“Pasados casi diez años de esta experiencia personal y veraz que a continuación voy a narrar sigo, muy a mi pesar, pensando lo mismo. El tiempo no madura al ser humano, se ha cambiado de país o de región pero las acciones siguen siendo similares.
Quizás, porque nunca se debe perder la esperanza, un día reescriba esta historia”.
El valor si se supone es que no se tiene, porque en el transcurso de una vida se ofrecen infinidad de oportunidades para demostrarlo. Quizás sea yo el mayor de los cobardes, pero en numerosas ocasiones he antepuesto mi ética a un ficticio beneficio propio. No entiendo al ser humano, no entiendo razonamientos hipócritas que convergen en puntos difusos altercando innoblemente al sentido común. Desde mi ignorancia no comprendo guerras absurdas donde nunca hay vencedores ni vencidos porque, desde mi punto de vista, todos han perdido frente a la razón. Individuos que se vanaglorian de hechos detestables avergüenzan mi raciocinio. Imponer convicciones con la fuerza de las armas empequeñece al ser humano. Encontrar sentido a cualquier acto bélico escapa a la manera en que yo pienso. No somos libres cuando necesitamos armamento para doblegar individuos hostiles a nuestra razón.
No creo que sea cuestión de razas ni religiones, el individuo como tal padece la necesidad de sentirse poseedor de la verdad, una verdad absoluta inexistente y cuestionable. Se escudan en dogmas que subjetivamente encauzan, según siempre su parecer, para llegar a mentes dóciles y fácilmente maleables. Si no hubiese sido testigo involuntario en situación extrema quizás seguiría apostando por la nobleza del ser humano.
En junio del año dos mil partí hacia Kosovo en misión humanitaria. Fue una decisión impuesta, pero aún así decidí acometer mi destino con la mejor de mis sonrisas. Marché para permanecer en aquella zona algo más de cuatro meses, nunca, aunque pensemos lo contrario, se está preparado para ello. Consciente era de mis temores y de mis miedos, aunque intentara encubrirlos. Miedo a miradas sin futuro, a cuerpos abandonados a su suerte. No entendí y aún hoy no entiendo el motivo ni el porqué del conflicto, no es misión mía el buscar culpables, la justicia o sus conciencias, si las tuvieran, se encargarán de ello. La guerra hacía tiempo que estaba adormecida pero todavía vehículos militares custodiaban puntos estratégicos. Calzadas, iglesias, monumentos, estaban resguardados por fusiles. A los lados de la carretera fosas comunes irrumpían en el paisaje apoderándose de él, casas derruidas, estaciones de autobuses quemadas, caminos y puentes bombardeados, el lado oscuro del ser humano se presentaba sin velo.
Filas interminables de chiquillos, los más afortunados, caminaban al borde de la carretera durante varios kilómetros, sorteando tumbas y algún vehículo, para llegar a una escuela derruida. Sobre edificios en ruinas la población intentaba recuperar una vida cuyo equilibrio le era esquivo. Aquellos niños que no tienen la suerte de acudir al colegio, deambulan sin rumbo por las calles mendigando para comer. Cuerpos de críos desnutridos transitan descalzos entre socavones y barro sin tener presente ni futuro. Ellos no entienden de guerras, no entienden el odio, su ingenuidad ha sido asesinada impunemente por mentes atrofiadas que han dirigido un mañana, el suyo, sin horizonte. Muertes absurdas hacen que se incrementen rencores estancados, no temen perder la vida, temen al hambre y al frío. Me entristecía sobremanera el pensar que aquellos niños no tenían sueños. Su prioridad era sobrevivir a unos acontecimientos que les habían privado de soñar. Todavía alguna noche me despierto sobresaltado cuando recuerdo a bebés envueltos en telas debajo de un puente con un cartón a sus pies solicitando limosna. Algunos de ellos murieron de frío sin que pudiéramos hacer nada. Estaba terminantemente prohibido intervenir. Aquellos bebés sólo tenían un par de meses, algunos incluso días. Perfectamente envueltos en telas parecían un paquete correctamente realizado si no fuese porque su pequeño rostro estaba al descubierto. Apenas lloraban, como conocedores de la suerte que podían correr. Enrojecidos o amoratados por el frío esperaban impasibles ellos y el mundo su destino. Eran los propios padres los que allí los colocaban, esperaban agazapados y escondidos que alguien dejase alguna moneda para atracarlo y hacerse de todo lo de valor que pudiera tener, había que observar a distancia. No hay lágrimas que lo sepan entender.
