Un nuevo gesto de mi derrota. Por Ángel Silvelo (Participó en el 9º Certamen de Narrativa Breve 2012 Canal Literatura)

Radio ladrilloSon las siete y media de la mañana. Radio Ladrillo Fm les desea buenos días y les informa que el Banco del Cemento Europeo ha vuelto a elevar un punto los tipos de interés, a pesar de sus promesas de no volver a hacerlo hasta el año que viene, pero según nos informa la Agencia Eñe, el Presidente de dicho Banco se ha visto obligado a tomar esta decisión para enfriar el mercado inmobiliario. Este incremento de tipos, como todos ustedes ya conocen, supone que el Euribor también experimentará una subida, lo que a su vez supondrá el enésimo encarecimiento de las hipotecas, que como media, acarrearán un gasto de mil euros anuales más para todas aquellas familias que les toque renovar su hipoteca de aquí a final de año… Asimismo, según los datos del paro proporcionados por la Secretaria de Estado para el Desempleo, éste se vuelve a incrementar en cuarenta y cinco mil seiscientas cinco personas, lo que eleva la cifra total a casi cinco millones de desempleados en nuestro país, destacando, como viene siendo habitual en los últimos años, un aumento todavía muy significativo del número de parados en el sector de la construcción…

Salgo de la cocina como un muelle al que le han liberado de su resorte, y no me doy cuenta que en realidad lo único que consigo es dejar de escuchar tu voz. El único límite que me queda por traspasar es la barandilla, pero mi imaginación todavía no ha adivinado un truco para saltármelo. Me quedo mirando cómo los niños entran en el colegio que tenemos enfrente de nuestra casa, ruidosos y ajenos a los problemas de los mayores. ¿Qué recuerdo les quedará de nuestras vidas? Las guerras de hoy no se libran en un campo de batalla, ni los soldados portan armas. Ahora simplemente somos y nos comportamos como hormiguitas que van y vienen a su puesto de trabajo sin derecho a protestar. El miedo nos vence y nos castiga con el silencio más absoluto. Atados de pies y manos, avanzamos sin conciencia, encerrados en un caparazón del que ya jamás saldremos. ¿Y todo esto para qué? Bailarines sin música y actores sin teatro, eso es todo lo que somos.

Dilapido mis estériles pensamientos en la fosa común de los héroes mudos y las voces sin eco, y me concentro en el dolor que me persigue desde hace tiempo. Algo dentro de mi cabeza quiere acabar conmigo, y lo hace concentrando pinchazos intermitentes en mi lóbulo izquierdo. Cuando dejo la mente en blanco, mi enemigo se aprovecha, y ¡zas!, inicia su ataque. Es un dolor que no me paraliza y de momento no me deja secuelas. No sé cómo explicarlo, pero es un dolor diferente a mis habituales jaquecas, por eso me desconcierta. He intentado acabar con él utilizando mis pastillas habituales, pero no me hacen efecto. Ahora estoy a base de valerianas, pero tampoco parece que vayan a ser la solución. Los médicos siempre me hablan del estrés, de la vida que llevo y de un sinfín de razones más. Yo no los entiendo, porque mi vida no es muy distinta a las suyas. Todo se resume a trabajar e ir tirando, como una persona que asimila que es un animal subyugado al carro de sus contradicciones diarias. Al final siempre me hago la misma pregunta: ¿por qué me compré esta casa?

Soy consciente que por mucho que huya nunca conseguiré liberarme de mi destino. Intento evitarme a mí mismo ese nuevo gesto de mi derrota pensando en ti y en tu brillante carrera en las ondas. Cada vez estoy más convencido que tu voz es el particular salvavidas de todos aquellos que te escuchamos mientras atravesamos nuestros océanos de desdichas sin causa.

Son las siete y cuarenta y cinco minutos de la mañana. Siguiendo con el boletín de noticias más destacadas en el ámbito inmobiliario y de la construcción, ahora tenemos que hacer referencia a esta casa. Radio Ladrillo FM les informa que su Consejo de Administración presentó ayer un expediente de regulación de empleo ante las oficinas del CIMIENTO que afectará al cincuenta por ciento de su actual plantilla. La empresa hace saber a todos sus oyentes, que dicha medida acarreará un cambio radical en su parrilla de programación, que también se reducirá a la mitad…

Ladrillo, cemento, cimiento. ¿De qué sirve tanta majestuosidad en los términos si todos se caen a la primera bocanada de aire como la casa de paja del cuento de los tres cerditos? ¿Qué somos, hormigas o cigarras? Ten cuidado, nada es lo que parece, me dijo mi padre el primer día que me fui a trabajar; ¿y tú? Tú tampoco me advertiste de tus futuros peligros, y ahora me dejas sumido en la cadencia de las promesas rotas. Como no soy capaz de cargar con este nuevo peso sobre mi cabeza, prefiero perder el tiempo pensando en Ramón. Al despedirse me dijo: me alegro de verte. Yo también me alegraba, porque haberle visto suponía esbozar una sonrisa entre tanto tormento. Sin embargo, todo cambió cuando llegué a casa y abrí el buzón para coger la correspondencia. Sólo había un sobre blanco con letras rojas. Cuando lo fui a coger se me cayó al suelo. Ahora que lo pienso, fue un acto reflejo. Quizá a esa distancia mi perpetua ingenuidad creía que iba a mirar los futuros acontecimientos con algo más de serenidad.

Le he contado a mi gestora lo de mis dolores de cabeza. Ella me ha dicho que sí sabe de dónde proceden, y yo la he respondido que es mi mejor médico. Los dos nos hemos echado a reír, pero era una sonrisa nerviosa. Ella me ha tratado con la misma educación que siempre, pero su mirada al despedirse ha sido como un espejo en el que una vez más he visto reflejado un nuevo gesto de mi derrota.

