Te leerás en mi pergamino. Por Verónica Victoria Romero Reyes
En aquel féretro, sin ira ni agua ni día aparente, se inhumaron los afanes que me predestinaron a una gloria que no fue más que polvillo de pena. Me robaron, me torturaron. Viva me mataron. Llega el frío y no hay bufanda que proteja mi garganta del improperio de la…