Pantomimo engaño el verte reflejada
la piel que no acaba,
que se enrosca en la espalda,
vulnerada y violada,
abrazada por los mantos brazos más vulnerantes,
tiranas víctimas de la escama.
Sonámbulo el rechinido de tus noches
que saben a ti, que saben a tus pasos,
que huelen como suenan
que suenan como saben,
que saben como no sé cómo.
Siniestras huellas acosan pasos diestros
en medios que intoxican las palabras en prosa transparencia
pronunciadas entre muros color carne y esta carne que son muros.
Te paseas masticando el ego de las flores
y el aliento que expulsas
erosiona hasta la más íntima sospecha de antaño.
