Las palabras de Manzano de esta mañana ronroneaban inquietas en algún recoveco de su cerebro. De repente, dejó caer el lápiz, se levantó de la silla y se dirigió corriendo al archivo. No tardó más de dos minutos en dar con la sección que buscaba. (más…)
Hace sol, un sol tibio que calienta los huesos de los viejos que acuden a la plaza cada día, buscando amortiguar sus soledades. Unos hablan de fútbol, otros leen la prensa, todos miran pasar la vida. (más…)
Una maraña de hormigas cruzaba la puerta del edificio gubernamental. Hormigas apresuradas, hormigas de uniforme, hormigas en pos de una oficina, hombres de mirada penetrante, hombres que se sabían hombres, mujeres de ciudad, mujeres recién ascendidas, mujeres con poder, jefes, técnicos, funcionarios… (más…)
Entro en casa y un vacío silencio me golpea en el pecho. No estás, no queda nada de ti. El reloj de la cocina me confiesa que ya es tarde, que finalmente has cumplido tu amenaza, que ya no volverás, que te perdí como se pierden y no vuelven los instantes en que uno no ha sido feliz. (más…)
Y encima describir el delirio… las voces que al pobre tipo le mordían las sienes, las imágenes blandas que lo rodeaban, los espectros con nombre y apellido que se le presentaban sin necesidad de truenos y lluvias nocturnas, ni de viejos castillos fantasmales de leyendas sajonas. (más…)