Nuevos Cuentos De Terror Para Niños. Por Mar Solana

Ilustración de © Estefanía López.

 

Nuevos Cuentos De Terror Para Niños

«Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada.»

Edmund Burke

 

A todos aquellos niños y jóvenes que, por desgracia, se han topado con la Bestia… Algunas son tan despiadadas y atroces que dejan a sus víctimas sin posibilidad de sepultura, y a sus familiares sumidos en un agónico e injusto sufrimiento de por vida. Sólo nos queda desear que sus hijos estén descansando en paz entre ángeles e insuflen a sus padres todo el coraje que necesitarán para cargar con la terrible cruz de su ausencia…

 

 

 

   Gabriel, el Pescaíto, tenía ocho años y quería ser de mayor biólogo marino. Se lo había dicho este verano muy bajito, casi en un susurro, a Dory y a Nemo que compartieron ola y risas con él. Pero una Bruja Mala, de esas que jamás usan la magia para curar sueños rotos o taponar llantos, una Bruja Mala de hacha en lugar de escoba y el alma infestada de verrugas, ha estrangulado su entusiasmo dejando un luto inolvidable por tierra y mar.

   Naiara Abigail tenía casi nueve años cuando un Monstruo la torturó hasta su muerte el pasado verano. Le quedaban tres meses para cumplir nueve y nadie habló de sus sueños. No fue un caso tan mediático como el del Pescaíto. Naiara tampoco tuvo un alias, era «la niña indefensa de Sabiñánigo maltratada hasta morir.» Pero es muy probable que ya hubiera imaginado el regalo de su próximo cumpleaños: una Tablet con juegos o quizás una camiseta súper chuli con Dory y Nemo estampados en su pecho, cerquita del corazón…

   Y a uno, con independencia de lo mediáticos que se quieran hacer los casos de Brujas, Monstruos y demás seres mefíticos y mefistofélicos, se le encoge el alma y enlentece el corazón, pump…, pump…, y luego nos toca achicar el dolor y toda la inundación de emociones para no quedarnos a la deriva o varados al albur de una apatía indecente y rastrera.

   Y van ya unos cuantos sumarios de ilusiones tronchadas igual que un hatajo de búfalos por campos de Girasoles… Sandra Palo fue una rosa pisoteada y quebrada por una manada de elefantes endemoniados. Y la aún desaparecida Marta del Castillo, que me inspiró «El Armario de los Sueños» 

   La lista es larga y se despliega a través de un sufrimiento tan interminable como innecesario. Desirée, Miriam y Antonia, las tres niñas de Alcásser, devoradas por dos Ogros… Olga Sangrador, Madeleine y Mari Luz, que confiaron en el Lobo de garras afiladas. Los hermanos Ruth y José, que no tuvieron la suerte de Hansel y Gretel. Asunta, que mordió la manzana de la retorcida y malvada Madrastra…, o Diana Quer, la Princesa que se encontró con el Dragón escuchimizado de aliento fétido…

   Cuando este verano me enteré de lo que le habían hecho a Naiara, el dolor me dejó sin palabras. Un poco después, esas palabras contenidas tomaron forma en mi texto: «Escribir Cuentos de Miedo para Niños»  

   Ahora, con el asesinato de Gabriel a manos de una Bruja desalmada y perversa, he vuelto a pensar sobre la necesidad de inventar cuentos de miedo para ellos. Desde luego las historias deberían estar acordes o ir a la par con esta época. Los cuentos de miedo cumplen una función importante dentro de la evolución del pequeño, liberando la angustia y ansiedad a través de mecanismos proyectivos con los personajes. Sin embargo, quizás ahora debamos adquirir el compromiso y la responsabilidad de inventar nuevos monstruos, brujas, ogros, dragones, duendes, hadas, elfos y príncipes. Y cambiar la Moraleja de las historias por una advertencia, como en los medicamentos, o unas pequeñas instrucciones que les ayuden a reconocer cuando tienen cerca una Bestia.

   «Con razón los pobres superhéroes ya no quieren salir de los cómics. Dicen que allí está todo mucho más controlado y organizado, y los rescates siempre acaban con un beso romántico o, sencillamente, acaban bien… Dicen que en nuestro mundo la magia ha comenzado a expeler cierto tufillo raro…» Y los superhéroes son muy intuitivos, no suelen equivocarse.

   ¿Y saben lo peor de todo? Que los niños que «inventé» para mi texto: «Escribir Cuentos de Miedo para Niños» no son pura ficción. Por desgracia hay muchas Sheilas, Quique y Marionas; y ya se cuentan por millares los Kaliq que intentan sobrevivir en ciudades devastadas por las guerras.

   Hoy, unos meses después, y con el alma todavía encogida por el Pescaíto, creo con firmeza que debemos ir pensando en cuentos e historias que les ayuden a encontrar un buen escondite que les ampare de las Brujas y los Monstruos. Fábulas que les permitan sobrevivir a la oscura densidad del alma de los adultos de esta época tan exageradamente materialista.

 

Palabras desde mi luna
Mar SolanaMar Solana

Blog de la autora
Colaboradora de Canal Literatura en la sección «Palabras desde mi luna»

 

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