El día había amanecido soleado y los comerciantes se afanaban por colocar sus tenderetes. Una chica gritaba:
-¡Perfumes de ocasión! Oiga, señora, Carolina Herrera por cuatro euros, Calvin Klein por tres cincuenta, Christian Dior por cinco. Acérquense, perfumes de ocasión…
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Salió de la tienda como alma que lleva el diablo, seguido por dos de las dependientas que –alarmadas- le gritaban:
-¡Alto. Al ladrón!-
Se formó un gran revuelo y dos policías urbanos se acercaron:
-Llevaba una chaqueta gris- le dijo un señor calvo a uno de ellos haciendo alarde de civismo.
-Sí, yo le vi- confirmó una señora con un abrigo de piel que adoptaba un gesto de enorme satisfacción.
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Ya eran más de las siete y Germán permanecía apoyado en la pared de la tienda de discos, dos calles más abajo, esperando que llegara para hacerse cargo del botín. Si le veía alguien patrullar solo, podría levantar sospechas. Levantó los ojos: el reloj de la Puerta del Sol estaba perfectamente sincronizado con el suyo. Algo no había salido como esperaban pues, de lo contrario, Goyo ya estaría allí.
-¡Mierda! –profirió en voz baja mientras observaba a dos policías enfrente.
Encendió un cigarrillo y trató de tranquilizarse. Si no llegaba pronto, el plan se vendría abajo. Se introdujo en el portal y saludó a una joven que abandonaba la tienda de lotería.
Transcurridos unos minutos, Goyo se “deslizó” hacia el interior del portal y ambos intercambiaron sus paquetes. Goyo subió escaleras arriba y se cambió la ropa por el uniforme que le había entregado su amigo mientras éste hacia entrega del botín a una chica que –en ese preciso instante- pasaba por el portal.
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Cuando ambos pasaron por delante de la perfumería, escucharon a uno de los policías decir:
-Así que dice que llevaba un pantalón vaquero y una chaquea gris…?
Goyo y su amigo se miraron confidentes y siguieron patrullando calle abajo hasta desaparecer por una de las bocacalles adyacentes y salir de nuevo a la Puerta del Sol.
¡Muy bueno! Menudo par de pájaros están hechos estos patrulleros de pacotilla :-)
Un relato corto, sutil y preciso, que no necesita más aclaraciones para decir lo que quiere y mantener al lector intrigado en esa trama de este par de pícaros que, por desgracia, siguen abundando en nuestra sociedad.
Suerte, Marti
Gran historia, sin duda real como la vida misma… Buen trabajo!
Me he quedado con ganas de más; espero que enlace con otro pronto.
Un buen comienzo, muy bueno diantres!
Dice el refrán que si breve dos veces bueno. Este relato dice mucho con pocos adornos supérfluos. Continúa escribiendo porque lo haces bien.
Suerte
A mi me da la sensación de que le falta algo, o que se me hace corto tal vez, como ha comentado alguien.
Te deseo suerte en el concurso.
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