Estaba charlando tranquilamente con Eduardo, uno de mis mejores amigos, cuando de repente, fijó en mí su mirada, y observé que sus ojos estaban enrojecidos y expresaban una angustia insoportable. En ese momento me confesó que lo atormentaba una necesidad imperiosa de fumarse un buen porro. Yo le respondí que, a esas horas (las 3 de la mañana), únicamente por las calles de La Falcata o El Trivial (dos bares de Lleida) podríamos encontrar a alguien que nos vendiese la hierba que tanto anhelaba. Como bien sabe todo leridano, esas calles, a altas horas de la madrugada, son lugares harto peligrosos, sucios e inmundos. Se podría decir que son los barrios marginales de Lleida, ya que adolecen de todos los males endémicos propios de la falta de medios económicos, educativos y culturales. A mí no me hacía ninguna gracia moverme por esa zona tan poco recomendable en mitad de la noche, pero mi buen amigo era un adicto atroz a los porros, y si no trataba de encontrar los medios necesarios para saciar su repentina apetencia, se impacientaría, se irritaría, y finalmente las cosas acabarían mal entre él y yo. Ya tenía alguna que otra experiencia desagradable con él debida a motivos parecidos, todos relacionados con su incurable síndrome de abstinencia. El lector más sesudo pensará con razón que yo, como amigo íntimo que era de Eduardo, tenía que haber intentado que acabara de una vez con la perniciosa adicción que lo destrozaba y que mermaba las fuerzas de su intelecto. El problema consistía en que, aunque yo no fuese un fumador tan empedernido como él, los porros eran también uno de mis vicios predilectos, y en su compañía mi debilidad parecía menos evidente. El siempre tenía la vergonzosa y lamentable iniciativa de confesar su apremiante necesidad de droga, y de esta forma yo me veía confortablemente arrastrado por su reconocida flaqueza, una flaqueza que, como he dicho, compartía silenciosa y discretamente.
Finalmente, y pese a los aterradores e inciertos problemas que nos podía plantear el escabroso asunto, decidimos ir a recorrer esas calles en busca del material necesario para elaborar lo que comúnmente se conoce como “un peta”. Salimos de su casa y, puesto que Lleida es una ciudad muy pequeña, a los diez minutos ya rondábamos por esa zona leridana sórdida y decadente donde hasta el más cabal se dedica profesionalmente a la delincuencia. Avanzamos con disimulo, intentando integrarnos en el lúgubre contexto. Continuamente le comentaba a Eduardo que estuviese alerta por lo que pudiera pasarnos y él asentía nervioso. La gente del lugar nos miraba con recelo, pues notaba en nuestros juveniles rostros la buena vida que ambos, en general, habíamos llevado, y eso les molestaba. Sus caras tenían un aspecto espantoso, en ellas estaban impresas las huellas de su caminar por el mundo: veíamos facciones destrozadas, echadas a perder, devoradas por el alcohol, la droga y la violencia desatada. Reinaba en el lugar un silencio inquietante: las operaciones de venta de droga y demás tratos ilegales circulaban ante nuestros ojos con la mayor rapidez y discreción imaginables. Había allí algún tipo de burocracia alocada, no planificada, de efectividad intachable. En el ambiente se podía casi palpar una tensión sorda, un enfermizo y desasosegado estado de alerta, ya que la policía podía aparecer en cualquier momento y acabar con el único modo de sustento de todos aquellos desgraciados. En fin, que éramos dos adolescentes metiéndose en lugares alejados de la civilización en donde la bondad humana escaseaba.
A medida que nos adentrábamos, íbamos oyendo voces misteriosas, gritos desgarradores, llantos desolados que nos dejaban sin respiración y algunos golpes de procedencia desconocida. Todo empezaba a darme algo de miedo. El callejón en donde nos habíamos metido acababa en una plaza mediana, atestada de drogadictos crónicos, en un estado de consumición deplorable, y muy necesitados de una nueva dosis. Se peleaban y discutían entre ellos en un lenguaje que no entendíamos. Por su aspecto deduje que la gran mayoría eran marroquís. Mientras mi compañero, Eduardo, observaba con creciente interés el deprimente paisaje que se nos mostraba, yo me até los cordones por si las cosas no salían bien y me veía obligado a escapar corriendo. Agachado como estaba, me fijé los zapados de Edu. También él los llevaba desatados, pero decidí no comentarle nada. Si salíamos por piernas y él se tropezaba y caía, con suerte se ensañarían con mi pobre amigo y a mí me dejarían marchar. Sí, estimados lectores, éste fue un pensamiento frio y cruel, pero no perverso ni malvado, ya que la supervivencia es algo puramente animal, irracional, y sobrevivir era lo único en que pensaba en aquel difícil momento, en el que me encontraba, sumido de lleno en lo infame, en lo salvaje, absorto en la ardua tarea de la subsistencia. En caso de apuro, entre él y yo prefería ser yo el agraciado ileso o el afortunado superviviente. Una vez con los zapatos bien atados, me dispuse a preguntar a cualquiera de los integrantes de aquella multitud dónde podíamos encontrar algo de hierba. Así lo hice y tuve suerte, pues el primer personaje a quien me dirigí asintió con la cabeza lentamente. Era un hombre de raza negra, vestido con una abigarrada túnica, seguramente, típica de su país de origen. Luego, sin romper su solemne mutismo, nos indicó con un sencillo gesto de la mano que lo acompañásemos. Edu y yo vacilamos unos segundos pero finalmente le seguimos. El trayecto no duró demasiado, y no pasó nada reseñable mientras lo recorríamos algo asustados.
