V Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen

8 abril - 2008

120- La Promesa. Por Petunia

– ¿Señor inspector? Soy Eric Paredes, la hermana María me ha llamado.

– Hemos encontrado esto y en el orfanato han decidido que debe quedárselo usted –dijo el inspector entregándole una botella de cristal. Dentro, se vislumbraba una carta y un colgante.

– Esta bien, ¡déjenme solo! ¡Fuera todos! –una vez los policías abandonaron el lugar y aferrándose al colgante con fuerza, comenzó a leer bajo la atenta mirada de Aitana…

Sólo soy una pequeña personita perdida en este inmenso mundo. Huérfana, mis padres me abandonaron en el orfanato del Sagrado Corazón de Jesús cuando tenía unos días de vida. Recuerdo los recreos jugando a muñecas y en especial cuando conocí a Eric…

– Marcos, déjame ya.

– Solo quiero un besito.

– Y ¿por qué no se lo pides a otra niña? –dije mirando al final del pasillo, donde dos amigos de Marcos esperaban por si echaba a correr.

– ¡No dejaré que te vayas hasta que no me lo des! –entonces se acercaron los otros dos niños, y los tres empezaron a jalarme del pelo, levantarme la falda y empujarme de una lado a otro como si fuera una pelota que tuvieran que pasarse. Uno de ellos le arrancó la cabeza a mi muñeca. Empecé a marearme. Borrosamente vislumbré otro niño que se acercaba, estaba enfadado. Me caí al suelo y vi como el niño desconocido les empujaba haciendo que salieran corriendo.

– ¿Estás bien?

– Sí, aunque le han arrancado la cabeza a Teresa, mi muñeca.

– Lo siento por ti. Si quieres, te puedo dejar uno de mis coches hasta que arregles a Teresa. Me llamo Eric. ¿Y tú?

– Daniela. –dije tímidamente.

– ¿Daniela?¿Vienes a jugar?

Teníamos nueve años, me había salvado y se había convertido en mi mejor amigo. Me gustaba jugar con él, lo hacíamos todo juntos, travesuras, gastando bromas y de vez en cuando le convencía para jugar a papás y mamás, muy de vez en cuando, claro. Él me enseñaba cosas de niños, cómo escupir, eructar, correr más rápido que nadie… Éramos uña y carne. Una noche de tormenta, yo estaba muerta de miedo y no era capaz de dormirme. Fui a su habitación. Aunque estaba prohibido ir a las habitaciones de los niños. Jugábamos juntos y las clases eran homogéneas, pero las hermanas eran muy estrictas con las habitaciones y los baños de uno u otro sexo. Decían que debíamos mantener nuestra intimidad. Me daba igual, estaba muy asustada. Entré despacito para no despertar a Carlitos, el compañero de Eric.

– Dani, ¿Qué haces aquí? ¿Y si te pillan?

– Estoy muy asustada Eric –dije abrazándome a él- ¿Puedo quedarme contigo?

– Venga pasa miedica –levantó la sabana y me metí en su cama.

Era el lugar más seguro del mundo, allí ningún rayo o trueno volvería a sobresaltarme, o eso creía yo. El siguiente relámpago me hizo dar un brinco y asustar a Eric, que me abrazó con fuerza y me dijo:

– Tranquila Dani, yo te protegeré. Nunca dejaré que pases miedo por nada. –se quitó su colgante del cuello y me lo dio. Todos los niños del Sagrado Corazón teníamos uno, nos lo daban de pequeños, llevaba colgado un corazón con las iniciales SCJ inscritas. No era plata, sino una especie de metal barato y endeble, recuerdo que el mío tenía una esquina doblada. Aún así se lo di, porque si no llevaba uno las hermanas sospecharían.

– Intercambiando nuestros corazones, siempre estaremos juntos. Siempre te protegeré. Confía en mí.

Esa noche, la primera que dormimos juntos, fue la más feliz de mi vida, a pesar de que teníamos once años, supe, que Eric estaría a mi lado para siempre. Los años fueron pasando y llegamos a la adolescencia. En el orfanato sospechaban por todo el tiempo que pasábamos juntos y un día la actitud de Eric cambió:

– Dani, hoy prefiero quedarme con los chicos después de las clases en el claustro, ¿te importa?

– No. Estará bien saber que hacen y de que hablan. Todas las chicas me envidiaran.

