¡Qué! ¿Qué os parece el sitio al que os hemos traído para comer?, ¿Bonito, no?
Hacía mucho tiempo que no íbamos juntos a un restaurante; creo que desde que celebramos mis cuarenta años con los primos de Santander y toda la familia ¿Os acordáis? Pero así, los cuatro solos, debe de hacer mucho más.
Parece que lo estáis pasando bien, por lo menos os lo habéis comido todo sin protestar. Eso es buena señal.
Bueno, queríamos hablar con vosotros. Mira que lo tenía preparado, pero ahora no sé como empezar.
En realidad tenemos que deciros algo que creemos que no os va a gustar.
No es fácil para nosotros, por eso hemos preferido hacerlo en un sitio neutral, que no sea casa, donde parece que todo es más difícil.
Y es que… ha llegado un punto que… ¡No podemos más!
Al principio aguantábamos por vosotros, no queríamos que os disgustarais, ni que os supiera mal, ya sabéis lo que os queremos y lo que nos importáis.
Hemos esperado mucho tiempo para tomar esta decisión, pero ya sois muy mayores y no podemos retrasarlo más.
Nuestro día a día se ha convertido en un infierno, siempre fingimos que no pasa nada, que podemos con todo, pero ya es imposible continuar así, llevando una doble vida y siempre arriba y abajo.
Como hijo de padres separados, y vosotros lo sabéis mejor que nadie, no lo he tenido fácil. Yo también tuve que aceptar una decisión que no me gustaba. Pero al final me acostumbré y luego entendí que pasó lo mejor que podía pasar en aquel momento.
Nosotros os queremos mucho a los dos. Eso nunca va a cambiar, aunque a partir de ahora funcionemos de otra manera.
Porque después de dar muchas vueltas, de hacer muchos números. Hemos visto que no podemos pagar las dos residencias donde estáis, mejor dicho ni tan siquiera una.
Estamos agobiados por las deudas, por ir de un lado para otro y de aquí para allá.
Al final lo hemos decidido: Viviremos todos juntos en casa.
Mamá, por favor. No pongas esa cara. Estar con papá no es tan malo, con la edad se ha calmado mucho y ya no chilla como antes, además tú siempre has sido fuerte, puedes pasar de él y ya está.
Viviremos bien, estamos seguros de que es lo mejor para todos.
Por mucho menos dinero del que gastamos ahora, contrataremos una señora para que os cuide mientras no estemos. Nosotros trabajamos todo el día y viajamos mucho.
Solo hay un pequeño problema. Ya sabéis que nuestro piso es muy pequeño y que tenemos poco espacio, así que no hay otro remedio: Tendréis que compartir habitación.
¡Esperad, no os levantéis de la mesa!
Os digo lo mismo que vosotros me dijisteis el día que os divorciasteis:
¡Qué se le va hacer. Las cosas son como son!