A veces pasa. Alguien dice algo o hace algo, y de golpe, vuelves a la realidad. Y ya da igual todo, da igual que intentes que no te afecte; da igual que nadie lo note o que consigas disimular con una estupenda sonrisa la cara de idiota que tú sabes […]
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junio, 2011
66- Carta del Médico. Por Doctor
Entrando en la ciudad por el paseo marítimo, además de disfrutar de unas maravillosas vistas al mar, y de tener el placer de deleitarse con la parte más moderna de nuestra ciudad, podrá encontrar el camino del hospital sin mayores contratiempos.
65- Laberinto. Por Cariari
Las luces de los semáforos lanzaban destellos que herían su retina obligándole a cerrar los ojos de manera involuntaria. Se sentía tremendamente cansado, como si llevara más de dos días sin dormir;
64- Para vestir una mujer casada. Por Bautista Bautista
Todo había cambiado nuevamente. Era como hace algún tiempo cuando estaba por abandonar la capital para venir a esta ciudad intermedia. “Son cambios para bien, cambios con suerte”, le decía a la novia que lloraba su despedida. Él ya no sería el universitario delgado de tímido rostro, ni el […]
63- Chimpy. Por Carbayon80
Con la salida del sol, una explosión de vida sacudió aquel rincón de la selva. Los sonidos de la noche se apagaron y surgieron otros, los de la luz y la exuberante vida vegetal y animal de aquel rincón privilegiado. El pequeño chimpancé se desperezó al despertarle un rayo […]
62- Alma. Por Ishtar Nannar
Me desperté temprano para observar los últimos destellos del sol naciente desde mi ventana. Ese era mi lugar, por fin lo había encontrado: la playa interminable de agua plateada y arena tostada, sus acantilados rocosos donde rompían con magnífico estruendo las olas…
61- Maldito coche. Por Arnau
A menudo me quedo embobado cuando allá abajo en el rayón (1) cualquier muchacha deja a la vista su diminuta prenda íntima al agacharse para poder ver mejor un artículo expuesto en una vitrina o en una balda que quedan bajas. Como aquel que se deleita viéndolas en aquella posición.
60- La niña española. Por Moreda
Mi padre era sepulturero y guardián del cementerio de un pueblito que quedaba a dos horas de Morelia. En ese lugar nací y ahí crecí hasta los ocho años, en que nos fuimos a vivir a Morelia.
59- La copa. Por Álvaro B. Cabrera
Recobré algo la conciencia. Mis párpados, tan pesados como un dique, no me permitían ver. Con gran esfuerzo logré levantar la mano levemente, aunque sufrí un intenso hormigueo. Cuando la luz penetró al fin por mi pupila lo único que vi fueron mis pies descalzos.
58- Sopa de letras. Por Mormont
Tenía una capacidad de comprensión fabulosa. Cuando leía un libro o un periódico, absorbía las letras y éstas desaparecían al instante del papel, dejando las páginas en blanco, impolutas, como antes de salir de imprenta. Rebañaba vocales y consonantes con apetito pantagruélico, y no hacía ascos ni a las comas […]