¿Melena o rasurado…? Por Anna Genovés

Hola, amigos y colaboradores de Canal Literatura. He estado mirando lo que podía dejaros y me he topado con este artículo de actualidad con una buena dosis de humor. Así que me he dicho: «A ver qué les parece a mis compañeros de batalla».

Espero que os agrade. Un beso grande, Anna.

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¿Melena o rasurado…?

He salido a realizar unas compras de última hora, y en el bar de la esquina –regentado actualmente por asiáticos y reconvertido en nido de chavalería fumeta; lo cual no está nada mal: sangre fresca— he escuchado una frase entre las Lolitas con el Moby-Dick rulando y las birras sobre la mesa que me ha llamado la atención.

La jovencilla del cabello al uno y los piercings por todos los agujeros de su rostro le decía a la tatuada: «Lo tíos rapados no molan». He estado a punto de decirle: «Criatura, ¿no te mola Fredrik L. Jungberg o Jason Statham? ¿Quizás Taye Diggs o Wentworth Miller?».

Este comentario es permisible cuando se trata de jerga entre jóvenes. En adultos, sobra. Cada vez es más frecuente que los hombres se queden sin cabello a una edad temprana. Las mujeres los seguimos de cerca. Teníamos que tener superada la alopecia, y, en vez de tomarnos Propecia, masajearnos con Minoxidil o ponernos extensiones, dejar que la naturaleza siguiera su curso. Pero a todos nos puede la vanidad.

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Las causas de la calvicie son variadas. Excluyendo las que contienen un factor patológico, ingesta medicamentosa, quimio…, los motivos son dispares. Por ejemplo la provocan  tanto la falta de vitaminas (sobre todo las del grupo B o K) como el exceso de las mismas (principalmente del grupo A) o la mala alimentación; el superávit de testosterona se ha señalado como otra de las raíces que la inducen. Del otro lado, los orígenes pueden fundamentarse en los cambios hormonales acentuados: andro o menopausia y postparto, entre otros. Pero también la genética puede ser una pieza clave en este cambio fisiológico del humano o quizás simplemente el estrés puro y duro produzca un deterioro anticipado de los folículos pilosos. Porque, nos guste o no, el estado anímico de la persona es siempre un factor a tener en cuenta.

Reseñaremos que la pérdida de cabello craneal no significa que suceda lo mismo en otras partes corporales. Los varones que sufren alopecia o incluso calvicie total, en ocasiones, poseen abundante vello corpóreo. Por etnias, por lo general, en la blanca prolifera la alopecia de manera más notoria; aunque haberlos, haylos en todas. Los registros históricos reflejan que nuestros ancestros eran más velludos. Quizás actualmente estemos asumiendo algo normal entre humanos, solo que, ahora, cuando existe un indicio de alopecia, uno se rapa la cabeza y se acabó el problema.

Hace años, no sucedía lo mismo, muchos hombres con alopecia utilizaban peluquines, peinado a modo de ensaimada, o incluso se pintaban las claras. Ante estos cambios sociales, no he podido evitar preguntarme: ¿sucederá lo mismo con las mujeres? Quiero decir: ¿al menor síntoma de calvicie nos afeitaremos la cabeza como los varones o seguiremos utilizando trucos para mantener nuestra melena? Llongueras dice que el cabello es el último adorno del hombre. No obstante, si caminamos hacia la igualdad de géneros, que las mujeres nos rasuráramos el cráneo no tendría que suponer ningún cisma traumático. De momento, es algo que está por ver. En la pantalla grande ya lo han hecho diversas actrices y no les sienta nada mal.

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Sea como fuere, parece que la raza humana apunte a un futuro en el que los cráneos,  e incluso el cuerpo, estarán libres de vello. En 2012 el diario sensacionalista británico The Sun publicó un artículo científico titulado «Cerebros más pequeños, más arrugas y menos dientes (… no se preocupen muchachos esto sucederá dentro de 1.000 años)» en el que incluyen este monstruoso retrato robot. En realidad desconozco hacia dónde evolucionaremos, pero creo que al epígrafe le faltan algunos ceros. Por lo demás, si las predicciones no fallan, seremos muy diferentes a la actualidad. Entre otras cosas más que asombrosas, parece que los humanos carecerán de vello. Al ver el dibujo he pensado: «Pero ¡qué guapos somos con o sin pelo! ¡Madre mía! De crionizarnos nada de nada. A ver si después de vagar dentro de una cápsula de hibernación por los siglos de los siglos…, nos despertamos y nos da un patatús».

1000 años Anna Genovés

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Bromas aparte, entre varones este problema está desapareciendo: existen muchos famosos pelones que triunfan como el Avecrem. Espero que dentro de poco suceda lo mismo con las damas. No es que desee quedarme alopécica, pero, a veces, estas fases son inevitables. Aceptar la calvicie es una forma de solidarizarse con las personas que la sufren.

©Anna Genovés

14/02/2016

anna

Valenciana de nacimiento y ecuménica de pensamiento. Tengo alma de poeta y mi corazón está tuerto. Funambulista de la vida, mis ojos ha visto innumerables historias y mis dedos han tecleado todo tipo de cuentos... Tantos como años tiene Caronte. Soy disléxica y disgráfica como John Irving, Roberto Bolaño, Wendy Wasserstein o Scott Fitzgerald... Y, millones de personas, a las que les cuesta aprender idiomas o confunden, por ejemplo, "niño" con "nicho". Pese a ello, tuve la suerte de ir a la universidad y licenciarme en Historia Antigua y Arqueología/Prehistoria. Colaboro en distintos medios digitales. Escribo cuando me inspiro y soy bloquera a ratos. He publicado dos novelas: Tinta amarga y Bovary 21. Habrá más: os lo aseguro. Van rulando por los cajones y me piden salir a la luz.

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