Como si se tratara de un conjuro, su apellido contiene a modo de predestinación la raíz que habla de su pertenencia a una federación: la tenística y además a una confederación: la helvética. En Roger, alias Si Majestad, todo es esdrújulo.
Nació en Basilea el 8 de agosto de 1981 y se convirtió en humano en Australia, el domingo 1 de febrero de 2009.
Ayer se quebró la cáscara que lo contenía y las cuencas de sus ojos canalizaron la primera secreción transparente que le salía del alma. La catálisis la provocó la red que dividió la escena en dos mitades idénticas. Frente a él, una figura que repetía sus movimientos: 85 kilos y un metro y 85 centímetros, ni un gramo, ni un milímetro de diferencia entre ambos. Cuando reconoció el reflejo de su semejante al otro lado supo que asistía a su nacimiento natural.
Hace 27 años, un laboratorio suizo llevó a cabo un experimento: creó un androide guapo, elegante, con estilo y preciso. Lo programó para que fuera imbatible con una raqueta en la mano derecha.
Hoy mira las plantas desde su terraza: tiene arrugas y la manicura de sus manos comienza a descascarillarse. Ha perdido el Open pero siente el sol en la cara y disfruta el zumo de pomelo. Sobre la mesa de cuarzo hialino, la tarjeta de felicitación de sus científicos artífices. Nunca imaginaron un triunfo similar.
214- Maquinaria de precisión suiza. Por Barí,Enviar a un amigo Imprimir
Ahora me lo explico todo. No podía ser humano.
Mucha suerte.
Es malo incluso como «microrelato»…
Es malo con f de feo.
Creo que a Federer le gustaría leerlo.