PRIMERA PARTE
En la hoja:
una aureola de té derramado.
En la mano:
un pocillo,
una menta humeante
y unas manchas de lapicera.
En los hombros:
una tela verde manzana,
arrugada y vetusta.
En la boca:
versos efímeros y escapistas
que se ocultan tras un estado de sensibilidad.
En los ojos:
la hoja,
la mano,
los hombros
y la boca.
Detrás de los ojos:
el silencio.
SEGUNDA PARTE
Plácido domingo de ramos,
de andar sobre el pollino de las fábulas
hasta encontrar el remanso.
Las superficies azules
y las paredes con vestigios arácnidos
son los márgenes de la retórica.
Objetos fetiches en un muro lejano:
la foto del mendigo,
el abanico y las castañuelas,
el retrato de un infante al que me parezco
y que permanece tras las rejas.
El roce de la sera
me encuentra inventariando objetos
para no tener que enfrentar el jeroglífico.
«Detrás de los ojos:
el silencio.»
La mejor parte de este texto.
Creo que estamos viendo las imágenes como en una pelicula. Me gusta la frase: detrás de los ojos el silencio, y el parrafo que dice las superficies azules y las paredes con vestigis arácnidos son los márgenes de la retórica. ¡Suerte en el concurso!
Lo siento, pero lo de «plácido domingo de ramos» me suena al susodicho interpretando una ópera bufa, no puedo evitarlo…
Coincido, plenamente con morrisey. Por otro lado tengo para mí que no es lícito juntar las palabras «Placido» y «Domingo»… aunque este sea de Ramos. ¡Mucha suerte en el concurso!
Quizás lo de «plácido domingo» era justo la idea… no da para que el tipo no se dé cuenta!
Bello, poético, sencillo e inteligente.
Le subimos el puntaje.
187 «La jugada de la Permanentadora de Pestañas», por Elhido
Cierto, seguramente está puesto a propósito. Pero la verdad, el sentido y la continuidad entre ambas partes se me escapan por completo; el primero exhibe aires serios y el segundo, de chanza. No lo entiendo.
Pues a mí este poema me ha encantado. Es una auténtica puesta en escena, sutil, delicada, muy bien medida. Tiene la economía exacta para decir lo que necesita. La primera parte nos presenta al autor, su momento creativo. La segunda, nos enseña el paisaje que ubica al autor (paisaje íntimo, su propia habitación).Lo de Plácido domingo es un guiño sencillo sobre la música que escucha, el ambiente que recrea, luego los objetos íntimos, la infancia, los recuerdos de viajes. Y lo mejor: El final para enfrentar ese puzle que somos cada uno de nosotros, esa incógnita, ese acertijo que prefiere soslayar.
Solo puedo decir una cosa: ¡Maravilloso!
Te puntúo con un nueve, pues ya dije en otra ocasión que el diez es para los dioses, y todavía no nos han visitado por aquí. Suerte no te deseo porque no te hace falta.
Aprovecho también para invitarte a leer mi poema, el 139, y a que dejes allí tu opinión si así lo deseas.
Un saludo.