Me gusta oír hablar de Al-Ándalus. De aquellos tiempos en que pateabas Sevilla, Lora del Río y Carmona, de biblioteca en biblioteca, y hablabas con unos y con otros compartiendo conocimiento. Me encataría, a tu vera, seguir esos pasos para vivir aquella armonía y aprender lo que aprendiste.
Dime, ¿es cierto que hebreos, cristianos y musulmanes estudiabais los mismos temas: ciencias, filosofía, literatura, arte y arqueología?
He leído que se convivía en paz, que se traducían los textos a los tres idiomas y que había un intercambio de ideas sin prejuicios.
No te incomodes, es que me cuesta creerlo.
¿Sabes?, ahora existen muchos reparos, nos cuentan cosas que nos resultan tan extrañas… sin quererlo generan desconfianza y miedo.
Ya sé que tú también tuviste que sufrir acoso y que ya en Damasco llegaron a torturarte y maldecirte por decirles que hay algo más allá de lo temporal y del dinero. Si lo vas a mirar, ahora ocurre algo parecido. Yo, a veces, también lo digo, pero se ríen de mí como de un loco. Parece que ciertas conductas se repiten a lo largo de la historia y desarma el espíritu comprobar que tantos siglos después seguimos tratando de descifrar los mismos enigmas: Dios, el amor, el sentido de la vida.
Ibn Arabí, contéstame: ¿hay esperanza…?
Disculpa, mi madre me llama a cenar, siempre dice que hablo solo, pero yo no me siento así. Aunque sepa que éste es un camino solitario, tus palabras me arropan en el tiempo y en algún lugar de mi ser resuenan como ya escuchadas. Vibran conmigo como una melodía conocida que moviliza el espíritu y, aunque aún no sepa adónde me guían, seguiré sus notas.
Volveré a tus letras y seguiré preguntando. Quizá algún día encuentre las respuestas.
A veces yo también me sorprendo haciendome preguntas después de leer a un autor que me ha gustado, los libros nos dejan las respuestas, pero sólo a través de lo que nos cuentan. No podemos conversar como quisieramos.Me ha gustado el enfoque. Suerte.
Respuestas…una busqueda incesante que no siempre tiene recompensa.
Original 🙂
Suerte