Son tiempos propicios.
Las musas también hacen huelga por estos días
retirando el espiritual salario de sus versos.
Son tiempos oscuros.
Nubes convexas desfiguran la imagen del mar
que contiene todo pensamiento.
Son tiempos perversos.
La tierra de despedaza en grises paisajes
repletos de diminutas figuras hambrientas.
Son tiempos terribles.
La poesía se esconde en las hojas de soñadores
insistentes en cambiar los colores de la vida.
Son tiempos opacos.
La claridad se escapa por entre los suspiros de
enormes filas ausentes de esperanza.
Son tiempos estremecedores.
La señora del manto, aún con tintes lutos,
viste de llanto a la humanidad.
Son tiempos desafortunados.
Queda la pregunta:
¿se detendrán Hades y todos los infiernos
Para dejar nacer,
por fin,
la luz?