Una vez más siento el nudo en la garganta, la sequedad en la boca, las palpitaciones y esa conocida sensación de presión en el pecho que casi no me deja respirar. No me va a dar tiempo. Es una locura intentarlo, pero tengo que hacerlo. He de reaccionar y no me queda otra alternativa que enfrentarme a este reto. Aquí y ahora, sin posibilidad de hacer un pacto con mi reloj, que no hace ruído, pero que silenciosamente se hace testigo de esta cuenta atrás.
Poco a poco siento como mi cuerpo refleja mi estado mental: noto como mis manos empiezan a temblar ligeramente y se hacen más torpes, mi estómago produce demasiado ácido y temo que tras mi ojo izquierdo comience uno de esos terribles dolores de cabeza. De repente, me recuerdo a mí misma que soy yo la que debe dominar a mi cuerpo y no viceversa. Necesito hacer algo para sentirme mejor. Lo primero es contolar mi respiración: tengo que vaciarme completamente presionando mi ombligo hacia mi columna y dejar que mi cuerpo me obligue a tomar nuevamente el preciado gas que necesita para sobrevivir.
Acabo de oír unas voces en la escalera. Podrían ser ellos, pero espero que no lo sean. No, no pueden ser ellos, pero si lo fueran…Escucho atentamente los pasos que se acercan más y más, pero pasan de largo. Menos mal. Parece que he tenido suerte por ahora. Christian no me ha dicho cuando vuelven, pero creo que dispongo, como mucho, de una hora. Sigo pensando que es una locura el intentarlo siquiera, no me siento preparada, pero también sería una locura el no hacerlo.
Odio el encontrarme una vez más entre la espada y la pared. Ojalá pudiera evitar el sentirme siempre tan culpable, pero esta vez no voy a permitirme a mí misma el tirar la toalla sin haber luchado. Si no lo intento ya habré perdido. No se trata de un reto cualquiera. Esta vez se trata de una meta propia, una asignatura pendiente que ha esperado más de dos décadas para hacerse realidad y por ello he de aceptar las circunstancias y simplemente hacerlo lo mejor que pueda. He de tomar la vida como viene.
Recuerdo cuando hice las pruebas de la selectividad.Siempre he sentido pánico a momentos en los que te juegas tanto, pero en esas ocasiones, como en ésta es el amor el que vence al miedo. Mi amor, esa es mi arma.Una vez más será el amor el que me ayude a enfrentarme a mis miedos, a mis inseguridades, a mis limitaciones. Una vez más me dejaré guiar por el amor y todo saldrá bien.
Ahora me concentro en el amor. La palabra amor, mi mantra. Respiro con amor. Pienso con amor. Trabajo con amor. Amor. Respiro. Amor. Respiro. Amor. Música. Amor a la música. Siempre que pienso en el amor pienso en la música. Pensar en música me hace recordar a Byron susurrándome al oído “Feel free!!” mientras me entregaba un papel en el que había escrito el nombre de su hotel y su número de habitación. Tantas cosas han pasado desde aquella noche mágica e inolvidable en el A-Trane. El revivir una vez más aquel precioso momento me va a ayudar a superar éste. El pasado y el presente se mezclan en mi cabeza y vuelvo a sentir la energía y el poder que el miedo al fracaso me había robado por unos momentos.
La música que mejor me puede inspirar en este instante es la de Byron. Gracias a internet le puedo escuchar y ver en este preciso instante en el que tanto le necesito. Le imagino tocando su guitarra en su carísimo apartamento de su Nueva York natal, tan sonriente y hermoso como siempre, mientras entro en su página web, con la misma facilidad con la que él entró y salió de mi vida, sin despedirse, pero dejándome el mejor de los recuerdos: buena música y buen amor.
Suenan las primeras notas y vuelvo a maravillarme del poder que la música tiene sobre mí. En un instante me ayuda a transformarme de nuevo en la mujer, segura de sí misma, rebosante de ideas y de ganas de vivir mientras me concentro en la poderosa energía que me transmite su voz y su música. Siento su poder. Siento mi poder. Escucho: “Life starts today” . La vida empieza ahora, el amor empieza ahora, ahora. Ahora es el momento, mi momento. El presente es un regalo, de ahí le debe venir su nombre.
