Las penurias van al pregón, atadas
del dolor de perder algo querido
por ser un erial, no soy florecido
por no ser galán, quedan encantadas.
Las palabras en procesión, calladas
le dan borrón al perdón consumido
tiempo vivido no es tiempo perdido
si al pregón locuaz se suman las hadas.
Acude al misterio, desamparado,
me dice una voz, nada está perdido
el dolor de perder se ha transformado.
Junto a las penurias, en un quejido
regresará el pregón galardonado
con vetas de luz y amor encendido.