81- El abanico. Por Kellroy
- 2 julio, 2011 -
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Celsita Pinal era una joven a la que el destino parecía haberle regalado la felicidad. Hija de ricos bodegueros, una educación de colegio religioso de postín y casada nada menos que con Cundín Fuertes, el mejor partido de la ciudad, hijo de don Ramón Fuertes el industrial fabricante de los más famosos productos de aseo y baño de la región. Cundín, Don Facundo para los de fuera de la familia, era, además de un buen mozo, el que desde que acabara la carrera de ingeniero industrial dirigía la fábrica de su padre y todo el mundo veía en él un genio de la industria; en pocos meses mejoró la cuenta de resultados de la empresa, merced sobre todo, a una fuerte reestructuración de personal y su sustitución por una cadena de fabricación de bidets.
—Había que especializarse —decía él.
—Una lumbrera —decían todos.
Por si fuera poco, Celsita y Cundín, se habían visto bendecidos por la llegada de una hermosa niña y sus vidas transcurrían felices; figuraban entre la gente prominente de la ciudad y su presencia se hacía imprescindible en las fiestas del Casino Comercial, las procesiones del Patrón y la presidencia —ella— de las mesas petitorias a favor de los ancianos escrofulosos y el ropero de la Virgen de los Buenos Aires, hacia las cuales los habitantes de la ciudad se volcaban con sus dádivas.
En las fiestas de la virgen de los Buenos Aires, cuando una semana al año, algunas compañías de teatro se dejaban caer por la ciudad, Celsita, Doña Celsa ya, lucía sus mejores joyas en su palco del teatro, y su collar de brillantes, regalo de Cundín, lucía sus muchas facetas por toda la sala, porque Cundín, en eso de los regalos no escatimaba. Joyas, vestidos de alta costura y hasta el hermoso collar de brillantes que ella lucía en esas grandes ocasiones.
Celsita Pinal lo tenía todo. Era feliz.
En aquella primavera, el Ayuntamiento de la ciudad, que se esforzaba por elevar el nivel cultural de sus ciudadanos, inauguró una sala de exposiciones, «en la cual —según palabras del alcalde— se celebrarían las más variadas exposiciones de todo tipo de arte, y sería fuente en la que los vecinos beberían el néctar de las artes y elevaría la categoría de una ciudad como la nuestra, crisol de culturas y cruce de caminos, y no como otras ciudades —y todos sabían que se refería a la capital de la provincia de al lado —que solo tenían un camino porque no pillaba de paso para ningún sitio, y encima quieren llevarse el ferrocarril, que es nuestro».
A la inauguración de la sala fueron invitadas, la crema social de la ciudad, diputados regionales y concejales, —naturalmente, los del partido gobernante—, autoridades militares y religiosas e incluso un par de directores de instituto, comerciantes, industriales y entre ellos por supuesto a Don Facundo Fuertes y esposa.
La exposición la formarían las más bellas joyas de la que fue esposa del general Cardenio Sedano, gloria de las guerras americanas del siglo XIX, de quién se decía que allí había encontrado un tesoro fabuloso, —nunca se supieron los detalles de tal hallazgo— y que muy pocas veces se habían expuesto al público. Y lo más importante es que entre las joyas estaría la magnífica esmeralda “La Lágrima de Mezcal”, la más grande y mejor esmeralda del mundo, cedida para esta exposición, por su actual propietario el Marqués de Vasidiego, descendiente y heredero directo de un amigo del famoso general, el cual le ganó la joya en una partida de cartas.
Para protección de la esmeralda se montaron grandes medidas de seguridad. En la misma sala se había instalado una gran caja fuerte donde guardarían la joya por las noches y un cuantioso seguro a todo riesgo para prevenir cualquier contingencia.
El día de la inauguración, la sala rebosaba de invitados, el alcalde pronunció un orgulloso discurso cantando las glorias culturales de la ciudad, que se limitaban a un maestro de obras del siglo XVII al que se atribuía la construcción del retablo de la catedral y un viejo poeta que nació aquí hace doscientos años y esparció por la capital del reino todas nuestras esencias regionales elevando el nombre de la ciudad a lo más alto del Parnaso, según el alcalde, aunque se le olvidó decir que este poeta, nació aquí porque sus padres estaban de paso —ver lo del cruce de caminos— y jamás volvió a pisar la ciudad ni la nombró en ninguno de sus poemas; no obstante tenía erigido un busto en el paseo más importante y un colegio y una calle con su nombre; y ¡Qué caramba, el poeta, lo quisiera o no, había nacido aquí!