Ese hombre tan reservado nos condujo hasta un lugar apartado y solitario. Enfrente teníamos un destartalado edificio, cuya puerta estaba abierta y a través de la cual se podía atisbar el inicio de un oscuro pasillo, pero no el final. Del conjunto del ruinoso inmueble emanaba un olor húmedo y fétido que dificultaba levemente nuestra respiración. Nuestro misterioso guía entró en el pasillo y, por primera vez desde que lo habíamos conocido, abrió la boca para decirnos que podíamos pasar. Eduardo, haciéndose el valiente, entró el primero con paso firme. Yo me retrasé un par de segundos para analizar concienzudamente aquel espantoso lugar. Luego entré con cautela y llegué sin problemas hasta el final del pasillo. Una vez allí, el hombre de etnia africana nos aconsejó que pegáramos nuestras espaldas contra la pared por si acaso la policía aparecía. Así no podrían vernos, añadió, y dicho esto desapareció de nuestra vista. Tras escuchar varios portazos, voces y gritos de los habitantes de la casa, una luz tenue y parpadeante, procedente de una lamparilla enganchada al techo, iluminó parte de la escalera y del pasillo. Tenía muy poca potencia y era de un amarillo tétrico, desagradable, y le daba al sitio donde nos encontrábamos un aspecto, si cabe, más sombrío. Aparecieron otros ruidos que se sumaron a los que ya oíamos, pero estos nuevos eran más extraños, provenían de fuera de la casa y sonaban como si le estuviesen atizando a alguien. Al cabo de algunos minutos vimos una sombra negra y veloz que se deslizaba por esas escaleras destartaladas: no hubo mayor problema, era nuestro “amigo”, el africano serio y competente, que nos traía el material que le habíamos encargado. Se nos acercó y del bolsillo sacó la mercancía, pequeña y apetitosa. La observamos detenidamente y le pagamos los cinco euros que nos pidió. El intercambio concluyó sin ningún altercado, sin ninguna complicación y los tres (Eduardo, el africano y yo) salimos fuera. Nuestro “diligente camello” tomó su particular ruta y se perdió entre las sombras, desapareciendo tan rápidamente como se había presentado.
En aquel momento, nosotros ya habíamos conseguido lo que deseábamos tan fervientemente; éramos, por lo tanto, un par de personas libres vagando por una zona conflictiva sin motivo aparente. Una vez con esa hierba de alta calidad en nuestra posesión, nada aconsejable podíamos obtener de nuestro paseo nocturno por la Lleida más conflictiva y peligrosa, así que empezamos a caminar rápidamente con la única intención de salir de allí lo antes posible. Al poco volvimos a pasar por la plaza, y se nos ocurrió pedir allí algo de papel de liar, el último ingrediente indispensable para elaborar ese porro imposible. Se lo pregunté a un marroquí quien, no sólo nos vendió algo de papel, sino que nos aconsejó una viable ruta de escapada para salir de aquel infierno. Le agradecimos efusivamente el consejo y tomamos el camino que nos había mencionado, una callejuela angosta, triste, desierta y, al parecer, segura.
Al dejar aquel horrible sitio, Eduardo y yo nos tranquilizamos. Comenzamos a hablar y a sonreírnos gozosos mientras comentábamos la curiosa experiencia. Media hora después estábamos los dos cobijados en un portal calentito y acogedor, fumando el mejor canuto que he probado en mi vida.
51- El porro imposible. Por Esperanza004,Enviar a un amigo Imprimir
El problema del relato es que se podría haber resumido en cuatro frases y que las cuatro frases encajan mejor en una charla entre amigos contando lo que te pasó el Sábado por la noche que no en un relato.
Suerte.
Si es el único error que le encuentras, creo estar satisfecho con mi trabajo. Aun así, un relato es una narración breve, y en este caso el tamaño máximo era de 2.000 palabras ¿Que esperabas? ¿Una trascendental lección? Cualquier relato es resumible en 4 frases. La clave está en el narrar entretenidamente y con gracia. Las 2.000 palabras dan para poco más. Además, la ficción de los textos que he leído por ahí que que hablan sobre el maltrato (hay un montón) está mal cimentada, apenas es creíble. Será mucho más trascendental, pero los personajes son borrosos e insípidos, se nota que todo es inventado y ahí es donde aburre el relato. No creo que el mío llegue a aburrir, aunque no pase nada y solo sea una fútil anéctdota de chavales porreros.
Mi relato ni tan siquiera es literario. Es un textillo tímido y humilde. Aun así, creo que está al nivel de lo que he ido viendo por aquí.
De todas formas, agradezco mucho que te hayas leído el texto y tu opinión. Parte de razón tienes, pero no toda. En realidad, creo que podría copiar tu comentario y pegarlo en casi todos los relatos: muchos se sentirían aludidos. Como si le dijeses a Salinger que su Guardián entre el centeno es resumible en cuatro frases. Total, es la historieta de un adolescente rebelde, que se la cuente a sus amigos. Creo que te cargas mucha literatura diciendo cosas como esa, no solo mi discreto relato.
Si tienes relato presentado a certamen, me gustaría leerlo. Suerte a ti también.
Bueno, pienso que estamos de acuerdo en que un relato no es una crónica minuciosa. Pormenorizar tanto, incluso con informaciones complementarias entre paréntesis, creo que aleja irremediablemente al lector de la esencia de la trama. Pero, vaya, es una opinión; cada cual tiene su forma de redactar y todas son válidas. Que tengas mucha suerte.
Si ese es su único y principal fallo, más o menos, ya estoy satisfecho. Gracias por leerlo y por opinar. Suerte, si es que has enviado relato a certamen.
Última anotación: por supuesto, mis comparaciones o ejemplos (lo digo por lo de Salinger) los hago siempre a la ligera, salvando las insalvables distancias. No me pretendo comparar, lógicamente, conozco de sobras las enormes limitaciones de mi inexperta pluma. Eran solo ejemplos. Tu me has dicho que me podía haber ahorrado todo mi escrito, y yo solo salgo a defender mi trabajo, en el que creo firmemente, ya gane o quede el último.
O pensándolo mejor, quizás lo que tu comentas sea el único y verdadero valor positivo del texto: lo que tu habrías comentado con tus amigos tomando unas cañas, yo lo he inmortalizado dándole una «forma literaria» mínimamente entretenida. El texto no aburre y no pasa casi nada. No tengo que maltratar a nadie, no hay muertos, no hay sangre: narro, describo, cuento y se acabó el relato. Un puro relato, narración auténtica, sin trucos y sin recurrir a detalles morbosos. Son solo percepciones y sustos de un par de simpáticos jóvenes. Creo que es no es nada despreciable, es más, es encomiable.
