23-Mélody. Por Leonard
- 7 junio, 2011 -
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La mujer sentada tras la mesa se había esforzado en presentar un aspecto normal, lo que no es frecuente entre las de su gremio. No parecía pitonisa sino un ama de casa que saliera a cenar atosigada por la pena; la que desbordaban sus ojos vacunos y trágicos. Era tanta su aflicción que uno esperaba que, de un momento a otro, corrieran lágrimas por sus mejillas enjutas. La nariz, fina y larga, asemejaba un dedo acusador dirigido al hipotético cliente. A pesar del traje de chaqueta color burdeos, del hilo de perlas falsas y del broche en la solapa, parecía lo que era, alguien que hablaba a diario con los muertos. Fabiana, la médium
Obediente a la invitación de Fabiana, el hombre que vacilaba en el umbral, entró, cerró la puerta y ocupó la silla, sólo la mitad de ella, frente a esa mujer, casi inmaterial de tan delgada, que debía salvarlo de sus demonios cotidianos. Y se quedó allí, tieso, sin rozar siquiera el respaldo del asiento, enmudecido por los nervios o por el miedo a poner en palabras su apremiante petición.
—Dígame, qué quiere de mí
La voz, que pretendía ser acogedora, era sin embargo aguda y helada, Andrés hubiera querido marcharse pero recordó que este era su último asidero, de modo que levantó los ojos y trató de sostener la mirada inquisitiva de la mujer.
—Empiece por cualquier parte. Y cálmese, yo puedo ayudarle.
Quizás porque las últimas palabras de Fabiana sonaran más humanas, o porque transmitieran seguridad, Andrés comenzó a hablar entre tartamudeos, que se fueron corrigiendo a medida que los recuerdos tomaban forma en su mente.
Y esta es la historia que Fabiana hubiera preferido no oír.
—Hace tres años yo estuve en la guerra, una guerra que no era mía y para la que no estaba preparado. Tanto tiempo sesteando en el cuartel, haciendo guardias y ensayos de escaramuzas, que cuando me vi en un frente auténtico, con un enemigo real delante, sentí un miedo cerval. Pensé, al ver morir gente a mí alrededor, que yo no estaba preparado para matar. Y muchos menos para morir. Si hubiera servido de algo habría suplicado que me sacaran de allí. Yo no valía para esta guerra terrible, tan distinta de la fingida. Pero de allí solo saldría cuando hubiera terminado nuestra misión que, paradójicamente, al decir de los mandos, era una misión de paz.
El instinto de supervivencia y el tiempo lograron al fin hacer de mí un soldado en toda regla. Cuando se trata de tu vida o de la del otro, tienes que escoger de prisa y sin dudar. Y para eso has de ser fuerte y duro. No puedes desmayarte al ver los trozos del soldado que estaba a tu lado, hombro con hombro, un minuto antes. Tienes que agradecer a tu suerte que la granada no te alcanzara a ti, sino a él. Pero cuando eres capaz de conservar la cabeza fría ante tales espectáculos, es que algo ha muerto en ti, algo que te estorbaba para la guerra pero que echarás de menos en la paz: la piedad. Un soldado no puede tener piedad.
Y la paz estaba allí, a la vuelta de la esquina, una paz de mentira, sólo una tregua entre dos carnicerías, pero al menos no era el frente ni se oían los obuses. Estábamos en lo que fuera el salón de masajes de madame Luzi, allí no había habido propiamente masajistas sino chicas amables que te adivinaban el pensamiento. No les sería demasiado difícil, tan predecibles somos los soldados…Pero cogidas en mitad de un avance o una retirada, para el caso da lo mismo, las chicas, la mayoría de ellas, habían logrado huir. Allí había un poco de comida pasada, algunas botellas de vino y… Melody. Éramos ocho en el grupo. Deambulábamos por el edificio vacío en busca de algo que no fuera vino, cuando la encontraron. Si estaba allí, es que era puta. Qué más podíamos necesitar después de seis meses sin catar mujer. Yo no estaba con ellos, me quedé dormido en una mecedora antigua, parecida a la que había en casa de mi abuela, tal era mi cansancio. Me despertó la urgencia de sus voces. Me tenían preparada una sorpresa –Andrés, mira que te hemos guardado, tío, ven, no te lo vas a creer-
Para sobrevivir en una guerra hace falta peder el miedo y no tener piedad, eso ya lo he dicho antes, pero hay algo más, hay que pertenecer a un grupo, tener amigos y serles fiel. Ellos eran mis amigos. Sé lo que está usted pensando, señora, tal vez la chica no era una trabajadora del salón de masajes, sino alguien que se acercó allí buscando refugio o comida. O sea, no era puta. Pero eso mis compañeros no lo sabían, ni siquiera lo pensaron. Y tampoco importaba. Yo no estaba, pero llegué a tiempo y no podía saber que todos habían pasado ya por ella. Pero así era. Me tocaba. No podía despreciar el regalo. Eso no lo hace un hombre. La mujer parecía ajena a mí, gemía bajito y mantenía su antebrazo sobre los ojos. Era muy delgada. Yo me afanaba en conseguir mi gusto, el cansancio, el hambre, no ayudaban mucho. En un último envite me corrí, ella gritó, fue un aullido desgarrado que paró en seco mi excitación, salté de encima de ella, la miré tan pálida, tan quieta. Acostumbrado a tener alerta todos los sentidos, alcancé a oír algo parecido a un goteo. Miré a mí alrededor, tenso, asustado. De pronto me fijé en mis botas, hasta ellas llegaba un hilillo rojo mugre, caía de la estera que cubría el catre. Las gotas formaban un charco, el charco corría en hilillos, la mujer estaba quieta. Me sentí mal, yo no había sido, yo era él último, ellos lo habrían hecho. Corrí y corrí. Tenía que alcanzarlos, iban todos juntos riendo, borrachos.
