Todo empezó cuando Elsa tenía dieciséis años. Provenía de una familia humilde que no ganaba para derroches. (más…)
Subió a la azotea y tocó a Raúl. “Pss, despiértate”. (más…)
Podía sentir como fluía, a borbotones rítmicos, tratando de entibiar en un esfuerzo consolador, lo que ya estaba frío por dentro, pequeños riachos incipientes despuntaban de cada golpe, la gran máquina se estaba quedando sin combustible para bombear, pues el que salía, no tenía retorno posible. (más…)
Dentro del aula el incesante golpear las tizas sobre la pizarra confirmaba nuestra intención de convertirnos en una máquina de guerra. (más…)
Nos habíamos ganado el respeto de los recolectores. Y más cuando descubrimos el sencillo y práctico aporte de las pilas. (más…)