Evanescencia. Por Miguel Sánchez Robles

Evanescencia

Evanescencia

 

¿A dónde fue esa gente
que pasaba deprisa con relojes Tissot
por las calles más céntricas de todas las ciudades, 
en coches de gran cilindrada,
con abrigos de pieles y chaquetas de cheviot,
esa gente haciendo cola en los despachos de abogados
y en las salas del bótox y el oráculo,
esa gente que criaba princesas indefensas
y muchachitos rubios dormidos en sus casas,
esa gente viviendo en las mismas películas perfectas?
Pienso ahora en ellos,
en su sustancia trágica e irremediable.
¿A dónde iban,
qué buscaban,
en qué creían,
qué habrá sido de todos,
en qué lugar marchitaron después sus vidas de caoba,
todo el tiempo y la dicha
que les fue concedida en la Tierra?

 

Miguel Sánchez Robles

(El destrozado cielo de los charcos)

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