáticos de fama,
conocen tus intenciones,
y pronto darán la alarma.
Si Keene, fue quién te acusó,
fue Wall, quién te traicionara;
los dos consiguieron pruebas,
ordenes de guerra hallaban
firmadas bajo tu pluma,
sin permiso del monarca.
Zenón de Somodevilla,
gran Marqués de la Ensenada,
ministro y fiel secretario
con Barbara de Braganza,
¡Líbrate de tanta intriga!
¡de tanta corazonada!,
que ya sufriste destierro
en la ciudad de Granada.
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 Juan A. Galisteo Luque

Del poemario Versos y paisajes
Imagen: Gentileza de Fotos pixabay
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