V Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen

19 marzo - 2008

49- Un sonido casual. Por Federica Montiel

   El sonido es áspero a veces y otras retumba contra las paredes, en algunas oportunidades lo he sentido ligero desde el silencio de mi cuarto y ya avanzados los años mas lento pero, siempre, rápido o despacio, amenazante como el guerrero que avanza hacia el campo de batalla o el verdugo que arrastra al reo al patíbulo, seco, desafiante y ruidoso, casi insolente.

          El sonido no es siempre el mismo, depende del espesor del objeto que golpea, a veces más fino, otras más grueso, algunas con ritmo y otras como una melodía de arrastre, tediosa, aburrida, pasiva.

          Muchos se preguntarán a esta altura de que hablo, como me atrevo a no nombrar el objeto o el personaje. Y es lógico que así sea, habitualmente se identifica al protagonista y luego la descripción, la archí conocida trilogía del planteo, nudo y desenlace que ha sido inventada como una premisa básica para relatos ordenados y prolijos. Pero la omisión no es fortuita, es casi una necesidad de poner un poco de suspenso a un simple hecho que por más banal que parezca puede definir una personalidad y como, a través de ella, se irradian éxitos y frustraciones. Porque algo tan tonto puede traer aparejado una historia detrás, una larga cronología de desencuentros, de tristezas y penurias, de odios y amores.

          Nada es casual, todo se relaciona y tiene un porqué. Los seres humanos transitamos por la vida con nuestro bagaje permanente de alegrías y sinsabores y vamos forjando nuestro carácter y, con él, vamos acomodando nuestros gestos, la vestimenta, los modales y porque no también pequeños signos que alertan a los conocedores del alma humana. Somos palabra dijeron alguna vez, persistimos a través de los tiempos, esté o no nuestro cuerpo, por nuestro mensaje, eso nos diferencia de las plantas y los animales. Algunos por la palabra pasan desapercibidos por la vida y acaban en el listado eterno de los seres innominados, otros, en cambio, alcanzan la eternidad y el recuerdo permanente que va de voz en voz proclamando sus ideas y sus principios. Somos palabras pero también somos sonidos. Después de todo ¿acaso la palabra no es una forma del sonido?, ¿Acaso el silencio no es también sonido?.

          “Alcánzame el maquillaje, apúrate” y luego el sonido, a veces melodía y a veces ruido. “Guarda esto en el placard”, o “apaga la luz que me molesta” y luego otra vez el sonido a veces plácido y otras incongruente.

          Sin duda somos palabra pero lo que ellas nos dicen no se agota en su significado sino en el sonido que les da sentido. Alguna vez leí que Heidegger dijo que “tan pronto como hablamos de “significación” de las “palabras”, hemos dispuesto a éstas de conformidad con su sonido verbal, al cual le está adherida una “significación”. El sonido es, como algo sensiblemente dado, lo más próximo y real. Lo otro le es adherido y sobrecargado, de manera que la palabra, como configuración sonora, se convierte en la portadora de la significación”. Pero entonces lo que vale es el sonido, la palabra viene después.

          Este sonido tan casual, a veces acompañado por otro verbal, y a veces solitario bajo el sol de la mañana o en el silencio de la noche, me ha acompañado toda mi vida. Alguna vez, en los primeros años de mi niñez fue motivo de seguridad, allí estaba, allí se acercaba el sonido que todo lo puede, luego ya avanzada la pubertad y la adolescencia fue motivo de temor, allí viene la amenaza o la sentencia y hoy, en la madurez de mi vida, cuando mis propios sonidos a veces se convierten en piruetas verbales que analizan verdades dolorosas o recorren momentos felices, ese mismo sonido casual me agobia, es como una pesada mochila que arrastro hacia la vejez, como un doloroso desgarro que me acompaña con la misma rutina y frecuencia que los dolores comunes de quien pasó los cincuenta.

          Ese sonido casual fue el que alguna vez me anunció con su llegada que la tempestad comenzaba y al alejarse proclamaba la calma repentina y poco duradera. Ese sonido me acompañó en las buenas y en las malas, me alegro y atormentó, me  elevó y degradó, me felicitó y me castigó. Ese sonido es parte de mi patrimonio, de  la herencia que voy a dejar. Me acompañará en los momentos difíciles o en los alegres en lo que me resta de vida y tal vez sea el sonido que sienta en el minuto final cuando me vengan a buscar.

          Sin embargo hoy sé que se acerca el final. Ya poco tiempo te queda sonido casual, a tu ausencia devendrá el silencio ¿doloroso?, ¿reparador?, y luego vendrán otros y pronto aparecerá uno que te reemplace, tal vez con el mismo significado, quizás más halagüeño o más breve, pero siempre con un mensaje, nunca porque sí.