Los caballeros asistentes, lucían sus hermosas barrigas y sus lustrosas calvas, llevando del brazo a sus enjoyadas señoras luciendo modelitos de las más famosas casas de modas, algunas con su sombrerito y todas espiándose los vestidos con disimulado interés.
Celsita llevaba un precioso vestido largo de color blanco con ráfagas que viraban ligeramente a un amarillo suave, ceñido con un cinturón negro charolado, a juego con un bolsito de ceremonia y un sombrerito de cazoleta blanco con un detalle de tul negro. El escote de estilo bañera del vestido, le dejaba un precioso marco para lucir su famoso collar de brillantes. Completaba su atuendo, un maravilloso abanico de plumas negro, que parecía ir indicando a los hombres, hacia donde debían dirigir la mirada sobre su persona.
Celsita estaba encantadora.
A medida que iban recorriendo la exposición, los comentarios de los hombres versaban sobre el dinero que valdría tal o cual pieza y las de las damas sobre con que vestido de los suyos luciría mejor la joya que tenían a la vista.
Celsita iba recorriendo la exposición en silencio y cuando llegó a la famosa esmeralda “La Lágrima de Mezcal”, se quedó extasiada mirando el fondo de la joya, como si éste fuera un profundo mar, de repente Celsita necesitó tomar aire, abrió su precioso abanico, y con el aire del abanico, un escalofrío recorrió su cuerpo, sus ojos se abrieron un poco más, sus labios se apretaron hasta parecer una línea pintada en su cara y una expresión de codicia se pudo adivinar por un momento hasta en el rictus de sus manos que parecieron adquirir la rigidez de unas garras. Doña Celsa abandonó apresuradamente la exposición, seguida por su extrañado marido.
Nadie se explicó como la joya más vigilada de la exposición pudo ser robada esa noche, pero ocurrió. Los periódicos especulaban sobre bandas de delincuentes profesionales extranjeros. La gente de la calle imaginaba intrigas de ladrones sofisticados y solitarios. Los guardas de seguridad del exterior juraban que allí no había entrado nadie.
La policía no podía creer, ni decir a nadie lo que las cámaras de seguridad mostraban: El reloj del sistema de seguridad marcaba las veintidós y once minutos, cuando los dos guardas del interior procedían a sacar la joya de la urna en la que estaba expuesta, para llevarla a la caja fuerte y en ese instante, una urraca entrando apretadamente, por un ventanuco inverosímilmente pequeño cerca del techo, se abalanzaba sobre “La lágrima de Mezcal”, se la arrebata de las manos a los sorprendidos guardas y, con ella en el pico, escapaba por donde había venido.
La casa de seguridad que custodiaba las joyas y la policía que apoyaba en esa custodia, ante un ridículo semejante optaron por callar y la versión de la banda de delincuentes sumamente tecnificados, se fue asentando y aunque se ha hablado mucho sobre el asunto, y aún después del tiempo se habla, nadie se explica el misterio.
Doña Celsa, todavía hoy se sobresalta, y menos que nadie se explica, cómo al día siguiente del robo, “La Lágrima de Mezcal” llegó hasta su mesilla de tocador, ni cómo su abanico apareció medio desplumado.
Su precioso abanico de plumas de urraca.
Buen relato Kellroy: entretenido y que se lee fácil y de un tirón. Enhorabuena.
Interesante y bien narrado cuento de misterio. Me recuerda un poco, a Allan Poe. No me preguntes por qué. Suerte y un saludo
Un cuento-cuento de los de toda la vida. Hasta para contárselo a los niños antes de dormir porque no da ni pizca de miedo.
Bien escrito. Excelente.
Muy buen relato. Con la sencillez de escritura que hace leerlo confortablemente. El final predecible desde que Celsita se topa con la piedra, pero sorprendente con el abanico convertido en urraca. Felicidades
Es un relato muy entretenido.
Suerte en el certamen.
