A LA CONTRA

 

CENSURA

Carmen Campos

 


La censura parece no tener sentido en este siglo XXI donde las comunicaciones son, teóricamente, abiertas.
Leo que dos periodistas de Le Journal du Dimanche consiguieron los datos electorales de la mesa en la que tenía que votar Cecilia Sarkozy y vieron que no había votado, es decir, no había votado por su marido en la segunda vuelta. Hasta ahí todo en regla y todo legal. Cuando quisieron publicarlo su jefe, Lagardère, amigo íntimo de Sarkozy, lo impidió. Pues bien, ha tardado dos minutos en conocerse la noticia y en amplificarse. Ahora hay en Francia una polémica gruesa por esa censura a una información y la información misma ha tomado mayor fuerza que la que hubiera tenido de salir por sus cauces normales.


Leo que los soldados USA en el exterior no pueden acceder a páginas como Youtube, a través de la que se envían fotos de los niños y de la última celebración familiar. El Pentágono dice que es para no sobrecargar el tráfico electrónico por motivos de seguridad (¡Ah, la seguridad, que bonito y que manido argumento!)
Parece mentira que hoy día, cuando las comunicaciones son tan rápidas y tan fáciles, se siga utilizando la censura como arma para evitar que se conozca todo. Y parece mentira que esto ocurra, no sólo en países de los que sabemos que hay mordaza por tratarse de dictaduras, sino en países tan occidentales, tan avanzados y tan demócratas como Francia y EEUU.


Pues sucede. Y sucede en muchos más ámbitos. Los políticos de medio pelo de ámbito local o regional, (sean del color que sean aunque hay algunas siglas más “aficionadas” que otras) deciden que la presión, el control y, en definitiva, la censura, es algo necesario para sus torticeros intereses. Y eso lo vemos un día sí y otro también.
Ya se que podríamos, los periodistas en primer lugar y la sociedad civil después, levantarnos contra eso, hacer una especie de revuelta verbal sin violencia y no cejar hasta que en la conciencia de todo el mundo se asuma que la libertad de expresión es sagrada. Y no lo hacemos


De todos modos, me queda un consuelo. Internet es imparable y no podrán hacerle frente todos aquellos que quieren censurar. La censura sigue siendo noticia y además está mal vista (de momento). El único miedo que tengo porque ya empiezo a sospechar que existe, es que los poderes públicos y económicos acaben dominando la web.
Para pegarse un tiro
 

 

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