En nuestros desplazamientos entregábamos alimentos que nunca eran suficientes. Camiones cargados se donaban a las autoridades para que ellas efectuaran el reparto. No podíamos ni debíamos proporcionar ningún tipo de alimento de tu a tu. Los conductores de los vehículos tenían orden expresa de no detenerse durante el trayecto. Nos privábamos mis compañeros y yo de zumos, galletas y dulces para entregarlos, sin parar el vehículo, a los chavales que nos seguían, por caminos repletos de socavones, solicitando viandas. Antes de emprender cualquier desplazamiento acumulábamos de aquellos alimentos que nos pertenecían los que a los niños más les pudiera apetecer para dárselos durante el viaje. Se acercaban tanto a las ruedas que temía por su integridad física, les lanzábamos despacio la comida y se peleaban entre ellos por apoderarse de ella. Es imposible por muy duro que se tenga el corazón no derramar una lágrima ante el espectáculo bochornoso de lidiar niños por un bollo. Así está el mundo y así, impasibles, miramos hacia otro lado porque estamos cansados de penas. En uno de esos desplazamientos estuve a punto de desobedecer órdenes y abandonar el vehículo al contemplar a dos chiquillos luchando con todas sus fuerzas para apropiarse de un zumo de naranja. Se rompieron sus maltrechas camisetas y se magullaron en la lucha por tan insigne trofeo.
El jugo acabó en el barro, pero aún así durante varios minutos siguieron su batalla por conseguir el zumo de naranja. Un pequeño tetra brik de 25 cl con una pajita era el tesoro más valioso que ante sus ojos pudiera aparecer. El valor ante espectáculo tan lamentable no se demuestra empuñando un arma, a la vida en esas condiciones no se le da el mismo valor, el hambre y el frío también matan.
El valor si se supone es que no se tiene.
70- Averno. Por Ruiz de la Muela,
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Una crónica impoluta escrita a través de una ventana que da directamente al horror. Mucha suerte.
¿Qué significado le das a «altercando» en el 4º renglón? Sobra, a mi juicio, el alegato pacifista y moralizante. La exposición escueta de los hechos es ya lo bastante cruda y estremecedora para que el lector llegue a la conclusión que se pretende: el horror y el sinsentido de cualquier guerra.
La descripción es vigorosa y sincera, con buen ritmo periodístico. Suerte.
Las descripciones y lo que pretende explicar el relato me ha gustado. He encontrado demasiado larga la introducción en la que el protagonista se retrata a sí mismo. Quizá hubiese sido mejor que se hubiese ido descubriendo conforme avanzaba el relato. Y la historia, a pesar de ser un buen retrato, necesita que algo más pase, de poco sirve que se retrate tanto a un personaje si éste no va a ser partícipe más directo de los hechos que acontecen.
Suerte.
Para Toribio:
Si la introducción te parece demasiado extensa es porque no has conseguido entender el relato. Puede ser culpa mía o también que quizás tu lectura haya sido atropellada y no le hayas dado el sentido que tienen las palabras. El relato en sí no está basado en la guerra (es sólo el ejemplo que da sentido a todo ese alegato) sino en una casilla que existía en la cartilla militar que se rellenaba siempre con estas palabras » EL VALOR: SE LE SUPONE»
Otro apunte ¿En cuántas guerras has estado para saber lo que se siente cuando está uno dentro? Gracias por leer el relato
Para Seres Entrópicos
Perdóname sino he cometido traición, por no haber salvado a una guardería entera de niños, perdóname por obedecer y realizar mi trabajo aunque la sangre me hirviera, perdonáme por no haber traido heridas de guerra, esta historia no es un guión de holiwood. Algunos compañeros quedaron allí. No seas frívolo con tus comentarios.Gracias por leer el relato
Ruíz, no sé exactamente que te duele de mi comentario pero, sea lo que sea, ésa no era mi intención. Explico mi percepción como lector, no hago un análisis de la realidad que hay tras ello. Son dos cosas distintas. Y ni tan siquiera me pareció malo el relato, sólo apunté un par de cosas que me parecían mejorables por si te servían a ti como escritor. A veces, cuando uno no se expone al lector, carece de referencias que le hagan ver como llega su texto. A mí me sirve.
Reitero mis disculpas. Mucha suerte.
No estoy enfadado ni nada, seres entrópicos, simplemente pedías que al protagonista le ocurriera algo y el protagonista es solo por deber y por obligación espectador, a lo mejor he sido brusco en mi exposición, pero quería que quedara clara. Mi relato puede o no gustar pero se que no es malo, sino ten por seguro que no lo hubiese mandado. Un abrazo e intentalo leer desde otra perspectiva seguro que te llega.
Me parece una buena descripción periodística, y si narra una experiencia propia, entiendo la defensa que haces de ella, Ruiz de la Muela, aún así, creo que no es un relato de ficción, al menos tal como yo lo entiendo.
Te deseo suerte en el certamen.
