Ibn camina en la calcinante arena del desierto
con innato valor, va meditando entre sus dunas,
se mezcla el olor del almizcle, corta su aliento,
Ibn cavila, lleva en el alma algo más que dudas.
Ibn la mira, el aire lleva sus suaves aromas,
su larga cabellera trenzada adorna su dorso,
y sus movimientos encienden silentes llamas,
contemplarla, es amar y por ella no ser amado.
Ibn ve para sus adentros, y celebrante
de la vida, interpreta sus sensaciones, más
no todas, que por Ala no es miedo a la muerte,
más si a morir y no volver a verla jamás.
buen ritmo, me gusto.
Enhorabuena Paulina, es una poesía preciosa. Te deseo lo mejor y que disfrutes del triunfo
Felicidades Ana…ahora vente a españa, te esperamos