Por nada del mundo vendo yo mi trocito
Tengo mi trozo de cielo que salgo a mirar por las noches, es un trozo de cielo más o menos rectangular, ni más ni menos que el cielo que puede verse desde el patio trasero de mi casa, o sea que esto de tener casa me ha proporcionado también un cachito de cielo, con sus estrellas, su éter, su materia y polvo galáctico, y quien sabe si no alberga también algún agujero negro, la verdad que yo no sabría que hacer con un agujero negro, tanta materia condensada, tanta luz allí apresada que ni salir puede por una minúscula rendija…Qué hacer con ese enorme campo gravitatorio, con el tremendísimo horizonte de acontecimientos absolutos, que la sola mención del concepto me produce un cosquilleo de vértigo columna vertebral abajo o arriba. Me conformo con salir algunas noches y saludar silenciosa y místicamente mi pedazo de universo, deseándoles la paz a todos los elementos vivos o inertes que pululen por mi zona, yo soy así, pacífico, desprendido, un tipo que se conforma con poco, con mi cielo, mis estrellitas, la parte de teoría de la Relatividad que me corresponda. Si Einstein levantara la cabeza me abrazaría emocionado.
Máximo González Granados
Yo también me conformo Máximo, ese maravilloso espectáculo que nos hace sentirnos parte de este inmenso hogar que es el universo. Aunque sea un trocito pequeño. Y Orión frente a mi ventana. Espero que Einstein comparta ese abrazo también conmigo, si no te importa. 😉
Compartiremos eses abrazo Luisa, y la próxima vez que contemple el cielo dirigiré mi mirada hacia Orión, y es posible que en ese mismo momento tú misma estés mirando esa estrella, al igual que otros cientos de miles de personas; esa mirada simultánea nos hará vibrar a todos en un mismo acorde misterioso.