Para administración:
Prefiero que borren todos mis comentarios. Me arrepiento profundamente de haberlos escrito y haberlos publicado. No eran necesarios, prefiero no entrar en polémica. Les agradeceré el favor.
Para administración:
Como mucho pueden dejar el tercero. En muchos he hecho alusiones a otros textos y creo que no está bien. Y si quieren, el último podrían dejarlo. El 2 y el 4 me gustaría dejarlos al margen, no publicarlos. Dejen solo, si quieren dejar alguno, el 3 y el 5. Muchas gracias.
Para administración:
Dejen solo el 3. Lo otro son solo divagaciones que no conducen a nada y que pueden acabar en polémica, y eso podría perjudicar gravemente la percepción de los lectores de mi relato. Muchas gracias.
Tampoco me parece que escritor en desuso te haya hecho una crítica tan tremenda. Seamos humildes.
Tienes razón. Todo lo que he escrito fue en un impuslo irrefrenado e irreflexivo. Retiro la mayoría de lo dicho, solo mantengo lo siguiente: teneis gran parte de razón, agradezco vuestras sinceras y constructivas opiniones, y también os agradezco la molestia de leeros mi humilde relato. Suerte a todos.
En primer lugar, nunca te tomes una crítica adversa como una ofensa personal ni reacciones tan bravamente. Te lo digo desde la experiencia de quien padece el mismo mal y bien que le pesa, aunque tampoco es necesario que te flageles tanto cuando ya se te ha pasado el arrebato. Todos tenemos nuestro geniecillo. 🙂
Lo segundo: me ha gustado mucho el relato, tiene una comicidad velada simpatiquísima; te imaginas al adolescente narrador contando un hecho trivial como si fuera una odisea repleta de peligros, y describiendo a la tranquila Lleida como el París de «la corte de los milagros». He pasado un buen rato. Suerte.
Gracias por tus comentarios y tus consejos. Has captado muy bien la esencia del relato, y me alegro de que te haya gustado. Con respecto a mis arrebatos, responden a mi carácter apasionado que hace que nada me sea indiferente, aunque después de un dia de reflexión, las cosas ya se ven de otra manera. Veo que has entendido mis sentimientos, y te agradezco tu comprensión.
Un relato no es traspasar la historieta de su diario a una pantalla informática. Por cierto, también le recomiendo que adquiera una gramática básica. Diez euros que se gaste, una hora de atención y probablemente le cambie la vida…
En cuanto a los errores gramaticales del relato, le agradeceré mucho que me los indique y me ayude a corregirlos.
Saludos
Por otro lado, no se quien es usted para decir que es o que no es un relato. Con su comentario ya son varios los usuarios que me comentan lo mismo. No estoy para nada de acuerdo con ese tipo de críticas. ¿Y que es un relato? Relato es narración, un relato es contar. La literatura es escribir, y punto. Escribir sobre lo que uno no puede callarse. Y un diario es también literatura, aunque le moleste tanto. Que el tema del relato sea frívolo no debería interferir en su opinión sobre el escrito.
Aceptaría cualquier otro tipo de crítica, como, por ejemplo, la de la gramática. Pero las del tipo «un relato no es» me parecen absurdas.
Para Esperanza004.
No hay nada escrito sobre lo que es narrable y lo que no lo es. Ni sobre la forma de narrar. Como tampoco la hay en la de pintar, ni ha de haber un desenlace en el relato. Ni siquiera explícitamente. Puede incluso quedar en la mente del lector el desenlace. De la misma manera que cualquier narración puede comenzar «ex ovo», «in media res», o por donde a uno le venga en gana.
Sobre lo narrable y la forma de narrar, cualquiera tiene unos consejos bastantes interesantes y de mucho provecho en EL COLOQUIO DE LOS PERROS, de Miguel de Cervantes.
Y, por lo demás, Esperanza004, puedo decirte que tu relato podría llegar a tocar en la línea que ya inauguraron décadas atrás Genet y Céline, por poner un par de ejemplos. Y ahí están. Del último bebió Bukowski, nada menos. De modo que te animo a que sigas explotes esa línea si te interesa.
Suerte.
Vamos, Esperanza, que no te desanimen. Algunos te darán varilla, SIEMPRE, así obtengas un premio Nobel. Otros te endulzaran el oído con adulaciones interesadas. ¿Quien dijo que sería fácil? Así que envía la basura donde debe estar para que no te distraiga de las letras.
Por el camino nos vemos.
Un abrazo.
Me agrada ver que hay gente que siente la literatura como yo, como algo que expresa mis sentimientos, mi vida y mis emociones, y no como un mero ejercicio gramatical. Para mi la literatura debe emocionar, entretener y, sobretodo, el lector debe meterse en la piel del personaje que describo. Muchas gracias por vuestros ánimos y por vuestros consejos, Rob Vermeulen y Hara Kei.
Estoy con Hara Kei, tampoco hay que hacer tanto caso de alguien que pretende provocar esto y que según sus palabras esta por encima de todos y sólo le interesan los 600 euros. Tu relato es un relato como cualquiera, y está muy bien. Así que tú sigue adelante y ni caso.
Muchas gracias, Adafina.
Me gusto mucho tu escrito me parece que es una fotografía de ese submundo que viven las selvas de concreto, es decir la mayoría de las capitales del mundo las grandes ciudades viven a la par con ese «inframundo» que tu describiste detalladamente.
Ha estado bueno por ello te agradezco pues en ningún momento me aburrí al contrario el ambiente que creaste mantuvo constantemente mi atención durante la lectura, demostraste que a partir de un hecho que puede pasarle a cualquiera se puede construir un tema interesante….
Te deseo mucha suerte….
Muchas gracias por el comentario, Coquito. Me alegra saber que le ha gustado y que le ha entretenido. Yo también he leído su polémico relato, y en cuanto pueda le comentaré y le daré mi sincera opinión.