DIVERTIDO, UN CUENTO ENTRE FANTASIOSO Y MISTERIOSO. FELICIDADES
Muy bueno tu trabajo, me agradó leerlo y me dejé llevar por la historia, lo cual disfruté de un buen momento.
… Celsita, Doña Celsa ya, lucía sus mejores joyas en su palco del teatro, y su collar de brillantes, regalo de Cundín, lucía sus muchas facetas por toda la sala, porque Cundín, en eso de los regalos no escatimaba. Joyas, vestidos de alta costura y hasta el hermoso collar de brillantes que ella lucía en esas grandes ocasiones.
En este párrafo dices lucía 3 veces. No es que esté mal, pero a veces un sinónimo es necesario (¿Ostentaba, utilizaba?).
La redacción muy bien. La construcción de esta cleptómana fantástica me recuerda un poco algunos capítulos de La Guerra del Fin del Mundo.
Mis mejores deseos.
Muchas gracias, a H.K. por su acertada corrección. Me alegro de que lo haya leído con tanto detenimiento. Yo no creía que iba a tener ningún lector y de repente veo que tengo ocho. Más que ningún relato que haya escrito nunca, y además les resulta entretenido.¡Qué más se puede pedir! Y todavía más H.K. me ayuda a mejorar.Gracias a vosotros ha merecido la pena enviar el relato.
Gracias a todos y recibir un abrazo.
Killroy
Y conmigo nueve…
La verdad es que me ha resultado super entretenido tu relato.
Me ha gustado mucho, la verdad.
Mucha suerte!
La descripción que haces de «esa» burguesía mediocre de cualquier pequeña ciudad de «provincias» me recuerda mucho al fino humor de Berlanga o Bardem en películas como «Plácido» o «Calle Mayor». Por otro lado sería conveniente algún repaso en la puntuación (algo imprecisa y con algunos errores) e, insistiendo en lo que te aconseja H.K., también vendría bien una revisión de adjetivos. Por lo demás un relato entretenido.
Un saludo con mis mejores deseos para el certamen.
En mi comentario de agradecimiento se me coló un «recibir» por «recibid». Perdonadme.
Esto me recuerda lo que siempre decía mi abuelo «Esta criatura no tiene espíritu de mando. Acabará mal».
Efectivamente se cumplió la profecía del viejo militar. Anoche, armado con un escurridizo infinitivo, asesine, a sangre fría, a un importantísimo imperativo.
Perdón por resultar pesado y muchas gracias a todos.
A mi parecer el primer párrafo es demasiado prolijo en descripciones, lo mismo se puede decir con menos y con semejante efecto. A mi en esa parte me sobran letras. Mejor en la parte final.
Un relato muy entretenido con un final sorpresa que hace una crítica social de la burguesia de las ciudades peuqena muy acertada. Suerte!
Irónico, misterioso y con un final a la vez poético y picaresco. Original y divertido.
Me gustó mucho y la próxima vez te lo revisamos y aconsejamos entre todos. Mucha buena suerte!!
Un hermososo cuento, bien ambientado y trabajado ( sobre todo la primera parte), salvo algunas pequeñas incorrecciones que ya te han indicado.
Que tengas mucha suerte.
Me gusta mucho cómo escribes, me traslada a otra época, mucha suerte !!! ( los nombres de los personajes son geniales) 😉
Un relato entretenido y muy sarcástico. La burguesía da para mucho. Sin querer entrometerme demasiado, me permito insistir en lo de algunas correcciones (sinónimos, puntuaciones y algunas frases, a mi juicio, excesivamente largas: «La casa de seguridad que custodiaba las joyas y la policía que apoyaba en esa custodia, ante un ridículo semejante optaron por callar y la versión de la banda de delincuentes sumamente tecnificados, se fue asentando y aunque se ha hablado mucho sobre el asunto, y aún después del tiempo se habla, nadie se explica el misterio».
Suerte Kellroy
¿Cuento?, ¿relato?, da igual, está bien narrado.
Suerte
Yo leía, me metía en el ambiente, un relato fácil, agradable… seguro que roba la joya… y de repente ¡ese final! 🙂
Los errorcillos que te han comentado se pueden corregir, lo importante es que tienes ya esa «chispa» de fantasía, que convierte un relato correcto sin más, en un relato especial!, espero que cultives esa faceta en más relatos futuros.
suerte en el certamen
Lo que más me ha chirriado es el discurso del alcalde durante la inauguración de la sala de exposiciones, donde te traicionas y mezclas los tiempos verbales, utilizando indistintamente formas que serían propias del narrador y otras que corresponderían al alcalde.