—Qué, ¿qué te ha parecido Melody?
— ¿Se llama Melody?, de qué la conocéis
—No, nadie la conoce, ha sido una ocurrencia de Manolo, le ha entrado la flojera y se ha puesto a llamar a su novia
Qué podía hacer, corríamos campo a través, allí no había médicos, ni hospitales… seguramente ya habría muerto. Tal vez estuviera enferma…Yo no sé…
Luego regresó la guerra, más sangre y más muerte. Y el miedo.
Mucho tiempo después volvimos a casa a lo que debía ser la paz. Pero no para mí. Cada noche me visita Melody; está allí en la cama, pálida y quieta. Pero ahora no se cubre los ojos con el brazo, me mira y su mirada es de hielo. Me da miedo, más que la guerra, más que la muerte. No puedo soportarlo más. Por eso he venido, para que usted hable con ella; dígale que no fui yo, alguno de los otros lo hizo, yo llegué al final, no sabía nada, no podía saber…ellos dijeron que era puta, yo les creí. Dígale que lo siento, que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para que me deje en paz. Lo que sea. Lo que me pida, por difícil que sea. No puedo vivir así.
Fabiana lo miraba horrorizada, aún más pálida que de costumbre, se mordía el labio inferior mientras pensaba qué podría decir a este hombre desesperado que confiaba en ella.
—Verá, las ánimas no acuden siempre a mis llamadas. La verdad es que sólo de vez en cuando lo hacen. Y además, no sabemos quien era, ni su nombre, nada ¿cómo voy a convocarla?
—Inténtelo, por favor.
La mujer se replegó en si misma, apretó los ojos y extendió sus manos delgadas, se forzó a pensar en una mujer violada hasta la muerte, en un país comido por la guerra. Evocó, a pesar de su rechazo, el catre con la estera, el salón de masajes, el aullido triste de Melody…pero ella no acudió. Lo siento, dijo extenuada por el esfuerzo, nadie ha respondido, no nos escucha o no sabe que la llamamos.
Andrés siguió sentado, la cabeza metida entre los hombros, los brazos colgando, desgonzados. Levantó los ojos hasta los de ella para volver a suplicar, apenas sin voz.
—Lo siento, le repito que no puedo hacer nada
—Yo sé lo que quiere. Quiere que vaya a buscarla. Yo personalmente, sin intermediarios.
—No diga eso. Debe acudir a un médico, él lo curará, usted está enfermo.
Andrés se levantó decidido, dejó un billete sobre la mesa y salió de la habitación. Enfiló la calle de prisa, resuelto. Caminaba mascullando una y otra vez la misma cantinela –yo iré, yo mismo iré….
Te felicito Leonard; muy intenso tu relato. Fue un placer leerlo.
Muchas gracias, LAVA por tu comentario. Es agradable que guste lo que uno escribió con mimo.
La descripción de la médium es muy interesante, pero este personaje no es el protagonista del relato, es apenas un escucha del remordimiento de Andrés por la casi invisible Mélody que, si bien da nombre al relato, prácticamente no existe para el lector.
Buena prosa, amigo Leonard.
Mi intención al describir a la medium con tanto detalle, es que se vea que se trata de una mujer honrada, que sufre más que disfruta de su facultad de hablar con los muertos. De ahí que no engañe a Andrés con una pantomima
Interesante descripción de cómo una persona normal, como debemos ser la mayoría en tiempo de paz, se puede transformar en un criminal, como también nos podría pasar a muchos aunque ahora nos parezca inconcebible. Enhorabuena por el magnífico relato
Me encanta que te haya gustado mi historia. La verdad es que está muy pensada. Gracias
Ese «quiere que vaya a buscarla. Yo personalmente, sin intermediarios» me ha puesto los pelos de punta.Enhorabuena y suerte en el concurso.
