Nov 30
No esperaré al invierno para morir
aquí tiene su receta
no me recuerdas
hay posibilidades de metástasis
no esperaré al invierno
porque mi sangre golpea las puertas quemadas del paraíso
siéntese
nadie me contesta
espere en esa sala
el invierno llegará entre la niebla
llegará entre la lluvia
llegará envuelto en frío
en la radiografía se ve claramente
debe iniciar la terapia el lunes
todavía hay esperanzas
el invierno llegará
sobre el lejano sonido de la fábrica
o las perezosas luces del psiquiátrico
aguarde unos minutos
puede vestirse
el siguiente
mientras el invierno
guardaré mis recuerdos
en la guantera del coche
en el cajón de la cocina
en el horizonte de la nochE
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162- No esperaré. Por Straven,
Debe ser fuerte enterarse de que uno tiene una enfermedad terminal. Lo has plasmado en este poema realmente emotivo. Me gustó, suerte.
Vaya estocada al pecho. Suerte en el concurso.
Duro y directo. Me gusta lo de intercalar las frases impactantes.
Se salva de la metástasis:
«no esperaré al invierno
porque mi sangre golpea las puertas quemadas del paraíso»
Un poema impactante. Por diversas razones he corrido en varias ocasiones por esa línea de distingue la vida de la muerte. Es una línea sutil, inapreciable, que separa el futuro del presente y lo elimina. ¿Qué diferencia al paciente antes o después de la noticia? Nada y todo al mismo tiempo, apenas unos segundos en que ha traspasado la línea y la palabra mañana pierde su sentido.
Hay un libro de Antonio Muñoz Molina (Sefarad) que trata muy bien este asunto, lo recomiendo.
No voy a hacer más análisis porque este poema sí que se explica solo.
Te voto con un siete y te deseo suerte en el concurso (y si es menester en la vida, pues ignoro si lo aquí expuesto es autobiográfico).
Aprovecho también para invitarte a leer mi poema, el 139, y a dejar allí tu opinón con total sinceridad.
Un saludo.