Libros deseados. Por Brisne


Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos.

Borges

Ayer recibí en casa dos libros que deseaba: «Pólvora Mojada» y «Guía de hoteles inventados». Cada semana recibo libros que deseo leer, creo que soy algo compulsiva en mis compras, pero vamos cada uno tiene sus vicios.

Hoy, al ojear los libros recién estrenados en casa, me he preguntado qué es lo que me impulsa a desear tenerlos por encima de su lectura. Al fin y al cabo, ya los he leído, pero necesitaba en cierto modo poseerlos para poder pasear cualquier día mis dedos entre sus palabras, de modo inesperado, cumpliendo mis deseos inmediatos. He de confesarles que me pasa muchas veces. Necesito leer un comienzo, un final, un recuerdo que me acosa en ese instante y tengo que buscar el libro, abrirlo y colmar ese deseo nimio. Lo peor es encontrar el libro. Por eso paso mucho tiempo ordenando la biblioteca, por materias y dentro de ellas por autor, pero aún así los libros de relatos por ejemplo, se agolpan sin orden en un estante o los de poesía en un par de ellos. Recordar un verso es una odisea.

Los he vuelto a mirar, ya rodeados de cuentos, los de Meville, los de Capote, los de Scott Fizgerald, y me he dado cuenta que, ahora que leo Luz de Agosto de Faulkner, que tengo cierta debilidad por los autores de cuento américanos. En la estantería también hay cuentos de Borges, de Cortázar, de Rulfo. Pero hay pocos libros de cuentistas españoles, cuatro o cinco tan solo. Ganan los américanos por goleada. No sé porque siento debilidad por sus cuentos: Capote me entusiasma, también Hemingway (del que por cierto les recomiendo vivamente El gato bajo la lluvia) o J.D. Salinger (del que también les recomiendo Un día perfecto para el pez plátano). Ahora espero que en breve lleguen los relatos completos de Faulkner. Algún día entenderé el por qué de mi pasión américana. Ahora Sipán descansa con ellos ¿de qué hablarán en la cerrada noche?


Brisne
Blog de la autora

4 comentarios:

  1. Marcelo Galliano

    Hermoso artículo; como cuentista argentino que soy: lo agradezco.
    Yo siempre digo que los españoles no nacieron para el cuento de la misma manera que los argentinos no nacimos para la novela. De todas formas esta humorada conlleva grandes ex…cepciones.
    Quizá la belleza barroca del verdadero castellano se preste al relato largo, y la conjugación corta y tajante del lenguaje rioplatense (y también del norteamericano) ayuden a delinear textos en forma breve.
    En cuanto a la presencia de los libros…. Hay una emocionante anécdota de Borges. Al ganar uno de los grandes premios que obtuvo en su carrera dio un discurso en el cual dijo, en foma de chiste, que con todo ese dinero podía comprar la Enciclopeda Espasa Calpe. A los pocos días, la editorial se le envía de regalo a Buenos Aires. Borges, ya casi totalmente ciego, declara, días después, que «sabe» que los tomos están ahí, que no puede leerlos, pero los siente.
    Saludos cordiales

  2. jajajaja… es que mi pasión cuentística es américana en general, no solo hispanoaméricana, creo que tengo tanto volúmenes de cuentos norteaméricanos como iberoamericanos. Pero bueno, españoles cuentistas los hay y buenos, es cuestión de buscar entre las estanterías de las librerias y cazarlos a lazo para que no se escapen. Y si no ahí están Sipán , Palma o Tizón… sólo hay que buscarlos bien.

  3. Marcelo Galliano

    Y sí, los sajones hicieron mucho por el relato breve. Fijate, Maite, que el propio Cortázar, cuando era muy joven, en una carta a un amigo, llegó a decir que muy poco había por aportar al cuentro breve luego de los escritores norteamerican…os. Justamente él, que fue quizá el que más aportó. Inclusive fue el primer traductoral castellano de la obra de Poe.
    Hoy en día el concepto de cuento se está diluyendo en mi generación.

    Mientras espero que me editen en España, acá te dejo un cuento mío:

    https://marcelogalliano.blogspot.com/2011/01/civilizacion-y-venganza-cuento.htm

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