Euforia-depresión: la espiral de la vida. Por Mar Solana

Ilustración de © Estefanía López.

 Ilustración de © Estefanía López

 

«La vida es una espiral…» decía Goya, el pintor, mientras hacía el gesto de enrollar algo con el dedo índice, al lado de su oreja. Ya adolecía de sordera cuando lo expresó por primera vez. Supongo que él, aunque solo de manera intuitiva, conocería cómo viaja el sonido hasta llegar a nuestro oído interno, cóclea o caracol. Oímos la voz, escuchamos al mundo, gracias a las milagrosas células que contiene esa espiral en su interior, que transforman la vibración del sonido en miles de impulsos nerviosos. Después, el cerebro (en gran parte) lo convierte en el molesto zumbido de una mosca, el «tic-tac» de un reloj, una palabra de amor o el «boom» de una granada de mano. Y quizás el alma le añada «color» al sonido. Lo perfecciona con sus pinceladas, desde los tonos más oscuros hasta los más luminosos. Por eso Goya, pese a no oír la vida, continuó pintándola…

Este señor, además de acuarelas, también derramó sabiduría sobre sus lienzos. Eso de la «línea recta» que nos contaron en el cole, durante la clase de biología, aquello de «el hombre nace, crece, se reproduce y muere», se ha quedado tan obsoleto como los pololos del oeste. Sí, Francisco, la vida es una espiral. Y podemos viajar desde el centro hacia fuera o desde el exterior hasta el mismo vórtice. Igual que las ondas sonoras o el oxígeno que respiramos: entran y salen, se concentran y expanden, suben y bajan…

La vida es una inmensa respiración, el mismo movimiento que se despliega en la espiral: hacia dentro-cogemos aire (inspiramos), hacia fuera-lo soltamos (espiramos). Si nos fijamos, nuestro mundo emocional responde también a estos ciclos, a momentos de convergencia o interiorización y a otros de dilatación o exteriorización. Estamos dentro, recogidos en nuestro interior, igual que los caracoles, pero con la muesca de la espiral en nuestras almas, conteniendo la respiración. Y, cuando nos sentimos preparados, salimos fuera, «sacamos los cuernecillos al sol» y soltamos lastre, todo el aire que hemos acumulado.

La vida es como el transitar de una noria. Unas veces permanecemos arriba, eufóricos, contemplando toda la panorámica y con acopio suficiente de fuerzas para soportar el dolor y las adversidades. Otras veces nos quedamos abajo, deprimidos, con nuestra energía vital inhibida o en reposo; esperando el siguiente ciclo de euforia.

La vida también se parece mucho a los prolegómenos de una tormenta, al aguacero y al despliegue de todos sus elementos, y a la paz que deja cuando ha pasado. Cuántas veces hemos experimentado un mal trago o vivido algún momento especialmente oscuro. El horizonte se torna plúmbeo y nuestro ánimo se salpica de nubes que ocultan la luz y la tibieza del sol.

Depresión-recogimiento-inspiración…

Y, de pronto, algo se encarga de truncar esa «falsa calma». Todo se desencadena y estalla el poder de los elementos. La fuerza de lo que ha permanecido concentrado se expande en toda su intensidad, las nubes explotan en generoso aguacero y los rayos y truenos enjuagan el cielo de densidad. Regresa el sosiego. Lo peor ya ha pasado. Volvemos a respirar entusiasmo. Quizás veamos un arcoíris…

Euforia-expansión-espiración… ¡Subiendo! ¡Up, up, up!

 

«(…) ¿Por qué este momento no puede durar para siempre?

Esta noche la eternidad es una puerta abierta,

… en cada aliento que tomo te respiro.

Euforia, para siempre, hasta el fin de los tiempos,

de ahora en adelante, solo tú y yo,

estamos subiendo, acercándonos…

Euforia, una eterna obra de arte

un amor latiendo dentro de mi corazón,

estamos subiendo, subiendo, subiendo…».

Estamos aquí, solos en nuestro universo,

somos libres, donde todo está permitido,

navegamos hacia el infinito,

estamos más altos, y más altos y más altos,

estamos alcanzando la divinidad.

Euforia, para siempre, hasta el fin de los tiempos,

de ahora en adelante, solo tú y yo,

estamos subiendo.

Letra en castellano de «Euphoria». Cantante: Loreen.

