121- Argón. Por Cassavetes
- 9 julio, 2011 -
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GAZZARA dice:
Estamos muy cansados, las pastillas cada vez hacen menos efecto. ARGÓN no ha dado señales de vida desde hace horas, quizá esté reparando su sistema. La noche de ayer fue muy larga, intentamos entrar tres veces en El Vacío, la segunda vez casi perdemos todas las claves. ARGÓN dijo que esta vez iba a ser fácil, que sólo necesitábamos descifrar un código de acceso, pero El Vacío volvió a rechazarnos. Estuvimos a punto de atravesar la tercera puerta, pero los de RHODA se nos adelantaron.
ARGÓN dice que sólo tenemos que encontrar una ruta alternativa, ARGÓN dice que últimamente la Red es un despropósito, que los de RHODA están metidos en líos, que casi todos sus sistemas están bloqueados, que una banda enemiga de piratas informáticos los están buscando por no sé qué historias de programas nocivos. Pero lleva diciendo lo mismo desde el día en que decidimos hackear El Vacío. ARGÓN siempre dice que las cosas van bien, ARGÓN siempre dice que lo conseguiremos y los de RHODA ya se nos han adelantado tres veces. A veces tengo la sensación de que para él esto no es más un juego.
ARGÓN nos reclutó hace seis meses, cuando no éramos nadie en la Red, y nos lo enseñó todo. Fue él quien nos habló de la existencia de El Vacío y nos propuso hackearlo. Desde entonces todo ha ido a peor. Es como si El Vacío estuviera desligado de cualquier otro sistema, como si funcionara con códigos distintos, siempre es difícil rastrearlo porque cambia sin parar, siempre cambia y vuelve a cambiar y cuando lo localizamos tenemos que darnos mucha prisa, porque siempre cambia y cambia y vuelve a cambiar.
Al principio no era así: ARGÓN estaba entusiasmado y nosotros también, encontramos la ruta de acceso para la primera puerta y la atravesamos. Fue fácil, pero los de RHODA se nos adelantaron. Nos dimos cuenta tarde y entraron en nuestros sistemas y destruyeron gran parte de nuestro trabajo. Perdimos mucho tiempo, entonces. Los de RHODA saben cosas que nosotros no sabemos y se acercan cada vez más a El Vacío. Además no sabemos cuántas puertas de acceso nos quedan, y cada una es más compleja que la anterior. Me pregunto cuándo va a terminar esto, me pregunto si ARGÓN lo sabe.
GAZZARA dice:
ARGÓN ha desaparecido, no hemos podido localizarle en todo el día. Su perfil está vacío, muy quieto, como si esperara que las cosas se arreglaran solas. No sabemos qué hacer sin ARGÓN. Estamos muy cansados. Llevamos tres días sin dormir, y las pastillas se acaban. Tenemos que darnos prisa. Pronto El Vacío volverá a cambiar y habrá que rastrearlo de nuevo.
Probablemente los de RHODA ya estén preparando su próximo golpe. Saben más que nosotros. A veces pienso que ARGÓN nos oculta cosas sobre El Vacío, apenas sabemos nada y, aunque somos tan fuertes, El Vacío se nos resiste, nos rechaza una y otra vez, nos sorprende con nuevos códigos de acceso y nuevas fronteras y nos obliga a empezar de cero. Siempre estamos empezando de cero.
Cuando ARGÓN nos reclutó todo era distinto, incluso cuando atravesamos la primera puerta todo era distinto. Luego aparecieron los de RHODA y El Vacío se dio cuenta de nuestra existencia y sus sistemas de defensa se activaron. Apenas hemos salido de la Red desde entonces, tenemos que rastrear y rastrear, una y otra vez, y luego atacar a toda prisa mientras controlamos las rutas de acceso. Son apenas unas horas, es desesperante: parece que lo vamos a conseguir y entonces El Vacío vuelve a cambiar.
ARGÓN dice que El Vacío es el sueño de todo hacker, ARGÓN dice que si entramos en El Vacío podremos controlar la Red. Es imposible no obsesionarse, hace unos meses ni siquiera sabíamos de la existencia de El Vacío. ARGÓN nos reclutó y nos lo enseñó todo. No sabemos dónde vive, no sabemos su verdadero nombre, ni siquiera estamos seguros de que exista. Pero él nos enseñó la existencia de El Vacío, el sueño de todo hacker.
GAZZARA dice:
La última vez que dormí soñé con ARGÓN. No con ARGÓN, claro, sino con la idea que me he hecho de ARGÓN. Ninguno de nosotros conoce su verdadero nombre ni su verdadera cara. Un día nos contactó y nos enseñó la existencia de El Vacío, eso es todo lo que sabemos. Fue hace tres días: soñé que ARGÓN era un espía de los de RHODA, soñé que ARGÓN ni siquiera existía, que no era más que un elemento configurado para reírse de nosotros.