El problema, Esperanza, es que un relato así te deja indiferente, no da ni frío ni calor. En un relato no tienen por qué pasar mil cosas, en eso estoy de acuerdo, y ni siquiera tener un desenlace determinante, pero tiene que transmitir algo, que encontremos el sentido, por qué se ha escrito. Yo puedo contar en un relato el camino de mi casa al supermercado, pero, si lo cuento, será por y para algo, no simplemente para describir las calles y la gente con la que me voy topando. En mi opinión, además, tú mismo subrayas lo que digo, cuando dices en dos ocasiones que no pasa nada reseñable… Y, si no pasa, ¿para qué contarlo?
Al margen de lo anterior, no voy a hacer un estudio pormenorizado de la grámatica o la ortografía, pero no puedo reprimirme las ganas de decir que no son marroquís, sino marroquíes, y que cuando escribimos una palabra en lengua extranjera, en lugar de su traducción al castellano (Lleida), debe ir entrecomillada.
Bien, Pirata, tomo nota de tu crítica. Me es bastante útil. Gracias por la lectura y por la crítica. No tengo nada que objetar. De hecho, es el tipo de comentario que andaba buscando.
Si tienes tiempo y te apetece, me gustaría que me hicieses ese pormenorizado estudio de mi gramática. Me interesa, más que nada, por aprender de mis errores. Gracias y saludos.
Probablemente al ser tan joven, y al tener tantas ganas de escribir y de aprender a hacerlo bien, narre lo poco que sucede a mi alrededor, por insignificante que sea la historia.
Te devuelvo la lectura y el comentario, Esperanza004. Convengo con Pirata al creer que lo que le falta a la historia es una dirección. No hace falta que tenga un mensaje implícito, pues apuntas a otro tipo de narración. No sé, quizá dándole más profundidad a los personajes; es solo una idea, es una cuestión personal. Pero que nada, absolutamente nada, de lo que te puedan decirte aquí te perturbe ni distraiga de escribir si es lo que te gusta. Sobre su valía siempre habrá gente que te diga que es bueno o malo, pero qué más da si tú disfrutas haciéndolo.
Pirata no he entendido en absoluto lo del entrecomillado de Lleida. Si te refieres a que Lleida es una traducción al Catalán de Lérida, debes saber que a todos los efectos Lérida ya no existe como tal (desde hace años), y por lo tanto no se toma como traducción sino por su nombre propio, Lleida, en Castellano y en Catalán. Aún no siendo así me parecería más que discutible en este caso.
Mucha suerte
Muchas gracias, Seres Entrópicos, por la lectura y el comentario. Tomo nota de tus consejos.
Suerte
No es de los que más me ha gustado y si es verdad que a mi parecer tiene carencias pero lo he leido entero ( otros me ha sido imposible). No debes excusarte porque tu trabajo es por lo menos merecedor de ser leido.
Para Seres Entrópicos:
Siento disentir en lo de Leida. Dices que en castellano es Lleida y obviamente es un error puesto que en todo el orbe castellanoparlante sigue siendo más exacto hablar de Lérida, como lo es hablar de Londres o Nueva York, en lugar de Lleida, London o New York. Y el gentilicio es leridano/na, según el DRAE:
LERIDANO, NA: adj. Natural de Lérida. Ú.t.c.s. // Perteneciente o relativo a esta ciudad o a su provincia.
A Pirata:
Según el Diccionario:
Marroquí. adj y com. De Marruecos. // pl. marroquíes o marroquís.
Y Lleida es un topónimo aceptado en todo el territorio español, como dica Seres Entrópicos, desde hace ya bastante tiempo. Es Lleida, y no Lérida. Es Girona, y no Gerona.
Es decir, estimado Pirata, estaba usted equivocado: la gramática y la ortografía de mi relato no es tan desdeñable. Todo lo que según sus conocimientos era un error garrafal no era ni siquiera un error: era correcto gramatical y otrográficamente.
Gracias por su comentario, RUIZ DE LA MUELA.
Yo creo que el problema de mi relato, no es que tenga carencias, es que ustedes no logran sentirse del todo identificados con los protagonistas, no consiguen meterse en la piel del personaje principal, ya sea porque no han vivido una situación así, o porque les resulta una experiencia muy lejana. Opino que mi relato puede conectar con la gente joven. Son ellos los que encontrarán entretenimiento y deleite en El porro imposible.
Esperanza, su pasión por defender lo que cree es encomiable, pero no por poner mayor esfuerzo en defender una causa se tiene razón. Bien, admitamos marroquís como gentilicio en plural de Marruecos, aunque debe saber que, sin ser incorrecta la voz marroquís, cuando un nombre o adjetivo acaba en -i o -u tónicas, se prefiere la terminación en -es, es decir, marroquíes, al menos en el habla culta. Perdóneme por apuntar a ese cultismo, marroquíes, y dejemos entonces el popular marroquís.
En el otro punto, el extranjerismo LLeida, debería informarse de fuentes más solventes que yo o Seres Entrópicos para acabar de darse cuenta de que, por mucho que a usted le suene muy natural castellano el vocablo LLeida, no es castellano, sino catalán. El hecho de que en los medios de comunicación en español lo empleen de forma masiva, o que lo encuentre en los carteles de las carreteras o en cualquier medio impreso junto al castellano, no significa que en castellano haya desaparecido el Lérida de toda la vida, y ni siquiera que conviva con el LLeida catalán. Alacant no ha sustituido a Alicante, A Coruña no ha sustituido a La Coruña, Donosti no ha sustituido a San Sebastián. No se deje arrastrar por las modas, políticamente manipuladas, y sepa que, cuando a usted le apetezca incluir un vocablo extranjero en un relato en castellano, debe ponerlo entrecomillado o en cursiva. El ejemplo que ha puesto Gárgola es muy claro: New York, London… Del mismo modo, cuando usted escriba un relato en catalán y ponga Lérida, deberá ir entrecomillado o en cursiva, pues es un vocablo ajeno a la lengua catalana.
Por supuesto, usted puede ignorar esta norma básica y escribirlo como le dé la gana. Yo ni soy jurado ni su profesor de lengua española, así que puede olvidar que todo esto ha pasado y, en su próximo escrito en castellano, localizar la acción en Ourense.