Se ve que soy muy convincente, ojala le guste al jurado tanto como a tí. Gracias.
Enhorabuena, Leonard, me ha encantado la historia y me parece que está muy bien escrito.
Buena suerte!
Enhorabuena, Leonard, tú relato me parece muy bueno, la historia y el estilo me gustan, también el final. Sólo cambiaría el principio, te extiendes mucho en la descripción de la pitonisa cuando esta apenas tiene relevancia en la historia, en eso coincido con H.K.
Mucha suerte en el certamen.
Como he contestado a H.K. intentaba describir a una persona honrada,incapaz de contentar a Andrés con una pantomima. Una charlatana disfrazado de medium lo hubiera hecho. Gracias por tu comentario, me encanta que te haya gustado.
Buena historia.
Suerte.
Las secuelas físicas y psíquicas de los conflicos bélicos suelen ofrecer buenas ideas para la ficción. Es curioso que de una situación tan cruel en la que no hay lugar para la literatura, como es la guerra, se hayan entresacado tantas y tan buenas historias, como es la tuya.
El estilo es directo y sin florituras, descriptivo y claro. La gramática, casi perfecta.
Yo creo que va a gustar mucho.
Tienes razón en lo que dices de la guerra,saca lo mejor y lo peor de las personas, por eso es propicia para fabular. Me alegro que te guste mi historia. Ya veremos si gusta al jurado.
Me parece que es un buen relato, eficaz y con oficio, en lo que se refiere a la narración del suceso durante la guerra. El marco en donde se inserta (la entrevista con la medium) me convence menos. Mucha suerte.
INTENSO Y DOLOROSO RELATO. TE FELICITO TU RELATO ES CASI PERFECTO.
Infinito, Moreda, os agradezco en primer lugar que hayais sacado tiempo para leer mi historia.
Gracias por vuestras opiniones. Eso de «casi perfecto» me encanta, Moreda
Una historia dura, como la guerra que la da vida, pero bien trazada, haces cómplice al lector y eso siempre es bueno. Un buen relato.
Una historia dura, como la guerra que le da vida, pero bien trazada, haces cómplice al lector y eso siempre es bueno. Un buen relato.
Muy buen relato, narrado con oficio, sin artificios, convincente. Felicidades.
Muchas gracias, Ojo de Hacón, Granger Bloom, por vuestros comentarios. Me gusta escribir, pero satisfacer a los lectores, todavía más.
Me gustó bastante, un relato intenso y agarrador. Éxitos y un abrazo.
Me gusta la forma en la que está escrito.
El uso de la cursiva aclara, sin embargo yo en el mío, me negué a usar «aclaraciones» no precisas, pero quizás me perjudique en cuanto a la comprensión de aspectos que si se leen rápido, puede ser que no se repare en ellos.
Lupe, Scorpio, gracias por vuestras opiniones, es estupendo este sistema de que nos leamos unos a otros en el anonimato. Ahora busco los vuestros. Un saludo
Una prosa deliciosa, con un lenguaje preciso y claro.Me he dejado llevar sin ninguna dificultad por la historia. Coincido totalmente con Ojo de Halcón así que lo repito tal cual: «Muy buen relato, narrado con oficio, sin artificios, convincente. Felicidades.»
Saludos y suerte 🙂
Te agradezco, Salomé, un comentario tan favorable, pero aún más que te hayas detenido en mi relato. Gracias
Un relato estupendo. Te felicito por como has sabido llevar la historia, la sencillez y la fuerza. Me ha encantado.
Yo tambien coincido en el «casi perfecto».
Dos pequeñísimos apuntes que espero te ayuden a borrar ese «casi».
Primero:Creo que la frase «Y muchos menos para morir» debe ir en singular, ¿no? y segundo, la palabra «hilillos» (preciosa, para mi gusto) dos veces seguidas en la misma línea le hace perder la gracia.
Por lo demás, me ha gustado mucho.
Un saludo y Suerte!
Muchas gracias, Estrella, por tu comentario, la verdad es que me encanta leer esas cosas. Creo que lo pasamos todos muy bien leyendo y comentando nuestras historias.
Especialmente gracias a Jara Maga, he releído mi relato, el primer error es de bulto, no sé para que repaso tanto si se me escapan las mejores.
Lo de los hilillos no tiene perdón. Creo que después de leer y releer, me adormezco y no veo nada. Muchas gracias.
