El beso de la libertad.

[BoTTiCeLLi]

La noche en que Laura y yo terminamos, volví a mi casa en el metro, ya que, estando con ella, siempre lo hice en moto. Pero la moto era suya, y terminar con ella tuvo ésa y otras muchas consecuencias. Otra de las secuelas, éstas más dolorosas, fueron las lágrimas de mi interior.
<BR>Yo jamás lloro, pero a cambio de eso me destruyo y me resquebrajo por dentro; como si comiese un sándwich de cristales rotos. Y aquella noche, en el metro, transporte tan desconocido para mí y mientras leía y volvía a leer sus mensajes, me mataba desde mi corazón hasta las piernas, y desde mis tripas hasta mi cerebro.
<BR>Mi vida ya carecía de sentido. Me aferré al sentimiento de amar hasta el final, sin ni siquiera un pellizco sentimental como correspondencia o premio, y nada de lo que pudieran ofrecerme en el futuro las voces de los amigos, podía consolarme. Pero nada es una palabra tan abismalmente vacía, que llega a ser algo. Algo difícil de comprender, pero algo. Justo enfrente de mi asiento, la chica más hermosa que mis ojos habían visto lloraba cual sincera plañidera y con un móvil como escapista entretenimiento. La chica atesoraba en sus lágrimas mi misma tristeza, sólo que ella las dejaba libres, y yo, como el que escribe prosa en lugar de poesía, me las guardaba. Guardé mi móvil, creyendo que hasta llegar a mi cuarto no lo haría. Ella hizo lo mismo y sin querer, o queriendo, según interpretaciones, nos miramos.
<BR>Éramos dos espejos uno frente al otro, y las razones de nuestro pesar se encontraban en medio. Nos hablamos con la mirada. Con mutua imaginación. En silencio y con el fondo de una lenta melodía pianística.
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<BR>Es duro, verdad?. Me ‘’dijo’’ ella.
<BR>Lo es. Respondí yo asintiendo.
<BR>Te queda algo?. Me preguntó.
<BR>Un cristal más. Y a ti? Pregunté yo.
<BR>Sólo una lágrima. Te condenarás? Volvió a decirme.
<BR>Ya lo he hecho. Tú olvidarás? Inquirí. Se levantó, ya que el tren se había detenido y era su estación. Se acercó a mí, con los ojos aún llorosos y la redondeada nariz colorada por el esnife mucoso del lloro. Y sin esperarlo, aquella chica, tan desconocida como hermosa a la vez, me besó, y a mi pregunta, respondió, hablando por primera vez:
<BR>Sólo con tu último cristal.
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<BR>Besos.

[KURICO]

...y ella dirá ¿por qué no lloré yo?...G.A. Becquer <IMG SRC="images/forum/icons/icon27.gif">
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