Una reflexión
Un vaso de buen vino.
Una hogaza de pan humeante,
que exhibe sus entrañas
como si fueran versos.
Una mirada cómplice
que ayude a amortiguar la caída.
Un insecto pequeño
al que perdonaste la vida.
Y cuando llueve…,
la visión del agua a través
de un cristal esmerilado.
El olor de un café al
sol de mayo, en una terraza cualquiera.
La sangre que brota de la herida
y que nos recuerda
de qué estamos hechos.
Y por fin, estas manos mías
que me permiten exudar
la savia antigua, que rezuma
el alma en forma de palabras.
Margarita Wanceulen
Hermoso poema sobre la vida y la poesía, que en algunas personas (¿quién tuviera la fortuna?) se aúnan.
Muchos besos.
Siempre es un placer transitar por este Canal, pleno de calidez y de amigos como tú, Elena, personas con talento y generosidad. Gracias por tu comentario y muchos besos para ti.
Siempre la mirada sobre las pequeñas cosas que nos hacen grandes. Precioso.
Abrazos
Estimada Luisa: gracias por el comentario y tu labor incesante y continuada en favor de todos nosotros. Un placer siempre. Abrazos.
Qué dulce me supo tu café.
Muchas gracias por el comentario José. Me alegra de que te haya dejado al parecer, un buen sabor de boca.
Esencia poética. La grandeza de las pequeñas cosas contempladas bellamente.
Un abrazo.
Muchas gracias Amelia, por la lectura y el comentario, Abrazos.