Pirata:
Está bien, en el asunto de Lérida usted gana. Una cosa más que he aprendido en este concurso. No le quepa la menor duda de que en el futuro no ignoraré esta norma básica.
A efectos administrativos, en todo el territorio español es Lleida, con DRAE o sin él. No digo que sea incorrecto la castellanización del topónimo, lo que indico es que en Castellano se usa Lleida de forma normalizada porque se ha aceptado así en el territorio español con éste y mucho otros nombres de poblaciones en comunidades autónomas con dos lenguas oficiales; territorialmente no hablamos del extranjero y, por tanto, no es análogo a los ejemplos que habéis indicado.
Aquí lo tienen claro:
«Sección 2: Nombres catalanes, gallegos y vascos
8.52. EL PAÍS se escribe en castellano, y la regla general es que no se deben usar palabras de otras lenguas, incluidos el catalán, el gallego o el vascuence, mientras existan sinónimas en castellano. Esta norma tiene dos tipos de excepciones:
[…]
b. Los nombres de poblaciones españolas deberán escribirse según la grafía aceptada oficialmente por el correspondiente Gobierno autónomo, que no siempre es la castellana. Las excepciones a esta norma son sólo las recogidas en este Libro de estilo; entre ellas figuran los nombres de todas las comunidades autónomas, regiones, provincias o capitales de provincia. Por ejemplo, se escribirá ‘Cataluña’, y no ‘Catalunya’; ‘Álava’, y no ‘Araba’. No contarán entre estas excepciones los nombres catalanes de Lérida y Gerona, que se escribirán a partir de ahora según la grafía catalana (es decir, Lleida y Girona).»
Lo encontraréis en el libro de estilo de El País. Puede que sólo sea un estilo de moda y decadente, pero si ellos lo utilizan no se lo vamos a discutir a Esperanza004 por mucho que sea «de toda la vida» utilizar Lérida (aunque yo juraría que las lenguas evolucionan y cambian incluso sus topónimos).
Saludos.
Gracias por tu aportación, por tu documentada defensa, Seres Entrópicos.
cada quien escribe lo que se le da la gana y como se le da la gana también puede o no gustar el trabajo de cada quien, pero no es para darse de azotes en el piso por las críticas adversas ni polemizar en cuestiones bizantinas. yo leí completo el relato y creo que es la mejor crítica que puedo hacer al trabajo de esperanza004 (con licencia para matar?)
Gracias La ciudad por la lectura y el comentario. Creo entender que tu crítica es positiva.
No me malinterpetes: yo acepto todo tipo de críticas, lo que ocurre es que me gusta debatir y reflexionar sobre cuestiones que atañen a mi relato (siempre con la intención de aprender, no de polemizar) y, en la medida que me es posible como autor, defender un poco mi trabajo. Pero todo comentario, del tipo que sea, es siempre bienvenido, y yo lo agradeceré muchísimo.
Creo que lo que les fastidia a algunos (ea, yo también voy a dejar la benevolencia a un lado, que todo se pega), es comprender que eres bastante joven y escribes bien. Porque buena base tienes, y eso es un hecho, tu relato se lee con facilidad. Otra cosa es que la historia te llegue o no (pero esto tiene que ver más con lo personal). Que eres joven se nota en eso precisamente, en la historia, y en el afán desmedido con el que defiendes tu texto. Que para cómo está el panorama haces bien, que aquí te comen, pero mi redondeada edad me lleva ya a gastar mis fuerzas en otras cosas más fructíferas.
Que tengas suerte.
Muchas gracias, Granizo, gracias a tu comentario hoy será para mi un día lleno de alegría.
Un par de comentarios: has conseguido despertar polémica y eso ya es mucho; segundo, pones pasión, fuerza, voluntad. Triunfarás, sin duda en este mundillo de mediocres que se aferran a las modas porque algún iluminado redacte un libro de estilo.
Mucha suerte.
Creo que te recreas demasiado en detalles que tal se puedan describir en pocas palabras. Aún así, creo que hay imágenes buenas, por ejemplo cuando hablas de los cordones de las zapatillas como una especie de hilo salvador, más importante que las propias zapatillas.
Me uno al halago sobre la polémica. Si das que hablar, es porque hay algo que ha llamado la atención, para bien o para mal. Eres libre de tomar las decisiones que quieras a la hora de escribir. Las posibilidades de que el 99,99% de la gente pase de lo que escribes, es tan grande, que mejor arriesgar a no gustar, que ser excesivamente pulcro alineándote con lo políticamente correcto. Es demasiado fácil pasar desapercibido entre tantos cuentos y a ti por lo menos te hemos leido, lo cual ya es meritorio por si mismo. Ánimo y suerte.
Muchísimas gracias, HÓSKAR WILD por ese amable comentario. También es digna de mención y reconocimiento su labor como «comentarista» de todos los relatos participantes. Un trabajo que los concursantes le agradecemos enormemente.
Esperanza004:
Te felicito por los comentarios que ha generado tu relato; tanto por los que van por una línea como por los que lo hacen por otra, y hasta por los que no vale la pena tener en cuenta. Esto en primer lugar.
En segundo, te felicito también por el tema sobre el que versa tu relato. Al margen de calidad de éste, enseguida se ve cuando lo lees que recreas un mundo que conoces. Y eso ya me merece un cariño especial por el autor, al margen de las dotes literarias que tenga o que aún le falten por tener. Nunca he soportado a la gente que se pone a escribir sobre temas que no conoce, por mucho esfuerzo que hagan por revestirse de la madera del personaje que toman como marioneta y por mucho que se curren la ficción. Quieras que no, al final suena a cartón. Incluso en autores de mucho renombre y gloria. Así que, si optas por la línea que has escogido para este relato, la de tu propia experiencia, te animo a que sigas y a que lleves en todo momento una libreta y un lápiz encima, y a que o dejes escapar ni un solo detalle que veas y que oigas. La vida rebosa de detallitos que pasan desapercibidos, pero que, sin embargo, siempre encierran una historia. Y a veces, sin desenlace claro, como ya te dije en otro comentario. Observa y verás la de historias que sacarás cuando te pongas ante el teclado de tu ordenador. Ten en cuenta, sobre todo, que en los tiempos actuales a nadie pasa nada extraordinario. La vida no puede ser más gris, aburrida y calcada de la que llevan otros muchos. De modo que hacer ejercicios de ficción rocambolescos queda como fuera de lugar. Vaya por delante, ante todo, que es una opinión personal, con la que podrás o no comulgar. Yo estoy de acuerdo con la línea que has explotado en tu relato, por si te sirve de algo.
