91- Tarde de desamor. Por Agente007

Gira la cabeza y ve pasar a la gente a través de la amplia cristalera. La estrecha acera es incapaz de contener a todos los transeúntes y los choques fortuitos entre los viandantes son constantes. Contrasta esa escena con la serenidad que le produce ver, de telón de fondo, un cielo tornasolado, fundiéndose en el horizonte con el mar que se arrodilla mansamente a los pies de los bañistas rezagados.

Alarga su mano y toma la de él, posada en la mesa, con un ligero temblor de impaciencia. Está húmeda y tibia. Desliza sus dedos delicadamente por encima de los montículos venosos. Vuelve a mirarle y trata de decir algo, pero las palabras descarrilan entre sus dientes.

Trece, catorce, quince…

Él acerca su cara y sujeta con delicadeza su barbilla. La alza ligeramente y deja que sus labios se encuentren. Ella no cierra los ojos. Siente que su boca está más fría y distante que nunca. Eso no va a poder disimularlo.

La tarde está muriendo.

Y ella también, ahogándose en su propia amargura.