Termina la canción, todo se queda en silencio. Una llave, escucho una llave. Salgo de mi trance y la cruda realidad me salpica en la cara como un cubo de agua helada. Lo había olvidado completamente. Son Christian y su preciosa hija. No, no viene con su hija como esperaba. Reconozco a esa mujer. Intento recordar su nombre…Anne, creo que es Anne, su amiga de Bremen, la de la foto con la máscara veneciana. Es más bonita de lo que pensaba y parece simpática. No puedo disimular mi nerviosismo. No sé qué cara poner. Me siento como desnuda y, lo que es peor, sin maquillaje. Menos mal que estoy en Alemania, aquí normalmente no me importa tanto el qué diran, pero ahora me siento como una intrusa, como una molestia. Intento sonreír y poner buena cara al mal tiempo.
Ella también luce una sonrisa incómoda mientras se hacerca hasta mí y me estrecha la mano sin fuerza, como si tuviera miedo de romperme. Miro a Christian que se ha quedado apoyado en el marco de la puerta, sin entrar y siento otra vez el pánico subiendo desde mi estómago hasta mi garganta. El miedo me anula la voluntad y la alegría que hace sólo unos instantes me llenaban. Vuelvo a encontrarme en mi lucha interior, donde una parte de mí quiere satisfacer a todo el mundo y la otra reclama que dedique más atención a mis propias necesidades e intereses.
Seguro que él ha estado intentando localizarme toda la tarde para decirme que no venía solo. Me niego a empezar disculpándome. Odio sentirme como si me hubiera pillado con las manos en la masa. No quiero reconocer, y menos en presencia de esta desconocida, que vuelvo a tener la culpa de que las cosas no salgan a su gusto, sólo porque he vuelto a olvidar mi móvil en casa de Alex y porque además yo también haya hecho mis propios planes sin contar con él y sus necesidades, para variar.
Mirándole más detenidamente, me doy cuenta de que la mímica de su cara no refleja exactamente mis temores. No parece tan enfadado, sólo algo molesto. No, molesto no es la palabra, sino más bien expectante. Creo que está esperando una explicación, así que lo mejor es que me apresure a justificar mi necesidad imperiosa de encerrarme en mi despacho durante las próximas horas. Espero encontrar la manera de hacerle entender mi perspectiva de la situación, así que he de buscar cuidadosamente las palabras adecuadas, pero en mi estado se me hace más difícil expresarme en este idioma tan poco mío. Escuchándome a mí misma, me avergüenza ver que aun puedo cometer los errores gramaticales más básicos cuando estoy tan nerviosa como ahora y el pensarlo me desconcentra más, si cabe y vuelvo a meter la pata, una y otra vez. He de hacer algo para romper el círculo vicioso. Hace mucho rato que necesito orinar y de paso intentaré tranquilizarme.
El wc siempre ha sido mi lugar preferido para la reflexión, para volver a encontrar mi centro, mi paz interior. Aquí sentada, a solas, escuchando el murmullo del agua que sale de mí me relajo automáticamente. Ahora he de volver a salir y enfrentarme cara a cara con la situación, pero creo que es una causa perdida. De todas maneras, por preguntar que no quede. Por lo menos me quedaré tranquila sabiendo que puse todo de mi parte, me arriesgué y no tendré que mortificarme con mi superdesarrollado sentido de la culpabilidad, por haber dejado pasar una vez más una oportunidad de oro para sentirme más realizada y mejor conmigo misma.
Ya no están en el despacho. Estaría bien que se pusieran a cocinar. No me había dado cuenta de que no he comido nada desde el desayuno. Ella parece estar despidiéndose. Realmente tiene un acento muy diferente al berlinés, me cuesta bastante entenderla, pero por lo visto sólo quería pasarse a recoger el cojín en forma de oveja que Christian le había prometido la última vez que cuidó de su hija. Menos mal. Cuando ella se vaya, le contaré todo tranquilamente y seguro que acepta. O tal vez no. Cualquiera sabe. Creo que nunca seré capaz de preveer su reacción. Su manera de pensar me resulta tan indescifrable, como le resulta a él la mía, pero nos queremos mucho. El amor también me ha motivado durante todo este tiempo a seguir intentando comprender su idioma, su cultura, su estilo de vida, su manera de pensar y de sentir. Ha pasado ya una década y seguimos intentándolo, día a día.
Ella parece mucho más joven con la oveja bajo el brazo. Christian la acercará en coche y luego ha decidido pasarse a visitar a su ex. Perfecto. No siento celos, ni desconfianza. Me siento feliz al comprobar que una vez más me he comido el coco más de la cuenta. Ni siquiera he de preocuparme por molestarle. Él se va contento por tener la posibilidad de visitar a su querida Maya, habiendo dejado a su hija con su madre. Yo me siento feliz de poder ponerme a escribir el relato, sin tener que pensar en preparar la cena, acostar a Lily, leerle un cuento, discutir con Christian sobre mi necesidad de soledad y de aislamiento del mundo exterior durante los últimos meses, para poder concentrarme en mi novela. Creo que se siente celoso de mi escritura.