Así que, adelante y felicidades.
Cánquel, muchas gracias por tu aportación. Lo mismo te digo a ti, Rob Vermeulen. Gracias por los dos comentarios q
Cánquel, muchas gracias por tu aportación. Lo mismo te digo a ti, Rob Vermeulen. Gracias por los dos comentarios que has dejado. Estoy muy de acuerdo con lo que expones: me siento tan incapaz de escribir sobre las cosas que desconozco, que por eso me limito a narrar sobre lo que vivo, experimento y siento. Un saludo.
Que sepas que si me sirven de muchos tus consejos y tus opiniones. Tomo nota de lo que me dices y probablemente ponga en práctica lo de la libreta. Te agradezco de nuevo tus comentarios.
En primer lugar, te felicito, puesto que has sido capaz de suscitar múltiples comentarios con tu trabajo. Eso me lleva a pensar que tu relato tiene que ser interesante.
Después de leer «El porro imposible» no creo que necesites defender un relato que se defiende por sí solo. Con una buena progresión narrativa, buen ritmo, un sórdido barrio como el que hay en todas las ciudades y en el que logras recrear la atmósfera, el miedo legítimo de quien no es parte, la obsesión del fumador de porros, y esa salida de todos los peligros que acechan en la noche… para finalmente disfrutar del botín. Me parece creible y logra transmitir un problema que muchos sufren a diario, quizá con la naturalidad de quien lo ha vivido muy de cerca y desdramatiza la escena.
ASí pues, repito que te felicito doblemente: por lo que has escrito y por el interés que has suscitado.
Los comentarios son como todo en esta vida. Solo hay que tomar lo que a uno le viene bien y obviar lo demás.
Te deseo mucha suerte.
Muchísimas gracias Ágata. Yo ya leí tu relato, el 41, el famoso feudo de Ágata, y te dejé mi comentario.
Suerte a ti también y un saludo
Bien haría, Esperanza, en desoír las alabanzas infundadas de Ágata, puesto que ni su relato posee una buena progresión narrativa, ni el ritmo es defendible ni la atmósfera que trata de reflejar es, de lejos, creíble.
Trate en primer lugar de no dirigirse de forma directa al lector, puesto que no es una conferencia sino un relato lo que pretende haber escrito; evite en lo posible colocar tantísimos calificativos precediendo al sustantivo, puesto que no hacen sino estropear la historia que pretende relatarnos; y sobre todo deje de explicarle al lector (entre paréntesis) lo que no ha sido capaz de transmitirle con sus palabras.
Así son las cosas, y no como algunos lectores tratan de engañarle con sus alabanzas. Le aseguro que si les hace caso, jamás logrará escribir algo medianamente interesante.
Y a quienes piensan lo contrario, háganselo mirar.
Bueno Esperanza004, simplemente te aconsejo que tomes los comentarios positivos para captar energía positiva y seguir escribiendo, y los negativos los estudies para intentar mejorar lo que próximamente pienses escribir, al menos eso es lo que yo hago. Por otro lado es verdad que cuando alguien te deja una crítica positiva en tu relato y vas a leer el suyo, insconcientemente no actúas igual que si no te hubiera dejado aquel comentario. De todas formas, suerte.
1.- Solo hay dos paréntesis que estan situados en el primer parágrafo. Además aportan una información intrascendente que me podría haber ahorrado. No creo que no haya sabido escribirlo o explicarselo adecuádamente al lector. No los considero un error; me parece una nimiedad y opino que es absurdo que usted los mencione como fallo garrafal del relato.
2.- Yo he leído novelas en las que el autor se dirige directamente al lector; sí, como en una conferencia. Padres e hijos, la obra maestra de Turguenev, es un perfecto ejemplo. No admito su afirmación categórica de no hacer eso.
3.- Dudo mucho que la atmósfera descrita no le resulte real: el relato es verídico, o está basado en sucesos reales que he vivido en primera persona. Lo veo y se lo cuento; no creo que no le resulte creíble, ya que es real y se basa en mis propias experiencias. Yo no trato de «reflejar» ninguna atmósfera: es un atmósfera y una historia que conozco de primera mano.
Las otras críticas puede que las acepte, déjemelo pensar. Pero sepa una cosa: nadie intenta engañarme con sus alabanzas; estas personas, al igual que usted, no me conocen de nada, y además estan compitiendo contra mi, con lo que poco puede importarles el herir mis sentimientos, o de poco puede servirles lisonjearme falsamente, ya que yo no puedo hacer nada por ellos.
Es más, en este certamen he detectado un clima verdaderamente hostil y agresivo a la hora de opinar sobre los relatos de los demás, lo que invita a ser sincero, cruel, y a tratar de encontrar únicamente los defectos de los escritos en vez de las virtudes.
Ignorba que este grupo fuera en realidad una franquicia de la empresa de Jorge Bucay, Rosa Azul, y si es así, lamento haber entorpecido el karma de positivismo al que se refiere. Si por el contrario estamos aquí para hablar de literatura y contrastar opiniones al respecto, déjeme decirle que no ayuda en absoluto con sus paños calientes.
A Esperanza, solo comentarle que lamento su poca entereza para afrontar las críticas, y que si prefiere alabanzas y parabienes inútiles, estoy convencido de que no le faltarán entre familiares y amigos. Ignore por tanto mis consejos, pues no es necesario escribir mejor si ya se cuenta con suficiente público cautivo.
Suerte en general, Esperanza.
Desconocía que el hecho de haberlo pasado mal daba permiso automático para contarlo igual de mal.
Eso sí, no olvide que crítica y hostilidad son cosas bien diferentes.
