191- Cuando no me siento sola. Por Esfera
- 15 julio, 2011 -
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El sonido de sus pisadas rebotaba contra las blancas paredes de aquella callejuela estrecha y sinuosa, para luego, como una canción de cuna, penetrar en sus oídos y relajar su mente. El taconeo incesante de sus agujas y su mirada impenetrable disimulaban su alma de mantequilla. Su corazón galopaba en el pecho, inquieto, anticipando el momento del encuentro, estudiando los movimientos futuros, las palabras que no iban a existir en el aire pero si en su memoria. Su alma flotaba ajena a su cuerpo, por encima de los tejados, y a vista de pájaro divisó el lugar deseado.
Al girar la esquina, el sol del atardecer deslumbró por completo sus ojos color almendra, y con los finos párpados cerrados, que permitían pasar una suave claridad rosada y la cara hacia la cascada de luz, se reconcilió con el mundo, dándole la mano al Sol suave que la hacía cosquillas en los dedos y le besaba las mejillas, despertando la piel aletargada, mientras que una sonrisa se le escapó como un suspiro de los labios.
Ya llegó a la puesta de barrotes negros con un cartel que rezaba en español e inglés el horario de visita del jardín. No quedaba mucho para el cierre, pero suficiente como para recomponer los nudos acumulados en el alma.
Bajó por unos peldaños de piedra, irregulares y con alguna que otra hoja amarilla. Escogió esta vez el camino de la derecha, que la llevaría por debajo de árboles centenarios, constituyendo una bóveda sobre su cabeza. Los árboles y ella eran viejos amigos, de manera que velaban por ella con cariño desde las alturas, proporcionándola quietud en el alma.
Escogió el segundo banco que encontró, para sentarse y recomponerse. Al tiempo su mente comenzó a deshacerse de sus brumas, tules y mantos, dejando al descubierto sus ganas de vivir. Ahora si podía sentir cómo el aire puro, ligero y tibio acariciaba su nariz al respirar y como su corazón la llamaba y tocaba una canción para ella…
Una ligera brisa la acarició su mejilla y el lóbulo de la oreja. Fue como una mano tibia, cariñosa. No estaba sola. Ya había llegado y le sonrió. Su presencia le llenaba el corazón de alegría, esperanza y de compañía. Era la primera vez que la tocaba, que hacía física su presencia. En estos encuentros no hablaban, sólo se sentían el uno al otro y él le despojaba calladamente de todas sus inquietudes y desasosiegos de su alma, mientras ella se dejaba querer. Era un diálogo profundo y sin palabras que todavía no creía poder explicar a nadie, y que nadie lo pudiera entender. Sólo en esos momentos no estaba sola, no sentía la soledad de ser uno solo en el propio cuerpo. Esa soledad que pesaba sobre ella como una losa. Lo único que si sabía era que había amor, que ella le amaba, pero sobretodo, él la amaba a ella y que eran uno solo.
-¡Dentro de cinco minutos se cierran las puertas, vayan saliendo!
Y todo desapareció: el aire volvía a ser el de una ciudad contaminada, y hacía frío y aire, mucho frío y mucho aire que ahora le revolvía el pelo y la enfriaba la nariz. Había despertado de un sueño que sabía volvería a soñar algún otro día.
En realidad tiene todas las formas de un microrrelato. Reduciendo la primera parte del cuento (que se puede reducir sin que pierda sentido ni fuerza), queda un buen micro.
Suerte.
Un relato que sugiere más de lo que cuenta y ese es su encanto.Bien escrito.
Saludos
SOÑAR NO CUESTA NADA Y TODOS ALGUNA VEZ HEMOS SOÑADO. BIEN ESCRITO Y CON MUCHAS FORMAS POÉTICAS. SUERTE
¿Algo así como la necesidad del amigo imaginario?
Suerte
Bonito.
Suerte en el certamen.
Un relato muy poético donde, a mi juicio, hay demasiado poco para leer. Es simplemente un sueño.
Suerte Esfera
Un relato donde prima la forma sobre el contenido, ¿no? Al menos eso es lo que me ha parecido. Se deja leer con fluidez. Suerte en el certamen.
Microrrelato, relato encantador, sueño, amigo imaginario, poesía onírica… Un poco de todo esto posiblemente. Yo me quedo con el papel de «él», y espero que, como vaticinas al final de tu texto, volvamos a soñar juntos de nuevo cualquier día de estos. En fin, que a uno también le gusta de vez en cuando sentirse algo poeta.
Mis mejores deseos para el certamen
Dices mucho en pocas palabras. Muy bonito y profundo. Suerte
La soledad en su vertiente más amable, parece quedar anulada con la presencia de esa brisa, de ese aire que acaricia.
Me parece la extensión justa para expresar solo un sentimiento, una sensación y no una historia.
Suerte