Estaba sentado en mi pupitre transcurriendo un día, una mañana más, rutinaria, aburrida, lúgubre. Hasta que algo fue a quebrantar la situación vigente. La razón del cambio comenzó cuando percibí que varios alumnos se abalanzaban al frente del salón y salían de él. A mi me extrañó la creciente precipitación de la muchedumbre y un olor fuerte y pesado que comencé a percibir. Se me vino la cabeza la idea de que alguien (que no era precisamente yo) causó una flatulencia y sin pasar más tiempo un alumno bastante boca sucia exclamó: -¡Qué pedo feo se tiraron!- con una cara que afirmaba lo dicho.
La profesora era un muchacha de treinta y seis años que a menudo le faltaban el respeto por lo cual solía enojarse y renegar. Sin la suficiente atención de los alumnos estaba ésta acomodando unos papeles con los que luego pensaba dar la clase. Reaccionó a la nueva adversidad diciendo: -¡Vamos!, entren- mientras yo miraba el suelo y me esforzaba para no reírme, aunque sin mucho éxito por mi nariz se escapaban resuellos de forzados intentos de contener carcajadas.
El pedo que tubo su existencia esa mañana comenzó a disiparse con la misma velocidad con que se presentó y finalmente concluyó una decena de segundo después de su aparición, y los exiliados retornaron a sus bancos.
Lo extraño del suceso fue el olor del pedo, no era un pedo cualquiera, sino un pedo cargado. Tenía un fuerte olor, como el de un alimento en descomposición mezclado con el humo que produce una cubierta vehicular de goma incendiada. Algo que raramente olvide, un acontecimiento similar difícilmente se produzca en ese contexto.
Mis recuerdos entre los hechos; un mundo sucio que todos formamos parte; algo que pasa y queda, como las huellas de un camión que pasó un día de lluvia en una empantanada calle de tierra, y al día siguiente hay sol, el barro a solidificado y se adivina el paso antedicho de la mole devastadora.
Bueno, se agradece el esfuerzo, aunque lamentablemente la historia en sí no tiene mucha consistencia ni la narración resulta especialmente graciosa, ni está bien escrito. Hay incluso un par de errores tipográficos.
En cualquier caso, te deseo suerte en el certamen.
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