Berta acababa de acostarse, mañana le esperaba un duro día de trabajo. Ya había acostado a los niños y se disponía a acurrucarse al lado de Alejandro. De repente, el teléfono sonó. Eran las once de la noche. ¿Quién podía ser a esas horas? (más…)
Cuando ella se excusó para ir al servicio, él descubrió que nunca iba a acostarse con aquella chica. Fue la manera en la cual ella había bebido su último trago de aquel botellín de agua, apresuradamente, pues ya llega tarde a la cita con su amiga Paula. (más…)
Cuando la joven arqueóloga de origen hispano-francés Bell se fue de visita turística a Toledo nunca pudo imaginar el lío en el que se estaba metiendo. En realidad se llamaba Isabelle, pero todo el mundo la llamaba Bell; le gustaban las implicaciones: “campanilla” en inglés, también la flor del mismo nombre y el hadita de “Peter Pan” que había sido su amiga invisible hasta los siete años. (más…)
Comenzó otra vez mi rito cotidiano: me levanté a las siete y media, practiqué la gimnasia obligatoria que me permite mantener a raya la comba del abdomen, tomé el desayuno y luego me enfrasqué en la realidad de ayer del periódico local. (más…)
– ¿Qué vas a hacer en Nochevieja?- Después de preguntarlo, Alejandro temió haber sido demasiado brusco y aguantó sin apenas respirar los segundos en los que no oyó nada al otro lado del teléfono. (más…)
– I –
Gerardo no está solo. El vino, música, juegos de azar y literatura, se amontonan sin orden en su vida cotidiana. El cielo gris y el olvido también gris, quieren apoderarse de su ánimo, mas, se va diluyendo con el recuerdo de Yoli. (más…)
Hoy tocaba limpieza de estanterías; son las de la salita pequeña, donde se refugia Quirce las más de las veces, para encontrarse así mismo, para buscar respuestas a sus incógnitas, a sus dudas. Pero ahora está indolente y se sienta en la butaca confortable, que le recoge con sus cálidos y mullidos brazos; estira las piernas y apoya su espalda en el respaldo. (más…)
En el pasillo ya huele a puchero, y María tuerce el hocico pensando que de nuevo intentarán sin éxito que ella coma un plato de esa sopa de color blanco sucio, como de cocina vieja. (más…)
La playa estaba desierta, paraiso virgen al que la civilización esa mañana había olvidado presentándose como un cielo aquí en la tierra para quien osara atreverse a caminar con pies desnudos por sus puras y calientes dunas de arena blanca y fina. (más…)
Lo puedo ver. Con sus ojos de color azulado, una reminiscencia de cobre en las pupilas. Su mirada atenta observa mis movimientos por la habitación, envuelto en la más absoluta desesperación. Sólo queda en mí entereza suficiente para no dejar de escribir. (más…)