– Dani, tú no estás invitada. Sólo para chicos. Lo siento. –y se fue. ¿Quién era ése y que había hecho con mi Eric? ¡Será idiota! Esa tarde, después de las clases, la pasé con las chicas, fue aburridísimo. Sólo hablaban de chicos. Yo no sabía opinar sobre eso, así que permanecía en silencio y pensaba que estaría haciendo Eric en ese momento…

– Sí, Eric es el más guapo, estoy completamente de acuerdo. Tiene esos ojitos color avellana, ¡tan dulces! -vaya, así que mi Eric era todo un bombón y yo sin enterarme. No sabía que fuera tan popular entre las chicas, claro, nunca me había molestado a escuchar sus comentarios porque los consideraba absurdos. ¡Menuda sorpresa!-  Y tú Daniela, ¿Qué opinas?¿Qué le das? ¿Qué hacéis tantas horas juntos después de clase?

– Deberes, hablar de tonterías, reír… Sobretodo eso, Eric tiene un gran sentido del humor.

– Sois novios, ¿no? Veis chicas os lo dije.

– No. Somos amigos. –entonces todas empezaron a reír, burlándose. ¡No me creían! Esa noche fue rara, estaba en la cama, el día había sido duro, quería dormir y olvidarlo todo, pero no podía. Tocaron a la puerta, Paula dormía, así que me levanté, abrí la puerta y vi en el suelo una nota: “Te espero en nuestro escondite. Ven por favor. Eric”. ¿Eric? ¿Qué debía hacer? Por su culpa el día había sido horrible. Por supuesto, fui. Era un pequeño cuarto dónde las hermanas guardaban libros muy antiguos de connotación sexual. Llegué y piqué a la puerta tres veces, la señal para que supiera que era yo.

– Eric, es muy tarde. ¿Qué quieres?

– ¡Lo siento Dani! No tendría que haberte dejado sola esta tarde, los chicos son imbéciles y no saben hablar de otra cosa que no sean las chicas y en especial de ti. Dicen que eres la más guapa del orfanato. Si los hubieras oído… Mañana veras a Marcos con un ojo morado, no te extrañes ¿vale? –agachó la cabeza avergonzado.

– ¿Tú sabías que tienes los ojitos color avellana más dulces del mundo?- dije para hacerle sonreir.

– Me he puesto muy celoso. –alzó la cabeza y con la leve luz pude comprobar que realmente sí eran los ojos color avellana más dulces del mundo. Yo jamás me había parado a contemplarlos. Ahora no podía dejar de mirarlos-  No me ha gustado nada que hablaran así de ti. Tú eres solo mi… -estaba tan dulce que le besé y nuestros labios estuvieron dándose calor mutuamente un buen rato. Teníamos quince años y es difícil describir lo que sentí, era como un vértigo interior, como tirarte al vacío sin red. Amanecimos allí y antes de separarnos para ir a nuestras respectivas habitaciones me dijo por primera vez que me quería y que jamás volvería a separarse de mí.

Nos saltábamos las clases para reunirnos en nuestro escondite, y con el tiempo, nuestras citas amorosas iban subiendo más de tono. A dos semanas de mi decimoctavo cumpleaños, empezó a ponerse muy raro, probablemente porque una vez cumplidos los dieciocho, solo podíamos vivir en el orfanato tres meses más. Hacía mes y medio que él los había cumplido y ya estaba buscando trabajo, universidad y un sitio dónde vivir juntos. Todo estaba pasando tan deprisa. La víspera de mi cumpleaños me dejó una nota sobre la almohada: “Cariño, te espero en nuestro escondite. Tengo una sorpresa. Te quiero. Eric”. No podía creer lo que veían mis ojos cuando después de los tres golpecitos de rigor, me abrió la puerta. Llevaba puesta una corbata, en la mesa dos velas y un par de bocadillos y una cartulina colgaba de la pared: “Felicidades Cariño”. Se me saltaron las lágrimas, aunque él nunca lo supo, disimulé que una mota de polvo me había entrado en un ojo. La habitación era tétrica, todo estaba sucio, pero para mí era perfecto.

– Ahora, viene lo más importante de la noche. Es difícil expresar con un regalo lo que siento por ti, y más teniendo en cuenta que nuestras salidas del orfanato están vigiladas y no tengo nada de dinero… Por eso, mi regalo, es lo único puro e íntimo que te queda por descubrir. He querido que sea hoy, que fuera especial, que los tiempos que corren no lo estropeen, que no sea algo banal, si no un acto lleno de sinceridad dónde me entrego a ti por fin, de la única forma que puedo hacerlo. Te amo Dani. –comenzó a desnudarse y vi su masculino cuerpo. Me desnudó lentamente y me besó cada rincón. La mañana de mi cumpleaños mi amor por Eric se hizo más intenso. Pasaron las semanas, Eric y yo estábamos más unidos que nunca, pero una mañana, una de las hermanas lo llamó a Eric a su despacho.