          Te estás yendo, cada día te siento más débil, más lento, más etéreo, y te vas y no lo impido, no puedo impedirlo, tal vez no quiera hacerlo. Y te vas, ¿hacia dónde?, no lo sé muy bien, o quizás si, hacia donde los sonidos casuales se ahogan y callan o tal vez retumben con más fuerza.

          Y te estas yendo y no te detengo, trato de acostumbrarme a tu pronta lejanía, intento conservar en mis oídos tu sonar de los buenos tiempos, de borrar el de los malos tragos, de ser generosa y permitir que retumbes hasta el final, sin retaceos ni reproches, dejando que recorras a tu antojo la casa, que te detengas frente a mi bignonia rosada o a los pies de mi perro remolón.

          No sé si bendecirte o maldecirte. Somos lo que somos, cargamos por la vida la mochila con lo que nos tocó en el reparto divino, allí están nuestras pocas cosas, las que fuimos adquiriendo a través de los años, las únicas que nos llevaremos en el momento de la muerte: sensaciones, ilusiones, sueños, remordimientos, culpas, recuerdos, amores contrariados, ratos de placer donde estiramos las manos y alcanzamos una estrella. Son el patrimonio que nosotros mismos hemos acumulado desde el momento de nacer hasta el de morir, son nuestra historia, nuestra biografía, nuestra condena y nuestra recompensa. Pero siempre,  todos,  mis ancestros y  mi descendencia, llevaremos consigo un sonido casual que ha marcado nuestras vidas, para bien o para mal, siempre uno que invite a la guerra o a la paz, al llanto o a la risa, al silencio o al vaso de vino risueño, siempre uno, el más importante, el que nos ha marcado, el que mientras lo tenemos tal vez nos moleste y nos pese, el que cuando lo perdemos sin duda lloramos y extrañamos, pero siempre un sonido, un único y eterno sonido, el casual, el que me pertenece, el del taconeo de mi madre.

48- Cybele. Por Nefertiti
50- Estadísticas. Por Huanquyi


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Participantes

andrea urquiza:

Me parecio un cuento muy concreto y frontal en lo que se refiere al al final de la existencia del ser humano pasando por todos lo detalles de la existencia en si, muy bueno simple y concreto. Andrea


Silvia:

Es un relato realmente conmovedor, no se descubre la referencia hasta el último renglón, pero todo va llevando a lo largo de la vida del narrador.
Mantiene el suspenso y es muy rico en descipciones y adjetivos.


alberto:

Lo leí varias veces, ya que cada vez que lo hacia , me sentía formando parte del relato, y me llevaba a rememorar aspectos, palabras y sonidos, que hoy ya los tengo casi olvidados.Me produjo una profunda tristeza, por el tiempo pasado y tan poco recordado.
Posiblemente,la locura de nuestro diario vivir, nos lleva a olvidar, la fragilidad de nuestro pasar, y que al final del camino, solo nos quedarán los afectos y los recuerdos.
Creo que el cuento fue un excelente disparador
para las emociones contenidas.

Alberto


Alejo:

Muy bueno, deja de ser algo personal del autor para convertirse en lo cotidiano de la vida humana.


Susana Parrondo:

el cuento es de una narrativa muy rica y provoca en el lector un disparador de emociones. El relato lleva a imaginar un desenlace imprevisto. esto hace que se quiera disfrutar cada parte hsata llegar al conmovedor final.


martin:

la verdad refleja todo lo real muy bueno..parece algo muy real


Abel Cammi:

Conmovedor. El relato te inunda el alma y el inteleto en una conjunción que uno sobrelleva como alertado, de que el desenlace no va a ser gratuito. Y tal vez, al final, el sonio casual, no haya sido tal.


Jose Daniel Cau:

Provoca sensaciones, las mismas que en la soledad solemos sentir cuando la soldead nos enfrenta con nuestra realidad existencial.


Natalia:

Un relato conmovedor que transporta al lector de manera directa hacia la dureza de los años perdidos, y nos hace recordar que hay que disfrutar día a día de lo más insignificante como a veces nos puede parecer el sonido.


Norma Lopez:

Me parecio muy bueno, pasa a ser real y toca las emociones. Felicitaciones!!!


Fede:

Dinamico, facil de leer, emocionante, un cuento con «C» mayuscula. Sin mencionar que le final es una joya.


Marlene:

Un relato de máxima sensibilidad, me emocioné al leerlo y reelerlo.
Coincido con el comenatario «refleja la vida cotidiana» y agrego la habilidad de la autora que con sus palabras nos toca el corazón.