Radio Ladrillo FM, en su política de cercanía al ciudadano y sus intereses, les va a ofrecer a continuación una serie de consejos a tener en cuenta a la hora de dirigirse a su oficina bancaria para resolver sus problemas de índole financiera, y para ello, hemos invitado a nuestro experto en temas económicos Crédito Cero, para que nos oriente acerca de cómo debemos presentarnos en las oficinas bancarias dependiendo del caso en el que nos encontremos…

Menos mal que sigues acunando mis desgracias con tu dulce voz. En este tobogán en el que me hallo metido, tú me elevas a lo más alto del tirabuzón. Gracias por decirme que no serás una de las personas despedidas en el ERE de la emisora. Soy un idiota, lo sé. Nada más darme tan grata noticia, regresé a ese terreno donde sólo habitan la justicia y las buenas intenciones. Y ahora que de nuevo te oigo dando noticias y consejos, pienso que podrías haberme asesorado antes de entrar en la oficina bancaria para hablar con nuestra asesora. Como soy tan lelo, no he caído en que éste es mi gran secreto, y que por tanto, tú desconoces mis avanzadillas y retrocesos en esta interminable reyerta de números, liquidez y tantos por ciento. Según tu experto asesor financiero, que además de Catedrático en Ciencias Expropiantes es Máster ÑBA en Recursos Inhumanos, hay que ir bien vestido y exigiendo si vas a pedir una hipoteca o a dejar un importante depósito de dinero en el banco; o con aspecto descuidado sin caer en la indigencia, si vas a renegociar la hipoteca o no puedes pagarla. Mi caso es el de los que no pueden pagar la hipoteca, es decir, nada original. Según tu experto financiero, no debería haber ido muy bien arreglado, sólo aseadito y poco más. Sin embargo, yo no he sabido representar aquello que no soy. Tampoco quería, que por sucumbir ante un nuevo gesto de mi derrota, nuestra gestora pensase que las cosas iban peor de lo que dicen nuestros números bancarios. Algo si es verdad, mi cara es el reflejo de nuestra situación.

El último consejo que me llegó a través de las ondas de tu emisora, fue que había que ser sincero y que había que recalcar la intención de quedarse con el piso por encima de todo. Esta última aseveración, imagino que significa echar a la familia por delante, a aquellos que por suerte, por prudencia, o por edad, no son víctimas de esta vorágine financiera.

Al llegar al trabajo me han comunicado que a partir del mes que viene no cobraré la productividad. Un hecho, que por esperado, no deja de ser menos cruento, porque significa que ganaré menos. Me acabo de acordar de mi amigo Ramón, él seguramente no lo sabe, pero los sueldos de la mayoría de los funcionarios de carrera son mileuristas. Trabajar en la Administración significa muchas cosas. Una de ellas es no poder afrontar la crisis, y otra, no disfrutar de la mayoría de las cosas que salen anunciadas por la televisión…

Cada vez que pienso que tengo que contártelo todo, me encojo como un gusano allí donde me encuentro, y me convierto en un minúsculo objeto inanimado. Sí, antes de confesarte la verdad, prefiero ser un cobarde y escapar hasta un lugar donde no existan las hipotecas, los Bancos o las crisis financieras. Un lugar donde los que sostienen el sistema no tengan que pagar la codicia de aquellos que se autoproclaman como guardianes del dinero o de la cosa económica. Y ahí me paro, porque tu imagen vuelve a mí y me devuelve la cordura y me recuerda que existe otra opción: ir a ver a Ramón. El día que nos encontramos, me dio una tarjeta de la sucursal bancaria donde trabaja que pone: Asesor Financiero. La verdad es que suena bien, pero me da vergüenza recurrir a él, así, a la desesperada. Pero esa no es la cuestión, porque ahora debo tragarme mi orgullo e ir junto a Ramón. No sé por qué, pero siempre he confiado en la bondad de los extraños.

Ramón es una buena persona. Me ha dicho que no me preocupe, que el Euribor bajará un poco el año que viene y mi hipoteca también lo hará, que no me agobie si tengo que acudir a pedir ayuda a mi familia durante unos meses, que al final es lo que hace todo el mundo. Antes de irme, le digo que ser funcionario no es un chollo, pero esta vez él no me dice nada, porque su mirada es sólo la de un asesor financiero de un Banco, es decir, la de un desconocido.

Desde que salí del Banco me siento como un soldado que ha perdido la batalla, y creo que mis cenizas son mi conciencia, y mi dolor mi cobardía y mis heridas la falta de esperanza. Hoy, por fin, me has preguntado qué me ocurre últimamente, pero no he sabido decirte la verdad. Sí, de nuevo he sido capaz de esconder dentro de mí ese nuevo gesto de mi derrota que me persigue desde que soy consciente que no podremos pagar la hipoteca el mes que viene. Tú, pura y transparente como una ninfa, te has sentado a mi lado en el sofá y me has susurrado al oído que nos fuéramos a dormir, que mañana teníamos que madrugar para ir al trabajo. Yo, sin embargo, no he sido capaz de responder como se merece a ese gesto tuyo de cercanía y complicidad, como tampoco he sabido decirte nunca que te quería de la forma que a ti te gustaba. Soy un hombre derrotado, aunque todavía no me hayan vencido. Una vez soñé con una casa grande, cerca del campo, y también soñé que tendría muchos hijos, y que ellos llenarían esa casa… Qué malo es tener sueños, corres el peligro de que nunca se cumplan.

Ángel Silvelo Gabriel

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9 Certamen de Narrativa Breve

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