Me ha gustado el relato. Suerte para el certámen
Una prosa muy interesante Leonard en un a historia muy humana. La descripción del paso por la guerra «que no era suya» suena sólida y real. Un estupendo relato con un turbador final «yo iré, yo mismo iré»
Suerte Leonard
Gracias Ambrose, NOSKI por vuestos comentarios. Creo que despues de escribir, que me encanta, el otro placer es atrapar al lector, aunque sea solo un poco.
consigues que el lector se horrorice con el doloroso relato, sin tener que describir detalles macabros
enhorabuena!!!
He vuelto a leerlo porque quiero tomar unas notillas, y te digo:
Cuando leo un tema como el de la guerra, y otros que no voy a nombrar, lo leo de forma parcelada, porque los veo temas muy socorridos y repetidos, ahora que he vuelto a leerlo, le he encontrado algún paralelismo con el mío en el sentido de plantear una situación inicial con la médium, la situación final donde se resuelve ese escuentro con dicha médium y el meollo de la historia en el centro de ese principio y final. Con lo cual es un relato, donde hay una exposición que en este caso es de guerra, pero daría igual de lo que fuera, porque lo que importa es la degradación de esa mujer.
Me gusta de todo.
Es un honor que le hallas puesto tanta atención a mi relato, no creas que cuando escribo lo hago siguiendo los pàsos debidos, me dejo llevar por el relato y, eso sí, me esmero en el final. Unas veces sale mejor que otras. Lo cierto es que me gustaria tener, para otras historias, unos críticos de lujo, como sois vosotros. Suerte para todos.
Si esto no desaparece, si tienes tiempo y sobre todo, si quieres, te pediría qye leyeras los dos comentarios que hago en mi relato de los días 8 y 20 de agosto.
Gracias
Fui el primero en visitar y comentar tu relato. El 7 de Junio a las 23:55. Regreso para reafirmar lo dicho: Muy intenso y fue un verdadero placer darle nuevamente lectura. Felicidades.
Bueno, estoy hacinedo mi votación particular, ni lo hice con estrellitas ni sé si lo haré ahora entre los cinco finalistas del público.
Solo que me voy a permitir después de haber tomado unas notillas sobre cada relato, decirte que para mí es uno de los equis (pocos), que más me han gustado.
Suerte.
Como ya sí parece que se acaba todo (independiente de que se quede en la web e incluso quizás podamos seguir hablándonos), quiero:
Por un lado expresar mi experiencia:
Es la primera vez que escribo algo para darlo a leer a los demás, bueno, no es del todo cierto, al mismo tiempo lo hice con otro relato corto, pero no tiene nada que ver con el seguimiento de este. Y la experiencia ha sido preciosa. ¿Qué iba yo a imginarme que habría tantas personas comunicándose alrededor de este concurso?, ¿cómo iba a pensar que unos días con más tiempo y otros con menos, esto me iba a llenar tanto?, (tanto que estaba deseando acercarme al pc para ver qué había de nuevo).
Y por otro lado expresar mi agradecimiento y felicitación tanto a la administración, que creo que trabaja con muchísimo interés para sacar esto adelante, como al resto de (¡prepárense!), «escritores y escritoras».
Cuando pueda iré tomando nota de sugerencias hechas en varios campos, tanto en recomendaciones estilísticas como en lecturas, (me permito hacerlo yo con los dos libros a los que aludo en mi relato).
Creo que a unos once relatos les he hecho una consideración especial, para decirles que eran los que por uno u otro motivo más me habían gustado. Digamos que en una libreta puse una frase a todos y una calificación. Esos alcanzaron hasta un ocho, pero hay después un número largo con un siete, de relatos que me han gustado, pero casi en todos, me lo ha estropeado la falta de originalidad en temas creo que demasiado socorridos e impactantes. Si volviera a leerlos, seguro que variaría mi opinión cualitativa y cuantitativamente, pero eso ya queda para otros momentos.
De nuevo, gracias a todos y suerte.
Quizá ya no te acerques a echar un vistazo, pero quiero decirte que lo siento Leonard, de verdad tu relato me gustaba, lo tenía entre los finalistas. Mucho se ha hablado de la locura final de los contendientes en una guerra. Pero la estructura que manejas me pareció realmente original: violación y muerte de una mujer (una de tantas) en una guerra; la culpa y su redención mediante la búsqueda inquietante de la mujer a través de una médium. Impresiona el relato que hace Andrés entre tartamudeos plagado de connotaciones antibelicistas: los amigos necesarios para sobrevivir, una guerra que no era la suya, una tregua entre dos carnicerías, la necesidad de no tener piedad. Como te dije en mi primera lectura me pareció muy humano (o inhumano) y el final…, la verdad se me quedó “pegado”: “iré, yo mismo iré”, en medio de su locura irracional.
Sinceramente Leonard, te animo a que sigas escribiendo, es solo cuestión de constancia y de tiempo.
Mucha suerte en la vida.