Estaba leyendo un libro cuando se encontré con las palabras “esclavos” y “amos”. A partir de ahí sus pensamientos comenzaron a divagar.
Sí, también yo fui arcilla, pensó. Seguramente todos lo hemos sido en algún momento de nuestras vidas.
“Ser arcilla” ¿Qué significa eso exactamente?
Dejarse moldear, sí, eso es, dejarse moldear.
Fue un tiempo excitante, lleno de vivencias. No todas fáciles de cumplir, pero cuando alguien quiere algo, se lo propone y lo cumple. Quizás sea eso lo que más llene, el haber conseguido algo que uno pensaba no poder conseguir y eso es finalmente lo que da cierta alegría, aunque más tarde se de uno cuenta que se trata de una alegría ficticia.
Ella sabía perfectamente donde se metía no estuvo engañada, ni fue engañada en ningún momento, es más, ella lo deseaba con toda su alma, al menos así lo pensaba.
Había leído mucho, muchísimo, sobre ello, y cuanto más leía más le atraía. Ella quería sentir así, quería sentirse así. Se hablaba de ser lo más preciado para Él, ser protegida y cuidada por Él.
Pensaba que sería, o deberías ser, como si uno estuviese en manos de Dios.
Recuerda que hubo muchos tropiezos en sus andaduras, muchas caídas, mucho dolor, aun así continuaba en su búsqueda. Se negaba a verlo como un juego. Un sentir así no podría ser ningún juego, NUNCA.
Por fin un día pensó que había encontrado lo que tanto tiempo busco. Pasó el tiempo, tiempo que tuvo muchos momentos de “verdadera” felicidad”, pero también tiempo que tuvo muchos “dolores de cabeza”.
Un buen día despertó y vio las cosas como son. Vio que no se puede ser un juguete, que ella no podía serlo, vio que realmente se trataba únicamente de sexo, de juegos sexuales  poco más. Que no podría estar únicamente a la espera de ser utilizada, ser humillada, ser tratada como una perra, ser cosificada, a pesar del cariño que hubiese por medio. No, no podía continuar.
Había andado mucho, muchísimo por ese camino. Pero finalmente resulto un camino unidireccional.
Y lo dejo.
Hoy recordándolo, piensa que sus andaduras de aquel entonces no fueron por casualidad. Nada sucede por casualidad. Aunque no se sepa de inmediato. Ese camino no fue en vano. Como tampoco lo fueron el desprecio, los silencios, las ausencias, la falta de consideración, recibidas. Todo ello tuvo mucho que ver con lo que ella ES hoy.  

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