Alarado queda. Solo puntualizar que no es que quiera que pase nada más de lo que pasa, sólo dije que la primera parte define mucho a un personaje que después es mero espectador como indicas, quedando en un relato de corte periodístico, lo cual me parece genial.
Lo primero que te dije es que lo descrito y lo que pretendía transmitir me había gustado. Y tú, como su autor, es quién ha de creer en su escrito por lo que yo, u otros, podamos decir puede servirte para ver cómo llega, pero no implica que tengas que estar de acuerdo.
Un saludo
Lo siento, filosofías baratas me aburren. Y más aún si no se mantiene un ritmo (a ver esas comas)… Espero que su relato sea excelente y me tenga que tragar mi comentario (lo dudo, pero es posible)…
Suerte.
Enhorabuena Ruiz de la Muela, una historia contada con el corazón con un léxico excelente cuyo resultado es que has conseguido una obra genial.
Sencillamente extraordinario…nada más que decir.
Me ha llegado tu relato profundamente. En una primera lectura, el inicio me despistó un poco, pero finalmente me esnganchó por completo. Gracias por permitir que lo leamos. Mucha suerte.
Un relato periodístico que está bien. Descripciones estupendas. Muy espesas, aunque entiendo que al mezclar descripción con opinión tal vez busques esa densidad. Suerte.
Me siento totalmente identificada con el relato. Estuve de mision humanitaria en Bosnia y Libano, las descripciones son perfectas y me ha sido imposible derramar dos lágrimas.
No se ha podido contar mejor.
El relato me ha gustado, estoy de acuerdo en lo de corte periodístico, cuyo resultado es crear una opinión que es lo que pienso que el escritor desea.
El relato me parece demasiado largo, y no cuenta nada que todo el que ha estado de misión no sepa, además eso de misión humanitaria, está de más, el que va a zona va por el dinero no por lo humanitario.
Para Alguien
Tu comentario está fuera de lugar, hay que ser mas persona…
Hay veces que es duro escuchar según que cosas, tu opinión personal «alguien», tus motivaciones, no tienen nada que ver con las de los demás. He escrito un relato al que puedes criticar como te parezca, te puede o no gustar pero lo que no te voy a permitir que salgas del terreno literario para destruir la imagen de las personas que han estado en misión humanitaria en países en conflicto. Al dinero no todo el mundo le da el mismo valor y por supuesto el valor a ti ni tan siquiera se te supone.
Enhorabuena, Ruiz de la Muela!, tu relato me parece extraordinario, me gusta tu estilo. Me ha sido muy fácil meterme en situación, has conseguido que en el transcurso de la lectura pasara de ser una mera lectora a ser un compañero más que sentado a tu lado viviera cada escena descripta como si hubiera estado alli.
Sigue así, mucha suerte.
Hay veces en las que aunque seas el más heroico de los hombres para según que cosas no tienes el valor suficiente. En mi opinión como lector no te refieres al temor de tu propia muerte, sino al drama, al sufrimiento, a la desesperación de las víctimas… Considero indispensable tu introducción que nos ayuda a situarnos en escena. Una dura pero excepcional crónica de guerra. Te felicito y te deseo mucha suerte!!
Lucio anneo has entendido perfectamente el relato. No te has quedado en lo superficial sino que has llegado al fondo y no es un texto fácil aunque en una primera impresión lo parezca. Gracias
sencillamente un excelente relato de horror. no tengo palabras para expresarte mi agradecimiento por tu trabajo
Excelente alegato antibelicista.
Mucha suerte.
Un texto impecable. Me hizo rememorar los malos tiempos, amigos perdidos y necesidades. Los pocos que quedamos que pasamos nuestra guerra civil siendo niños sabemos lo que se sufre siendo un paria, un perdido en medio de una sociedad rota. Me siento orgulloso de vivir en un pais que lucha por la paz, pero me siento aun mas orgulloso de que nuestros valientes representantes en semejantes calamidades sean capaces de seguir manteniendo su humanidad entre tanta barbarie.
Mucha suerte y muchas gracias.
Bufff…Se me ha encogido el alma. Me ha gustado leerlo. Mientras lo hacía, imaginaba al narrador en tan dantesco escenario, imaginaba la avidez de sus ojos grabando tanto horror, esperando el momento de relatar a la humanidad entera sus vivencias en el infierno, quizás con la inútil esperanza de hacerse oír, con la vana pretensión de gritarle a un mundo que no escucha: «nunca más».
Gracias por tu sensibilidad. Suerte.
A mí no me parece tu relato, Ruiz de la Muela, ninguna crónica periodística al uso, ni un deseo de formar opinión, ni un intento de conmover con lo más doloroso y crudo, sino la constatación de un hecho que, por haberte supuesto una experiencia vital tan dura y desgarradora, conservas todavía en la retina de los duelos que llevamos las personas en el consciente íntimo, y que te ha movido desde entonces, a cuestionarte la racionalidad de la propia especie humana.
