Y por fin la tenía, la tenia frente a mis ojos, simplemente observándome y esperando quizás ansiosa lo que yo tenia para contarle. La oscuridad de la noche nos abrazaba, y el suave viento nos despeinaba, y muy despacio comenzábamos a disfrutarlo, e indefectiblemente ansiábamos que no cesara. La luna nos observaba quizás disimulando sus grandes expectativas, sentí estar explorando mis objetivos, creí no volver a tener otro logro de semejante magnitud, y en contraste con lo que creía, ansiaba que este momento no terminara, mientras los árboles silbaban a nuestro alrededor yo no podía dejar de mirarla, de contemplarla, no podía asimilar lo que realmente estaba frente a mis ojos, y a pesar de la tímida charla, me sentía casi en un éxtasis emocional soñado, disfrutando de cada movimiento de sus labios, de cada parpadeo, pero sobre todo de cada vez que ella acomodaba sus cabellos por el movimiento que emitían sus pasos al dirigirnos hacia su casa.
De pronto pude ver el frente de su hogar, ella dijo que habíamos llegado, me agradeció por la compañía, confesó que tal vez la hubiese invadido el miedo si tuviera que volverse sola desde allí, intento darme un beso en la mejilla como para despedirse, cuando yo la interrumpí:
_¡espera!_ le dije como acelerado, pero con cierto temor dentro mío_ todavía no te conté aquello que tenemos pendiente_
_¡es verdad!_ me respondió ella con mucho entusiasmo, lo cual me tranquilizó, porque noté el interés por quedarse afuera de su casa conmigo. Nos sentamos en un cantero, el cual era muy bien cuidado por su madre, mientras yo comenzaba con el esperado relato:
_Hace varios días ya tuve una intensa charla con el ser que más admiro, mi padre me contó que a mi edad se enamoró obsesivamente de una muchacha, me la describió como una mujer muy especial, morocha, con el pelo castaño, de piel morena y los ojos verdes, con una figura muy bella, y sobre todo una persona muy amable y dulce_ suspiré, aguardé unos segundos, me sentí presionado por su ansiedad y seguí_ y luego, con tristeza, me reconoció que por su reprochable conducta aquella mujer no lo eligió a él, y que tuvo que quedarse con mi madre, casi por una suerte de descarte_ me miró como sorprendida de mis palabras, su mirada contenía tristeza, que era fácilmente perceptible_ algo que me dolió demasiado, por lo que me enojé, por lo que lo insulté, le dije que lo malo que veía en sus palabras_ seguí yo_ pero luego de que me explicara lloramos juntos…_ hice una pausa, esperando quizás algún comentario suyo.
_me parece que yo hubiera reaccionado igual que vos, creo que sus palabras sonaron muy crueles_ simplemente me respondió ella.
_y yo no entendía el porque de este relato de mi padre, porque así, sin ningún aviso previo se sentó a mi lado y comenzó a hablarme, pero luego de mi reacción, me explicó que para él se tornaba inevitable verme, y no verse reflejado, no recordar todo aquello que sufrió, cuando él me ve escribir el nombre de mi amada, cuando me ve contemplar con ternura su fotografía, cuando me ve llorar su ausencia y festejar su cercanía, y más aún cuando mis líneas son dedicadas a ella_ su rostro se entristeció, y sus ojos adquirieron cierto brillo que dominaron mi atención_ pero luego de contarme aquella anécdota me dejó lo que para él significaba el mejor consejo que podría dar, “no dejes pasar más tiempo” me dijo, pero lo que más me impacto es sabe que la hija de su amada, hoy esta sentada a pocos centímetros míos_ ella me miró sin entender nada, me miró casi obligándome a que le explicara, yo comencé con la larga historia, mientras ella agachaba su cabeza, luego de mi explicación, pude ver que ella humedecía el suelo con sus lagrimas, levanté su cabeza con mi mano, y mientras largaba su llanto desconsolado, me contaba que su madre, días atrás le había dicho, a modo de confesión, que ella no era hija de quien imaginaba que era su padre, sino de aquel que fue su primer aventura, y que su nombre concordaba con el de mi padre…
239- Una brisa singular. Por Gabriel M.M.,Enviar a un amigo Imprimir
… Y es que el mundo es un pañuelo, Sucio, pero pañuelo al fin y al cabo.
Mucha suerte.
Otro tema de telenovela, aunque bien escrito. suerte
Aprovechable como comienzo de «dramón»…
Muy bueno el relato, sorprendente como la vida nos une inevitablemente, siempre, muy buen escrito, gran narración, mucha suerte.