El sueño era así: había un cuarto medio iluminado fuera de la Red, un cuarto de verdad, no muy grande, con una cama y tres ordenadores encendidos. La luz era verde y las persianas estaban echadas. Los ordenadores parpadeaban. Sobre ellos alguien había escrito ARGÓN con rotulador indeleble, y al lado una cara sonriente. El sistema pitaba y pitaba y parecía decir mi nombre, parecía reírse de mí. GAZZARA, decía, nada de lo haces tiene sentido, ARGÓN no existe, ni siquiera El Vacío existe.
Han pasado ya más de treinta horas desde que ARGÓN desapareció. Nos pesan los ojos, necesitamos más bebida y más pastillas para aguantar despiertos, pero no podemos abandonar la Red, ahora no, no hasta que ARGÓN regrese. Tenemos que actuar rápido o El Vacío volverá a cambiar y entonces tendremos que rastrearlo de nuevo. Empezar de cero, siempre estamos empezando de cero pero ya es tarde para dar marcha atrás. El Vacío luce con una fuerza extraña, es imposible no obsesionarse. Tenemos que actuar deprisa, sólo hacen falta más pastillas.
Dónde está ARGÓN, ARGÓN, dónde estás. El Vacío ya ha dado muestras de cambio, la nube empieza a vibrar, pronto desaparecerá de nuevo y los de RHODA volverán a adelantarse y entonces no habrá nada que hacer. Tenemos que atravesar la tercera puerta antes de que sea demasiado tarde. Estamos muy cansados, pero la Red no descansa. Si nos quedamos dormidos podemos perderlo todo.
La redacción es buena, aunque a veces demasiado repetitiva. ¿Tal vez por eso de incidir en lo obsesivo del tema? Tema,por cierto,un poco árido. Pero eso va en gustos.
Suerte!
“No trates de doblar la cuchara. Eso es imposible. Simplemente asume la realidad: no hay cuchara…” Y por poco, no hay relato; salvo la transmisión de la obsesión y la angustia de GAZZARA, bien lograda a través del recurso de la reiteración.
PD: No me vayas a hackear mi relato; únicamente espera y veras que se sabotea solo.
Ja. Ja. Triple ja. Al principio no he entendido nada, no he entendido por qué lo hacías, por qué tu prosa se convierte en ese no-cuerpo y ese no-lugar y nada más. Esto no tiene nada que ver con nada de lo que has escrito nunca. Luego me he dado cuenta del seudónimo y de Gazzara, de que sólo eres Cassavetes certificando la muerte del cuerpo en internet. Y luego he leído los comentarios de estos de aquí arriba. Entonces sí lo he entendido. Cómo los destrozas, cómo hablas de ellos y cómo ellos ni siquiera se dan cuenta. Una vida digital, los cuerpos intentando definirse y sin poder.
Quizás esto no sea más que una broma, no sé, una broma contra el mundo, como todo lo grande. Te digo desde ya (y lo sabes de sobra) que no te van a dar nada. Se lo darán a un relato cosmopolita y trascendente. Pero también: que en un concurso como éste exista algo así demuestra que estamos salvados. No creo que haya nada igual. Cuando no te den el premio cédemelo, esto ya no es tuyo. Y recuerda, figura, que Gazzara en The killing of a chinese bookie y sí, también Faulkner, mueren bailando.
Mi Faulkner:Si te dedicas a hacerme enemigos desde el primer día, entonces sí estoy condenadísimo.
La muerte del cuerpo es muy vieja, no exageres, aunque qué te voy a decir a ti de Mientras agonizo. Que siempre estamos salvados también lo dijo alguien, seguro.
Y la gente a estas alturas está lista para leer cualquier cosa, si de verdad lo que más les asombra es la recurrencia, entonces el fallo es mío. Gazzara no baila en ningún momento de The killing…, porque el baile es un encuentro, y Gazzara sólo busca.
Tu Cassavetes.
CASSAVETES, GAZZARA. VAYA QUE TENEMOS AQUÍ A UN ESCRITOR CON UNA CULTURA CINEMATOGRÁFICA DE PRIMERA. TE FALTARON FALK Y ROWLANDS PARA REDONDEAR.
😉 😉 😉
Suerte y saludos.
Suerte
Mucha suerte
Creo que se esconde algo muy profundo dentro de tu relato, pero yo no alcanzo a comprenderlo. Soy demasiado simplista. Culpa mía. Pero reconozco el mérito de tu estilo (está claro que no es la primera vez que escribes).
Espero que otros sepan sacar mejor provecho de tu relato, y a pesar de mis limitaciones, te deseo la suerte que te mereces (no poca).
Desde luego, hay un comentario que dice que seguro que no te darán nada porque se lo darán a otro «cosmopolita y trascendente», y al leerlo ahora, pienso que es algo así como decir que seguro que no se sabrá captar la esencia de este relato.
Creo que tiene más pretensiones de ser trascendental que otros, aunque yo confieese perderme, y cosmopolita, ya ves, nada menos que el tema del mundo infinito de Internet. Si es por esas dos características, lo tienes chupado.
Ahora, a mí que es difícil que me pare a leer algo relativo a ese supermundo, no me ha costado leerlo, y si me quedo en lo que pone, me gusta, si tengo que sacar mucho más, ya creo que fallo.
Suerte