Palabras desde mi luna
Mar SolanaMar Solana

Blog de la autora
Colaboradora de Canal Literatura en la sección “Palabras desde mi luna”
marsolana@canal-literatura.com

8 comentarios:

  1. No sabía eso de Goya, obvio si conozco de sus pinturas famosas, pero siempre creo que un artista es un filósofo d ela vida…ya que la ve con otros ojos, desde la profundidad del ser conectado que se expone o trae a la luz a través de su arte, por la combinación del color, la forma , la palabra , el sonido, etc…
    acertada visión de ver el mundo , explicárselo para comprender la gloriosa oportunidad de vivir aquí y ahora …
    deberíamos siempre aprender a escucharnos, a sentirnos …recién tengo ese sonido en mi oreja que a pesar de ser constante no me molesta…sino es en una , es la otra…siento o pienso que me conecta a las vibraciones de la Tierra profunda (a veces) , otras muy lejanas…no quiero ponerme a cavilar mucho, porque sería un desespero y si vivo en esa euforia por el puro gozo de vivirlo y me sumo a ello en lo que hago…me quedo ensimismada en ese sonar eterno…de la Tierra y más allá…aunque a veces duela …pero eso es parte de todo el aprender…

    te dejo un gran abrazo y mi gratitud!

    • Hola, Meulen:

      Qué sorpresa verte por mi entrañable Café de Letras 😉
      Yo lo conozco por una peli que vi hace tiempo, ese gesto se me quedó muy grabado… Sí, los artistas aprenden a mirar el mundo de una manera mucho más profunda y especial; es un talento que está fuertemente imbricado en su Ser. Y aunque les falte un sentido físico nos capaces de «parir» cosas maravillosas; la historia del arte nos muestra algunas biografías de genios que, aún careciendo de un sentido principal como vista u oído, nos han dejado un legado único e irrepetible.
      Gracias por tomarte un cafelito con letras por aquí, Chilena. Un abrazo.

  2. Elena Marqués

    Pues sí. Vivimos en un continuo ciclo de euforia y depresión. Lo experimentamos a veces en un mismo día, en una mañana. Y son tantos los elementos, tanto internos como externos, que intervienen, que nos zarandean a veces sin entenderlo mucho, que habrá que aceptarlos.
    Así es la vida, una espiral en ocasiones amable, otras desesperante. Aprovechemos por igual ambas manifestaciones, aprendamos de ellas y a convivir con ellas. Total, no podemos sustraernos…
    Un abrazo, Mar. Me ha gustado montarme contigo en esta noria.

    • Hola, Elena:

      Es verdad, hay días un poco «locos» en los que los momentos de euforia y depresión se suceden en una espiral bastante ajena a nuestra voluntad (me temo que las señoras Hormonas Femeninas tienen mucho que ver 😉 )
      A mí me ha encantado verte en uno de mis Caballitos de Letras 😀

      Un abrazo, guapa.

  3. Rafael Borrás

    Yo no tengo hormonas femeninas pero a veces sí tengo muy mal café masculino. Solo bajo un ejercicio de sosegada autocrítica, sin maquillajes exculpatorios tan falsos como un billete de quince euros, podemos reconocer los altibajos emocionales y comérnoslos con patatas o con una lectura divertida o con un paseo por el parque. Nunca suele tener la culpa el prójimo próximo, por mucho que nos empeñemos.
    En fin, Mar, esa primavera que sarpulle la conciencia de prontos y arrebatos, de miradas huecas o lágrimas secas… De todo menos de sensatez y equilibrio.
    Un abrazo primaveral, vecina. Sigues muy bien timbrada de letra.

  4. ¡Mira que me cuesta imaginarle a usted con «mal café», mi querido don Borrás!
    Pero es que hay veces que… Sí, sí; lo se 😉 Aunque siempre es palmario de una mejor solución que las hormonas femeninas. Lo del «mal café», digo. Lo demás: las caretas, los altibajos emocionales, las miradas sin iris, las lágrimas secas y la labor consciente de reconocerlos, es otro cantar que a veces raspa el alma con sus notas disonantes y desafinadas. Solo la melodía de la sensatez y el equilibrio vuelve a poner la partitura en su sitio…

    Como ya le dije, me quedo con las patatas en tortilla (uhmmm), las lecturas y escrituras divertidas y los paseos por el parque con charla interesante incluyed 🙂

  5. Querida Mar, me ha gustado la imagen de la espiral. Hasta ahora siempre me había referido a esos cambios como ondulatorios, como una onda de sonido que según la frecuencia produce ondas más o menos cercanas (dia, semanas o años). Pero lo explicas muy bien sobre todo porque la onda parece un movimiento continuo y la espiral sin embargo creo que representa un resorte, un impulso.
    Muy interesante.
    Un abrazo

    • Sí, Brujita, la espiral es muy interesante en muchísimas culturas. Llevo años estudiándola, analizándola… Carl Jung lo considera un arquetipo de tiempos inmemoriales; es decir, que es un símbolo que siempre ha estado en la Naturaleza, con el Ser Humano. Si te fijas, la espiral está representada en muchos sitios: nuestro oído interno, los caracoles y caracolas 😉 los laberintos, símbolos de culturas antiguas, como la maya, en la galaxia, en corrientes de aire, borrascas, las ondas que hace el agua… Es infinita. Hace tiempo, comencé un artículo sobre todo esto. A ver si me animo y lo acabo 🙂
      Un beso grande para ti.

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