premio especial 2010

 

May 07

Recién había amanecido cuando bajé a la recepción del hotel, a esperar el jeep que nos llevaría a la travesía tan deseada, por la espesura de la selva venezolana.

Por mi parte no había podido dormir por la ansiedad de este viaje, tal vez debido a eso fui la primera en llegar.

Mientras esperaba acepté un café que me ofrecía el gerente y surgieron algunos relatos de sucesos, cuya veracidad era dudosa, relacionados con excursiones a la selva.

Algunos de ellos eran un poco, o bastante, preocupantes, pero al mismo tiempo aguijoneaban mi espíritu aventurero.

Fueron llegando mis compañeros uno a uno, con cara de sueño y sonrisa forzada por el madrugón. Siempre son un poco sacrificados estos “tours” en que se quiere ver todo en cinco días y cuatro noches.

Cargaron las viandas y  partimos. Durante todo el día nos detuvimos solo para las comidas.

Recorrimos lo más intrincado de esa vegetación majestuosa, encontrando caídas de agua sorprendentes en el lugar más inesperado, donde el sol filtrándose por las alturas nos regalaba divertidos arco iris. Nos acompañaban pájaros de colores brillantes y cantos diferentes, y las flores exhibían su exótica belleza entre los mil verdes que nos envolvían.

Yo casi no atinaba a sacar fotos ni filmar, porque me parecía un insulto a la Naturaleza querer plasmar en un papel ese estallido de vida.

Extasiados e invadidos por esa felicidad que sólo brindan las cosas y hechos naturales, a los que vivimos en un mundo en que todo tiene un toque artificial, fueron pasando las horas vertiginosamente y comenzó a avanzar la oscuridad.

Ya mi mente dejaba atrás la emoción del fantástico paseo y se abría camino el relato de los inquietantes relatos de la mañana.

Así se reavivaron las estremecidas palabras del gerente referidas a un accidente terrible que le ocurrió a una familia, al quedar perdidos  de noche en medio del bosque. Fueron encontrados varios días después, despedazados los cuerpos del padre y los hijos y nunca pudo encontrarse a la mujer.

Cuentan que suele oírse por las noches un llanto que eriza la piel, y es de la madre y esposa inconsolable que todavía vaga por la espesura, y convive con las fieras, olvidada de su vida civilizada.

Así mis pensamientos me conmovían, cuando el jeep se detuvo y nuestro guía no encontró la forma de hacerlo arrancar nuevamente.

Nos dijo que esperáramos tranquilos, que iba cerca, a menos de 1 Km. para pedir ayuda.

Todas las tragedias oídas a la mañana regresaron a mí. Me arropé y cerré los ojos para invocar con todos los rezos aprendidos a todos los santos conocidos. No puedo decir cuanto tiempo pasó hasta que un rugido me sacudió todas las fibras del cuerpo. Abrí desmesurados los ojos y frente a nosotros: ¿una leona? ¿un puma? ¿una pantera? ¡DIOS MÏO! ¡Qué poco sé de zoología! Pero lo que fuera aflojó mis esfínteres.

Maldije mi espíritu aventurero, y no recé, por el poco éxito de mis oraciones previas.

Cuando ya creí que todo estaba perdido y pasaba a ser la protagonista de un relato más, una sombra apareció detrás de la fiera, era una mujer con túnica marrón, sandalias y las manos mutiladas. A su influjo la bestia dio media vuelta y se perdió entre las enormes matas, enredaderas y helechos que envolvían los árboles.

Volví la cabeza hacia la mujer y ya no estaba, sólo había quedado un resplandor obsequioso  que nos fue guiando la mirada hacia el guía que regresaba con otro vehículo para volver al hotel.

Fui a mi habitación con el propósito de contarle al día siguiente al gerente mi experiencia,  para que la agregue a su colección.

¿Creen que además de aventurera soy imaginativa?

Se equivocan. El año que viene voy de vacaciones a la playa.

68- Peligro:Tour de aventuras. Por Guada, 4.7 out of 10 based on 12 ratings

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6 Responses to “68- Peligro:Tour de aventuras. Por Guada”

  1. Luc dice:

    El punto de partida es muy interesante, pero luego, verosimilitudes aparte, entiendo que le faltan un par de repasos, como si hubiera sido escrito precipitadamente. A añadir algunos lugares comunes.

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  2. Capitán Wentworth dice:

    Estoy de acuerdo con Luc. A veces me da la sensación que has elegido unas palabras un poco rebuscadas en vez de utilizar otras que, aunque más comunes, quizá le irían mejor al relato. No acabo de ver el adjetivo «obsequioso» como calificativo de resplandor.

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  3. Beatriz dice:

    ¿qué significa verosimilitud? ¿un cuento debe tenerla? ¿y la fantasía?
    Además la vida no tiene situaciones que resultan inverosímiles?

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  4. Antístenes dice:

    A mí me parece un trocito sacado de un diario de viaje mal escrito en todo caso…

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  5. HOSKAR WILD dice:

    Cuidado con el lugar que eliges de vacaciones: en las playas también hay mucho león, o gatitos con pretensiones, suelto.
    Mucha suerte.

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  6. la ciudad dice:

    Finalmente el relato tiene su chispa. felicidades Guada

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