Muy buen relato esperanza. Describis muy bien cada situación, algunas veces con detalles convincentes, y otras con fertil imaginación. Seguramente hay personas a las que no les va a gustar, pero no es motivo para ser tan descortés.
Hay muchos genios literarios criticando, y no muchos escribiendo. Que cada cual nos enseñe con su ejemplo, cual es la manera correcta de escribir un relato. Con seudónimo y número de relato. Así es más justo criticar, y más facil aprender.
Saludos Esperanza, no pierdas la misma.
A Hank: por favor, me gustaría que leyeses de nuevo el comentario que le dejé a Esperanza004, creo que está claramente expresado y no entiendo tu respuesta hacia mí. Por otro lado, por muchos de los relatos de este certamen hay un comentario mío, y, aunque siempre intento dejar mi crítica con educación y con la idea de que si dejo una crítica que saque a la luz un defecto, de verdad será constructiva, y no destructiva, verás que hay de todo. No está para nada reñido «sacar faltas» con animar a seguir escribiendo…
Aunque sí que, como tú apuntas, defiendo el karma positivo en estos eventos, también es verdad que cada uno tiene el derecho a tomarse las críticas como le venga en gana, al igual que todos se expresan libremente a pesar de que uno no le haya invitado a meterse en su relato…
Me encantaría que te pasaras por mi relato, es el número 52, acepto todo tipo de críticas…
A Hank:
No me malinterprete: escucho y acepto críticas. Contesto algunas si no acabo de estar de acuerdo. Y yo no he dicho que las críticas y la hostilidad sean la misma cosa, solo que creo que el ambiente de competitividad reinante en este certamen invita a ser sincero, y no a alabar falsamente.
Saludos
Que yo le haya contestado la crítica expresando mi opinión, no significa que no haya tomado en consideración sus puntos de vista. No me cabe la menor duda de que es su opinión sincera, al igual que la de los demás.
Sinceramente me desagrada el debate que se suscita entre los autores de los comentarios. Creo que cada uno ha de expresar su punto de vista que, por supuesto, no ha de ser unánime y no tiene porque ser sometido a la crítica de nadie. Este tipo de actitudes desvirtúa la función del apunte, que es opinar sobre el relato en sí.
En mi opinión, el autor ha trazado un relato realista, ignoro si basado en experiencias propias, pero ha conseguido hacernos creer que es así. La composición del relato se ajusta a lo normalmente planteado: introducción, desarrollo y final. El ritmo es bueno, consiguiendo transmitir el ambiente sofocante y tenso que vive el protagonista. Lo único que quizás eché en falta fue un final más espectacular, pero como se plantea como una vivencia «real» y la realidad, lamentablemente, la mayoría de las veces es menos colorista de lo que nos gustaría. Te deseo mucha suerte.
Es cierto, supongo que debería estar más callado. Ya me recomendaban en los primeros comentarios no ser tan impulsivo, y sobre todo no tomarme como una ofensa personal cualquier tipo de crítica.
Gracias a todos por su lectura y por dejar su sincera opinión, Lucio, Rosa y Hank.
Saludos.
Creo que está muy bien escrito. Se ve con mucha claridad todo lo que sucede, pero quizá esperaba que pasara algo más en la historia.
Te deseo mucha suerte.
Un mensaje profético:
En este concurso, el escribir, la literatura, los relatos, todo eso ha acabado pasando a un miserable segundo plano. ¿En que nos hemos convertido? ¿A quien le importa ya la calidad de su escrito? Todo es enfermiza y ávida competitividad, un ansia brutal de victoria. Hemos manchado, con el lodo repugnante de la envidia, algo tan puro y sagrado como la literatura. Pensaba que la cultura extirpaba del alma del humana toda su mezquindad, pero me equivocaba. En este concurso, he encontrado, en mis cultos rivales y en mi mismo, una mediocridad inextinguible.
Esperanza004, acabo de dejarle mi voto. Su relato demuestra que es usted joven y está empezando, pero hay madera. No se desanime, la condición humana tiene todo lo bueno y lo malo en su naturaleza.Si le sirve de algo, decirle que se puede elegir.
No deje de escribir y suerte.
Enrique
Muchas gracias por sus palabras, Enrique. Buscaré su relato, lo leeré, le comentaré y le dejaré mi voto. Saludos.
No lo busque Esperanza004 porque no tengo relato en el concurso, solo leo y disfruto de sus trabajos cada año. Y es un auténtico placer se lo aseguro. De algunos de los que han pasado por aquí ya he tenido el gusto de leer libros publicados y seguir su trayectoria.
Nadie sabe en un futuro quien puede despuntar.
Saludos
Muchas gracias por sus aportaciones, Enrique, pues son, desde luego, muy alentadoras.
Vaya, has logrado levantar polémica, y eso puede ser bueno. Mi sencilla opinión es que, a pesar de que el relato parezca carecer de una dirección fuerte, consigue despertar emociones en el lector, la inquietud del protagonista en el momento de presunto peligro, alguna sonrisa furtiva por su brutal sentido del humor…
Concluir que hay otro genitilicio para Lleida (Lérida, según tengo entendido, es una población situada en América), mucho más culto que el ya nombrado leridano: ilerdense, que proviene del Ilerda de la época de los romanos.
Cierto, Kimmy, ilerdense es el gentilicio culto. Gracias por dejar sus impresiones.
Saludos
Ya te dejé mis manzanitas colega, tu comentario sobre la mediocridad me impactó me da igual como lo escribiste.Tu relato me gusta porque cuenta cosas reales que pasan. Y además me caes bien :))
Jajaja. Muchas gracias Osezno.
Saludos y, puesto que tu no participas, suerte a tus amigos en el certamen.
Te admiro por la manera en la que escribes
Suerte!
Gracias por escribir.
Te felicito por la carrera que lleva tu relato.
Espero que mis puntos lo lleven más adelante.
Enhorabuena.
Gracias Rob, tu apoyo a lo largo de estos dos últimos meses me ha hecho mucho más agradable el certamen. Yo creo que ya voté tu relato.
Un saludo
Me ha gustado el relato, mantiene un suspense constante y en ciertomodo no deja de mostrar la realidad de las calles más oscuras y confusas de Lleida. Espero que sigas publicando.