Y has encontrado en este certamen el momento y la ocasión para verterlo todo, pero dentro de en un cuidado lenguaje y asimilándolo a la ortodoxia que un evento como este exige.
Por lo carnal y lo doloroso de esta experiencia personal, te implica y te araña el gesto; y por eso replicas que advierto, se ve que sufres todavía con quien se queda en la livianidad de los enunciados. Esta historia es duelo, y aunque los personajes permanecen en la opacidad del momento, tienen -o quizá y por desgracia tenían- nombres y apellidos. Que nos sirva de reflexión el texto.
Fuera de la emoción de lo narrado,el relato es cuidado y generoso en lo formal, y entiendo que bien escrito.
Me gustó y te lo digo.
Un abrazo.
Un relato vivido en primera persona , que sobrecoge a cualquier ser HUMANO y que espero nos haga reflexionar sobre la «puta guerra».
Muchísima suerte
No es mi estilo, pero está muy bien, aunque si parece un reportaje de guerra, pero no importa. Lo que de verdad importa es el fondo y ese sí me ha gustado.
Excelente relato, consigues crear el ambiente preciso para adentrarnos en él. Muy bueno
He leido muchos de los relatos a concurso pero no he opinado de ninguno. Sin embargo, al llegar a este, me ha sido imposible no comentarlo. Cuando comencé a leerlo no sabía por donde irían los derroteros, pero despertó mi curiosidad. Una vez finalizada la lectura tengo que decir que es muy cuidado en el lenguaje, en un principio, en la introducción (creo necesaria) busca dar sentido a la historia que va a contar y después se adentra por completo con un lenguaje sencillo y claro en una historia que es por si desgarradora sin tener que añadir adorno ninguno. No se si el autor es militar o no, pero si así lo fuese debemos ( o por lo menos así lo entiendo yo) cambiar la percepción de que el militar busca y está para la guerra. Un ejemplo claro de lo que la subordinación supone, de no ser dueño de tus acciones, esa dureza de ser simple espectador aunque hubiese querido ser protagonista queda muy clara. Por tu relato, por tu buen hacer en que algunos cambiemos tópicos, por lo bien escrito, por hacernos llegar una realidad que algunos queremos obviar, te doy las gracias. Es en sí, un excelente relato que no deja impasible al lector. Mi más sentida enhorabuena, te deseo la mejor de las suertes porque el relato bien las merece
Simplemente excelente. Enhorabuena Ruiz de la muela.
Enhorabuena Ruiz de la Muela trabajo excelente. En una experiencia tan intensa es muy difícil tener mayor capacidad de síntesis y transmitir momentos vividos con sensaciones tan encontradas antes, durante y a la llegada de la misión de forma sencilla, clara, dura y real como la vida misma. Relato duro que nos adentra en las miserias de un conflicto bélico que como bien dice todos pierden y en particular los mas débiles, los niños.
Magnifico relato.
El horror no es algo sobrenatural sino humano y lo has plasmado de una magnifica manera en tu relato.
Magnifico relato.
El horror no es algo sobrenatural sino algo creado por los propios seres humanos.
hay historias que te puedes creer según quien las cuente, pero esta para mi es especial porque me he he sentirme participeme de los acontecimentos y me ha gustado porque he sido participe involuntario del desarrollo de la historia, es genial y el escritor tiene que estar muy satisfecho del texto que ha escrito Relato estremecedor y muy bien escrito, no me canso de leerlo, suerte
Me ha gustado tu relato porque la historia está muy bien narrada y se hace totalmente creíble. Estoy totalmente de acuerdo contigo con la reflexión que haces «estamos hartos de penas y miramos hacia otro lado». Espero que nunca una injusticia nos haga indiferentes. Como te decía un lector en un anterior comentario, «me ha gustado y te lo digo», mi más sincera felicitación.
Tu escrito, como bien te dicen, tiene más de crónica que de relato, pero eso no lo desmerece. Realmente las situaciones límite, como es la guerra, han dado a la literatura mucho material, y esto mismo que nos cuentas, transformado mediante la personficación de los protagonistas podría dar lugar a un relato magnífico. Aún recuerdo los rostros borrosos por el miedo feroz de los hombres en Sbrenica, conscientes todos de su destino breve e inmediato. Ya no se trata de hacer historias maniqueas de buenos y malos, sino de historias humanas, próximas, reales.
Te animo a seguir porque tienes recursos y material (la experiencia es muy importante).
Te dejo mi voto y te invito a visitar mi relato, el 181. Creo que el asunto te interesará. Ya me dirás.
Suerte y un saludo.
Buen relato. Suerte.