Por lo demás, me gustó el relato, las descripciones, el argumento y ese final que da bastante que pensar (¿una urraca amaestrada, un abanico que se transmuta en urraca o ambas cosas a la vez?).
Suerte y sigue con ese derroche de imaginación
Tuve la misma sensación de Ambrose, en cuanto al alcalde y los tiempos verbales. Pero es un cuento muy agradable, fácil de leer y con final sorprendente. Muchos éxitos y una abrazo de mi parte.
Hola.
Me gustaría saber si el seudónimo que es empleas es:
**Kellroy (como figura en el título de tu relato)
**Killroy (como firmas tú)
**Kilroy (famoso supervisor de barcos en la 2ª Guerra Mundial, que dejó su frase famosa en todos los trabajos que hacía:»KILROY WAS HERE»(Kilroy estuvo aquí)
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Ahora, hablando de tu escrito, tengo que darte la enhorabuena por tu imaginación. Pero…me hubiese gustado, ver más al personaje de Don Cundín Fuertes, navegando por la historia; era un lumbreras y lo único que hizo al final fue,darle a su esposa cosas materiales. No hablas de amor, compañía, ni de cosas que a los humanos de a pie nos gustan.
Bueno,si con ello has querido reflejar un poco, lo que hacen los mandatarios con todos nosotros, lo has conseguido. Suerte y sigue escribiendo.
Hola, Púa de cristal. Quedaría bien decir que el seudónimo es por KILROY WAS HERE, pero la verdad es que no sé donde oí ese apellido, probablemente en alguna película. Pero tampoco sé la grafía, si es Kellroy, Killroy, Kilroy… Primero puse Kellroy y luego en algún comentario, por atolondramiento, Killroy, pero en adelante, en recuerdo tuyo, Pondré Kilroy.
En cuanto a mi relato me alegro de que te haya entretenido. Lo de la relación del matrimonio, yo creo que él la utiliza a ella como escaparate de triunfador, y ella a él como respaldo de poder e independencia. El amor, algo habría. Parece que eran felices. Pero mi intención no era reflejar las relaciones personales, sino parodiar a esa sociedad egocentrista y pueblerina de las pequeñas ciudades, de hace unos años e incluso de ahora mismo. Solo hay que escuchar los mítines de las elecciones locales. Ciudades de mesas petitorias y teatro en las fiestas del patrón. Aún estamos así.
Te devuelvo la visita. Primero gracias por tu comentario.
Tu relato me ha gustado mucho, sobre todo porque se lee con facilidad y todo está muy claro. Además de ser muy, pero muy entretenido, tiene un fondo de crítica estupendo. Pero el toque de fantasía para mí es lo mejor. Enhorabuena.
C0mo agradecimiento a tu esfuerzo en los comentarios, vuelvo a leerlo y a comentar un poquillo.
Efectivamente me reafirmo en que me gusta la narración y la historia, del misterio del ladrón, enteindo menos.
Suerte
Gracias por tu voto Kellroy. De verdad creo que tu relato sin estar entre esos cinco, es uno de los que para mi podrian ganar este certamen. Tanto Matthew como Aval te mandamos un saludo hasta donde quiera que te encuentres
Lo que produce un chirrido en algún lector a mí me ha recordado a Sthendal en su novela Rojo y Negro, en la cual el narrador interviene aclarando situaciones. Personalmente me gustó como lo haces, aunque supongo que es una forma de narrar que no está en uso, me sonó muy bien y no le resta valor al relato. El cuento engancha y el final es ingenioso y divertido.Lo veo como un relato picológico. Entre gustos y colores……
Corrijo: donde dice picológico quise decir psicológico o sicológico
Por fin conseguí leer tu relato y los correspondientes comentarios. Me alegra que haya tenido tan buena aceptación.Por mi parte aún conservo la sonrisa que he mantenido a lo largo de todo el relato. Estoy de acuerdo en algo que destacan casi todos en cuanto a que derrocha fantasía, imaginación, gracejo, socarronería y que arroja una aguda visión sobre usos y costumbres aún vigentes en cierta «pequeña» (esto va con no muy buena intención) burguesía que tan bien conocemos. Ya sabes que no es la primera vez que te lo digo, pero sí és la primera por INTERNET. Espero que mandes más para que te conozcan mejor. Un abrazo
¡Hola, Kellroy! Aquí estoy, tras leer muy atentamente tu relato, tanto que al principio he tenido que hacer una parada en la RAE para buscar «escrofuloso» 😉
La lectura me ha resultado muy amena, y me ha hecho mucha gracia cómo has expresado el empeño de los Alcaldes de que una ciudad sea más importante porque tal o cuál persona haya nacido allí. Me ha gustado mucho el giro que has hecho para que al final resulte un relato/cuento de misterio.