Ahora sólo me queda esperar a que me llegue la inspiración y rápido, porque en pocas horas termina el plazo de entrega. No puedo creer que vaya a presentarme a un certamen con un escrito creado en un par de horas. Siempre he esperado a la noche anterior a los exámenes para empollar, pero esta vez es diferente. Ya no tengo la práctica y la agilidad de ideas, ya no soy tan rápida, porque necesito reflexionar durante más tiempo. Además, después de tantos esfuerzos para poder alardear de ser un “pedazo de políglota”, resulta que ya dudo en todos los idiomas y no domino ninguno al cien por cien. Pero he de pensar en otra cosa, porque así voy por mal camino.
Lo primero que necesito es un buen título, algo diferente. Un título fuerte, que me inspire. Un tema como la libertad. Libertad. Libre. De repente me viene a la cabeza el programa de la BBC sobre cosméticos que hablaba de los efectos de los radicales libres en nuestra piel. Me gustan esas dos palabras juntas. Radicales y libres. Quiero ser radicalmente libre: libre de los prejuicios, de los miedos infundados, de la sensación de perpetua culpabilidad, de mi sobrevaloración de las opiniones ajenas sobre mi persona, de mis inseguridades. Voy a titular mi relato así: “Radicales libres. “ Y ahora a enfrentarme con la página en blanco. Aquí sola. Libre. Radicalmente libre.
268- Radicales libres. Por Viento Solar,Enviar a un amigo Imprimir
Pues finalmente lo hiciste. No sé si en un par de horas, pero casi seguro que premeditado para que fuera el último relato.
Mucha suerte.
Uff. menos mal que te decidiste a escribir tu relato y dejaste atrás tantas tonterías que tenías en tu cabeza, espero que tu relato haya quedado mejor.
Ah, olvidé decirte que me chirrió sobremanera la palabra «hacerca», consulta un diccionario y verás que esta no existe, a lo mejor quisiste decir «acerca».
Ante todo muchas gracias por haber dedicado vuestro valioso tiempo a leer y a comentar mi relato.
Me siento muy halagado al ver que mi relato de ficción os ha llevado a confundir a la protagonista (ficción) con el autor.
Muchas gracias a «Hóskar wild» por desearme suerte. Tienes razón, mi texto tiene mucho premeditado, ya que está escrito para provocar.
Muchas gracias a «la ciudad» por dejarse manipular por mi texto, y dejarse tentar por la magia de la ficción, demostrándome una vez más que las palabras tienen el poder de despertar en el lector las más hermosas sensaciones, o como es el caso de «la ciudad», los más bajos instintos. He de confesarte que te he tendido una trampa difícil de evitar, pero si hubieras prestado más atención, la protagonista ya te daba pistas:
«Espero encontrar la manera de hacerle entender mi perspectiva de la situación, así que he de buscar cuidadosamente las palabras adecuadas, pero en mi estado se me hace más difícil expresarme en este idioma tan poco mío. Escuchándome a mí misma, me avergüenza ver que aun puedo cometer los errores gramaticales más básicos cuando estoy tan nerviosa como ahora y el pensarlo me desconcentra más, si cabe y vuelvo a meter la pata, una y otra vez.»
y «Además, después de tantos esfuerzos para poder alardear de ser un “pedazo de políglota”, resulta que ya dudo en todos los idiomas y no domino ninguno al cien por cien. »
«HACERCA» era mi trampa, para que algún prepotente quedara como lo que es: un inseguro crónico que necesita dejar mal a los demás para sentirse mejor. Uno de esos egocéntricos, maleducados, que se lo pasan en grande poniendo sus sucios dedos sobre las llagas ajenas.
Muchas gracias «la ciudad» por confirmar mi teoría sobre la prepotencia de los críticos de pacotilla que tienen como deporte faltar al respeto y herir a aquellos que les parecen indignos y débiles, como te lo parecio mi protagonista. ;-D
No debe usted sulfurarse de ese modo Viento Solar. Tampoco entiendo nada de trampas literarias, esa es la verdad. Creo que uno escribe para contar historias. Esta es la historia de alguien que intenta escribir un relato mientras piensa cosas, pero si le soy sincero creo que hay demasiadas reflexiones y poca historia.
Esa expectativa que crea en esta frase «Acabo de oír unas voces en la escalera. Podrían ser ellos, pero espero que no lo sean.» queda sin cerrar,al menos para mi.
Saludos
Fíjese, Viento solar, que he escuchado tonterías diversas en este certamen, pero su falta de criterio y su nula capacidad de asimilación de las críticas supera con creces todo lo anterior, y le aseguro que no es tarea fácil.