– La hermana María acaba de contarme mis orígenes Dani. No soy huérfano. Fui fruto de una relación clandestina entre mi padre y la cocinera. Ella me dejó aquí al ver que no me podría mantener. Ahora ha fallecido y mi padre se ha enterado de que existo. Se llama Alberto Paredes, y parece ser que es de una familia de dinero.

– Eric, ¿Te das cuenta de lo que significa?

– Significa que ésta misma tarde viene a buscarme para llevarme a su casa. Tengo que irme Dani. –aquellas palabras retumbaron en mi mente durante días. Eric tuvo que marcharse aquella tarde, con lágrimas en los ojos y prometiéndome volver a buscarme. Nunca lo hizo. Empezó llamándome una vez a la semana, luego una vez al mes y luego… Me contaba que era difícil, que su padre quería disfrutar de él, darle todo lo que no había podido darle. Lo mandó a la mejor universidad y él estaba siempre muy liado. En su última llamada me dijo que tardaría en volver a saber de él porque se iba de viaje por Europa. De eso hace ya 5 años. Yo he probado suerte en varios trabajos, he intentado cambiar, olvidarle, mantener mí tiempo ocupado, pero al final del día siempre me queda un rato para pensar en él. Hace tres días le vi. Iba muy acaramelado con una chica preciosa. Se les veía tan felices. No me vio, y es mejor así. Me gusta irme sabiendo que estará bien. Ahora no me queda nada, más que contemplar éste precioso atardecer, que visto desde éste acantilado, me hace sentir la persona más importante del mundo, aquella que en su día Eric me hizo sentir.

Sólo pido, a quien encuentre esta botella, aprecie mi historia y no deje jamás escapar las cosas buenas que haya en su vida.

Hasta Siempre,

Daniela

– Eric, ¿estás llorando? ¿De quién es la carta?

– De Dani.

– ¿Es algún amigo tuyo? ¿No tienes tú un colgante igual que ése? Lo siento mucho. Supongo que estabais muy unidos y su perdida te habrá dolido mucho.–y se dio media vuelta dirigiéndose hacía el coche.

-¿En que me he convertido? Le hice una promesa. –dijo mirando la carta- Era la mujer de mi vida. ¿Cómo pude olvidarla? ¿Cómo me dejé cegar? Cariño mío, jamás te dejaré sola.

– Eric, ¿Qué dices? –al girarse sólo vio la carta que segundos antes Eric sostenía, ahora flotando en el aire, acariciada por la brisa…

Dicen las gentes del lugar, que él no pudo soportarlo. Aunque no la tenia a su lado, sabía que ella estaría allí cuando la necesitara. Pensar que ya jamás podría verla y recordar todo lo vivido juntos fue demasiado para su dolido corazón que lo empujo al borde del acantilado junto a ella, dónde pudo al fin, cumplir su promesa.

Su historia recorrió el mundo entero. Porque a veces, las pequeñas personas logran hacer cosas grandes.

Hoy, treinta años después, son miles los enamorados que se acercan hasta aquí para intercambiar sus colgantes y lanzarlos al fondo del acantilado, dónde el amor puro, permanecerá para siempre.

119- ELLOS. Por Penélope
121- Perfumes de ocasión. Por Marti


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Participantes

lilas:

Me ha parecido una historia realmente preciosa, me ha enganchado hasta el final.realmente muy bonita.


RoLL:

Como me gustó este relato!!! me enganchó hasta el final!!! :-D

Mucha Suerte!!!

;-)


Pira:

Vales mucho , y es realmente preciosa, ya te lo dije :)
con cariño …

pira :)


Laura(picaso):

Me encantó, te lo dije desde un primer momento cuando lo leí…

Mucha suerte mi niña!
Vales mucho y lo sabes!


Jessi (Miss divina!):

Tia, e llorado y todo! k emoción, k sensible…, m a encantado! Parece escrito por una escritora súper famosa, x lo k ija, no lo dejes, k vales muxisimo!

Ami sólo m gusta leer cositas cn sentimiento, y t juro, k m a encantado! No tndrás alguna cosita más x ai, cn k deleitarnos…

Mantenme informada!
Cuándo lo celebramos? xd
Te quiero preciosa!


bobdylan:

Realmente una historia conmovedora, con un perfecto equilibrio entre lo lírico y lo dramático, con unos personajes verosímiles y bien trazados, y en el que recreas de forma espléndida el ambiente de los orfanatos, y el paso de la niñez a la adolescencia.

Realmente es uno de los mejores que he leído.

Te deseo suerte en el certamen.


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