Voy leyendo poco a poco los relatos y, notando el imparable incremento de votos que obtienes, he recalado aquí con curiosidad.
Evidentemente (al menos esa es mi impresión) eres una persona muy joven que nos traes una historia de aventuras nocturnas y excitantes emociones asomadas al vértice de lo cotidiano.
Personalmente este tipo experiencias me quedan muy lejos y no puedo evitar que al leerlo me nazca una sonrisa teñida de nostalgia. Pero ello no demerita en absoluto tu cuento, narrado con un estilo correcto y con buenas maneras, sino que confirma lo que me temía: ¡Cómo pasan los años y que mayor me estoy haciendo!
Porque, claro, la vida nos va llevando paulatinamente por experiencias más duras y mucho más peligrosas (por lo que implican) que acercarse a un barrio marginal para comprar un poco de hashis.
Tú mismo, cuando pasen los años, releerás este relato y también sonreirás con añoranza. De momento tienes tanto por delante (¡qué envidia!).
Por supuesto todo tiene su momento, y es evidente que para un importante número de lectores (imagino que tan jóvenes como tú), este episodio les acerca a una realidad mucho más próxima que otras distintas que se pueden leer en el certamen y que hacen referencia a las diversas situaciones temporales de cada autor.
Por eso me gustaría mucho que te pasases por mi relato, el 181, (si es que todavía no lo hubieras hecho) y me dieras tu opinión sobre el mismo, pues tengo especial interés en conocer que impresión suscita entre lectores jóvenes.
Te dejo aquí mi voto, mi enhorabuena y los mejores deseos para el certamen.
Un saludo.
Gracias Nito. Gracias ALBA LONGA. Se que tu relato es uno titulado «Laburo, nomás», y que goza de una buena reputación por aquí, pero aún no lo he leído. Ahora lo leo y te dejo allí mis impresiones y mi contestación a tu comentario, pues no se si te volverás a pasar por aquí.
Muchas gracias, mucha suerte y saludos.
Hola,estimado concursante.
No es mi estilo el criticar las obras de los demás, por dos motivos fundamentales:
1-No tengo autoridad para ello, pues no soy más que una simple diletante, aspirante a escritora, y por lo que he podido comprobar hasta el momento, de medio pelo, como suele decirse.
2- Mi obra está demasiado lejos de alcanzar la perfección, es más, puede que la máxima calificación pueda ser la de un honroso «aceptable».
Pero en tu caso, voy a hacer una excepción, y voy a permitirme la crítica. Para comenzar, tu relato está muy bien narrado, se lee con facilidad, con fluidez: te expresas muy bien. Pero he de decirte que hubiese hecho mejor papel como crónica periodística, pues creo que la literatura ha de entremezclar el alma con las letras, cuando uno escribe, ha de dejar un poco de sí entre las líneas. Y la verdad, lo que tu nos cuentas, no es más que un relato aséptico de lo que le sucedió un día a alguien…A todo el mundo le suceden cosas todos los días, mucho más relevantes que lo que tú has contado… No cala hondo. Yo lo clasificaría de «Relato Vacío».
A propósito, creo también que si opinas que » mi relato puede conectar con la gente joven. Son ellos los que encontrarán entretenimiento y deleite en El porro imposible», harías mejor concursando para el premio Gran Angular, porque de entrada estás destinando tu obra a un tipo de público, que es el que «Te comprende».
Te deseo mucha suerte.
Muy bien. Gracias por dejar sus puntos de vista, Fernán Caballero. Lo meditaré a fondo.
Gracias, saludos y suerte en el certamen
Hola Esperanza. Has escrito lo que has querido y como has querido.
¡Suerte!!!
Demasiados expertos literarios en este certamen.
Un saludo
¡Jajaja! Cierto Luzzz9: hice lo que quise, al fin y al cabo; conté lo que no pude callarme. Muchas gracias
Saludos y ¡suerte!
Vengo a leer este relato después de ver los finalistas del premio del público y me sorprende muchísimo que sea el que más puntos ha obtenido.
No está mal escrito y sabe mantener el interés, pero no resuelve nada, el final es decepcionante, y como han dicho más arriba le sobran líneas y sobre todo palabras larguísimas, adjetivos y adverbios, para un relato tan corto y con tan poca sustancia.
Enhorabuena de todos modos y que haya suerte.
Voto por este relato. Porque de los que quedaron finalistas fue el que más me entretuvo. ¡Suerte!
Voto por este relato.
Estimada Esperanza004:
Muhas gracias por el amable comentario que me dejaste. Has puesto el Certamen patas arriba con tu relato y los comentarios que te han ido dejando. ¡bien por tí!. Suerte con la votación popular y con el jurado.
Muchas gracias Esperanza por el voto que me diste, un regalo, sin duda.
Me maravilla la energía que demuestras, has conseguido arrastrar a tanta gente; da igual si algunos lo hicieron en tono negativo y otros francamente positivo, no dejaste indiferente a nadie y eso demuestra mucho de la fuerza que atesoras. Sigue escribiendo lo que no puedes callarte porque el mundo necesita mucha gente que quiera hacer sentir su voz.
Un abrazo.
Voto por este relato….
Sólo un consejo, Esperanza004, cuando estés fumado crea, inventa, imagina, sueña con letras y recrearte con tu fantasía y, cuando no lo estés, corrige y, en el momento que tercie, deja los comentarios dirigidos a quienes te han leído.
Este consejo es debido a que la inteligencia emocional, con el cannabis, se acrecienta en su sensibilidad, se “hipersensibiliza”, y la racional se adormece.
De esa forma, siguiendo esta pauta de consumo y creación, puedes promoverte a crear algo sumamente original, al estar fumado, y racionalmente estructurado, al estar corregido con pleno uso del raciocinio. Amén de que, al contestar fumado, tu hipersensibilidad emocional te lleva a escribir mensajes innecesarios al no poder lidiar racionalmente con tu ego en ese momento. ^_^
Esperando que en nada te incomoden estas letras.
Un saludo de un agricultor. 😉