Huelga decir que su relato es infumable, pero eso es casi anecdótico frente a su actitud hostil y maleducada. Si no es capaz de aceptar opiniones ajenas ¿por qué no se queda lamentándose en su casa y nos deja a los demás disfrutar de este foro?
Gracias Enrique, por su comentario y por su recomendación. Le aseguro que no me he sulfurado. Como Ud. bien dice, uno escribe para contar historias, pero también para transmitir sentimientos y para provocar en el lector alguna reacción. Las reacciones son tan variopintas como lo son sus lectores, y por ello siempre es interesante un intercambio. Le puedo asegurar que este texto es para mí un experimento, pues se aleja mucho de mi estilo y por ello quería ver las reacciones que provoca. Normalmente mis escritos son muy filosóficos y positivos, pero esta vez quería pasarme por una vez al lado oscuro, al femenino, al interior…De ahí que sea muy difícil de digerir o como dice el Sr. Hank, «infumable» (jajaja muy bueno).
Respecto a la frase “Acabo de oír unas voces en la escalera. Podrían ser ellos, pero espero que no lo sean.” Pues creía que queda claro que ella necesita estar sola y teme que la llegada de su pareja y su hijastra le obligue a dejar de escribir para dedicarse a las tareas de ama de casa.
Gracias, Enrique, por dedicar su valioso tiempo a leer mi texto y a comentarlo.
Pues a mi me ha gustado esa idea radical de la libertad
Suerte!
Muchas gracias, Sr.Hank, por dedicarme tanta atención, aunque sea negativa. Me siento muy halagado por haber logrado sobresalir tanto como para merecer tanta atención.
En lo que a mi falta de criterio se refiere, he de agradecerle de todo corazón, que reconozca públicamente que le resulta absolutamente inaceptable, lo cual me tranquiliza enormemente. El que Ud. coincidiera conmigo en algun aspecto me habría afectado enormemente y hubiera hecho temblar los pilares de mi ética personal.
Le agradezco también que no se haya fumado mi relato, ya que no le deseo ningun mal y espero disfrute de buena salud durante muchos, muchos certámenes más. Seguro que le echaríamos de menos, como le ocurre a todas las víctimas del síndrome de Estocolmo.
Yo me quedo en mi casa y en nuestro foro, ya que Ud. no es quien para echarme de él. (Creo que lo de fumarse relatos está afectando a su percepción de la realidad, será mejor que lo deje.)
Muchas gracias por darme la oportunidad de leer un comentario tan gracioso, me lo he pasado en grande y espero que siga deleitándome con su «buen criterio» e inspirándome con su «buena educación».
Atentamente,
Viento solar
P.D: Lejos de desalentarme, Ud. me ha motivado a participar más activamente en este foro tan preciado, por potenciar la libertad de expresión y la diversidad, el intercambio y la participación.
Estimado Sr. Hank, creo que leer este artículo le podría ayudar mucho:
http://medias.diariodemallorca.es/suplementos/2010-06-06_SUP_2010-05-30_00_18_03_almudaina_31.pdf
«Infumablemente»,
Viento Solar
No den de comer al troll
POBRECITO VIENTO SOLAR, SI NO QUERÍAS QUE TE CRITICARAN NO HUBIERAS ENVIADO TU RELATO, O A LO MEJOR TU INDIGNACIÓN TAMBIÉN ES UNA TRAMPA, TEN CUIDADO NO TE VAYAS A QUEDAR ATRAPADO EN TUS PROPIAS TRAMPAS.
Menuda «paliza» introspectiva…
Suerte.
A mi me ha gustado. Un saludo y suerte
¡Eh, eh!, ¿Qué significa eso de «pasarse al lado oscuro, al femenino»?
¿A que la liamos? 😛
Viento Solar: Después de leer tu relato iba a hacerte un comentario muy correcto y votar, pero he cambiado de opinión al leer tus comentarios y creo que no te lo mereces por contestar de esa manera tan grosera a tus lectores y correctores, que lo son de buena voluntad. Cuando participamos en un foro como este, se supone que tenemos que aceptar todo tipo de criticas (que nos suelen venir muy bien) porque además, siempre aprendemos mucho de ellas.
A mi el relato me ha gustado, por su formato de literatura dentro de la literatura que ademas establece un juego muy especial con el lector al hablarse de este certamen.
En cuanto a las criticas y contra criticas, que decir, todas son validas y si alguna no lo es, no lo es ninguna. Para mi, lo que importa de verdad es el texto en si mismo.
Suerte Radicales!
Infumable como ya han dicho, una palabra basta.