
La bolsa de la compra
Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
LuÃs Cernuda
Cada vez se acostaban menos pero las veces que lo hacÃa casi siempre eran de una manera concertada, aunque sin decirlo, sin palabras expresas, utilizando gestos, frases que sin decir decÃan. Con la sábana aun frÃa cubrÃan el pudor y era algo extraño, después de tantos años. Se habÃan visto desnudos cientos de veces, pero se cubrÃan con un recato incomprensible. HacÃan el amor desde la distancia, sin que ni uno ni otro estuviera allÃ. Él rebuscaba en su cabeza imágenes sugerentes que veÃa por ahà y le ayudaban a mantener los escasos minutos que durarÃa aquella coreografÃa mil veces repetida. Ella se entretenÃa en un pasado distinto y pensaba en cien cosas a la vez. Se abrazaban y en ese abrazo desmayado el cuerpo se le transformaba dejándola, por un momento, colgada de sà misma. Era cuestión de unos pocos minutos que todo terminara y con la habitación en una penumbra, continuaran su historia de idas y venidas, de listas de compras que se reproducen cada dÃa, de reuniones escolares y vacaciones que no llegaban nunca. Durante semanas fingÃan normalidad en un proyecto infinito en el que ninguno de los dos estaba seguro si creÃan. Pasaban los meses mezclando la resignación con las ganas, el amor con el descontento y los dÃas cayendo en un saco que remendaban como podÃan, con torpeza, y esperando algo que ninguno de los dos sabÃan lo que era.
 Anita Noire
La bolsa de la compra. Por Anita Noire,
1 comentario
Sonia
Maravilloso relato! me ha transportado la verdad, y también me ha hecho sonreÃr, quizás en plan cómplice, qué se yo…Enhorabuena!
26/09/2018