¡Ahora sí que estamos en la recta final! Te deseo mucha suerte y te envío un abrazo y una sonrisa enooooorme. Un beso también.
Y como puedo llegar a ser muy cansina, tras tu respuesta en mi relato te vuelvo a desear mucha suerte en el certamen, y sobre todo te vuelvo a escribir para desearte muchísima suerte también fuera de él. Ha sido un placer coincidir contigo, espero que nos volvamos a encontrar el año que viene. Otro beso.
Es obvio que tú me trajiste El abanico a casa, que no fue por casualidad (o sí), lo cierto es que sin andar mucho del timbo al tambo, que diría Márquez, llegué a este abanico de aire fresco, y me alegro.
Me gustó tu cuento. Se lee muy bien: tiene buen comienzo y mejor final. Y todo ello, aderezado con un hilo de misterio que vaga por todo el relato.
Saludos y suerte.
Como ya sí parece que se acaba todo (independiente de que se quede en la web e incluso quizás podamos seguir hablándonos), quiero:
Por un lado expresar mi experiencia:
Es la primera vez que escribo algo para darlo a leer a los demás, bueno, no es del todo cierto, al mismo tiempo lo hice con otro relato corto, pero no tiene nada que ver con el seguimiento de este. Y la experiencia ha sido preciosa. ¿Qué iba yo a imginarme que habría tantas personas comunicándose alrededor de este concurso?, ¿cómo iba a pensar que unos días con más tiempo y otros con menos, esto me iba a llenar tanto?, (tanto que estaba deseando acercarme al pc para ver qué había de nuevo).
Y por otro lado expresar mi agradecimiento y felicitación tanto a la administración, que creo que trabaja con muchísimo interés para sacar esto adelante, como al resto de (¡prepárense!), «escritores y escritoras».
Cuando pueda iré tomando nota de sugerencias hechas en varios campos, tanto en recomendaciones estilísticas como en lecturas, (me permito hacerlo yo con los dos libros a los que aludo en mi relato).
Creo que a unos once relatos les he hecho una consideración especial, para decirles que eran los que por uno u otro motivo más me habían gustado. Digamos que en una libreta puse una frase a todos y una calificación. Esos alcanzaron hasta un ocho, pero hay después un número largo con un siete, de relatos que me han gustado, pero casi en todos, me lo ha estropeado la falta de originalidad en temas creo que demasiado socorridos e impactantes. Si volviera a leerlos, seguro que variaría mi opinión cualitativa y cuantitativamente, pero eso ya queda para otros momentos.
De nuevo, gracias a todos y suerte.
Aunque te contesté en mi relato, por si no vuelves por allí, vuelvo yo por aquí y te lo escribo, con alguna variación…
Kellroy, ¿Has dicho «Caparra-woman»? Ja ja ja, me parto… tienes que pasármelo algún día, ¿vale?
La verdad es que yo estoy disfrutando como una enana en este certamen, he tenido la suerte de dar con buena gente y con sentido del humor, ¡y a los que les gusta tanto como a mí esto de los comentarios!, je je je. Mañana sabremos quién tiene que felicitar a quién, ¡nunca se sabe lo que el destino nos depara!
Te envío un beso soplado con mucha fuerza para que recorra, como mínimo, 750 Km. 😉
Kellroy, si pensabas que una vez terminara esto te ibas a librar de mí, estabas muuuuuuuuuy equivocado… 🙂
Cuando sepa cómo hacerlo, te doy mi mail, ¡no podría vivir tranquila sin haber leído semejante relato!
Besos.