Anahi:

Hermoso cuento, delicioso para leer muchas veces y encontrarse en cada uno de los significados. Fuera de todos los esquemas, atractivo para los lectores que pretendemos descifrar desde el comienzo a qué hace referencia «el sonido» y nos sorprende con una sonrisa hacia el final.


CECILIA SALERNO:

Me parece muy bueno y me transporta a un mundo de sensaciones y emociones


Graciela Tolosa:

Un relato atrapante,real,donde el autor refleja la vida en todas sus etapas.
Me ha mantenido interesada hasta el final.Éxitos!!!


ana:

Un cuento , que te transporta a desempolvar las emociones , y a darte cuenta que la vida esta llena de pequeños grandes momentos. Muy bueno.


diana:

Un hermoso ejemplo de cómo las preocupaciones filosóficas son propias de todo ser humano, cómo lo cotidiano adquiere profundidad en los tiempos reflexivos, y también cómo nos empobrecemos cuando pasamos superficialmente por la vida sin permitirnos apropiarnos de sus sentidos. El cuento mantiene hasta el final su clave, como una madeja que se desovilla. Nos conmueve y nos deja en suspenso hacia nuestros propios nudos.


snow:

Me gustó mucho sobre todo el final


Mª del Carmen:

El autor nos lleva de una manera ágil a describir el sonido que le acompaña a lo largo de su vida,y que es vital para ella aunque, aveces le incomode.
me parece original. Me gusta.


Cristina:

Emotivo, conmovedor que nos transporta a un final existencial.


Odin:

Quien haya escrito este relato, tiene el don de precibir la simplicidad de lo cotidiano, de descubrir su profundo significado, y ademas de poder trasmitirlo a los demas. Felicitaciones y adelante.


Viviana:

Una perlita. Excelente manejo narrativo. Emociona y sorprende en su regreso al mundo infantil a través del sonido que se evoca. Lo que se omite a conciencia, el paso inevitable del tiempo, parece darle el verdadero tono trágico. No dejes de escribir, Federica!


Teresa & Raul:

Nos parece un relato pesadito con sus repeticiones y los párafos largos. En el tema hay promesa pero no llega a cumplir.


Ricardo:

Sin duda deja en cada uno un sonido distinto…pero agridulce,verdad?


Ana Lanzmaier:

Agil y creativo cuento. Amoroso recuerdo de una madre humana que se fue. Coincido con Viviana en ‘excelente manejo narrativo’.


Karina:

Muy buen comienzo, con un manejo del suspenso que me recordó «Un corazón delator» de E.A.Poe. Felicidades.


maria r.f.:

UN SONIDO CASUAL QUE TODOS TENEMOS ,PERO QUE TALVEZ NOS NEGAMOS A ESCUCHAR.
MUY BUENO
MARA R.F


oskar y tere:

Un poco caótico, como el pensamiento sincero. Un final inesperado, la cara y la cruz de la mas estrecha de las relacines.


Lluvia:

El peso y la maravilla de nuestro paso por el mundo.
El silencio, la lluvia, la soledad y una canción que nos refresca el alma…dueños de tanto y de tan poco…un instante, una vida y este cuerpo fugaz.


Lilin:

Excelente relato tropológico , a través del cual la escritora describe sus emociones y sentimientos.
Mantiene el interés hasta la última frase, donde devela a su madre con pudor, a través del sonido de sus tacos.


Lucia V:

…sonido casual?????

… el que nos pertenece… el que mantuvimos…el que quisimos o pudimos….mantener con el correr de los años…

nuestros, solo … nuestros sonidos.


adriana rodriguez:

por momentos suena como un enemigo agazapado, por momentos como un «acompañante». Muy buena la transmisión subjetiva de imágenes sonoras que pueden ser nuestros propiso sonidos internos
muy bueno


Inés E.:

Muy bueno tu relato,agil,entretenido y de gran riqueza,pues durante su lectura,te vas imaginando ese sonido de mil maneras,permite al lector formar parte del cuento y sentirse identificado en muchos momentos.Muy agradable,Vale la pena


Ana Moreno:

Simplemente genial.


Adrian Vagnozzi:

inesperado final, me parece muy bueno el ralato.


bobdylan:

El cuento me parece aceptable, aunque no comparto el entusiasmo de los anteriores comentaristas. Hay que reconocer que su autor(a) maneja bien el lenguaje y sabe crear la atmósfera adecuada, aunque tal vez le sobren algunas divagaciones, aparte de que se advierten varias incorrecciones ortográficas, tales como la ausencia de comas en algunos lugares o la omisión de un puñado de acentos, cuestiones éstas que son fáciles de solucionar y que sin embargo a veces pueden dar la sensación de cierto desaliño.

Te deseo suerte en el concurso.


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