He nacido como un hombre.
He crecido como un árbol.
Lo cotidiano ahora es alimento de los días.
Amarte engrandece cada acto, cada instante.
Como árbol, mis brazos abro al viento.
Como árbol, mis piernas hundo en esta tierra.
Abro los ojos, despertar ya no es lo mismo.
Lo que antes vacío aparecía, es ahora lo que ansío.
Como árbol, anhelo el virgen sol la mañana.
Y en la noche, mi sabia absorbe el infinito mar de estrellas.
Oírte respirar me tranquiliza.
Sé que en mi cama dormida estás, dejando huellas con tu aroma.
La corteza se hace gruesa, y en el bosque subir hasta lo alto es imperante.
Ahora mi carrera es hacia abajo, hacia la tierra hecha caverna.
La vista al horizonte no desaparece.
El agua en los pies ya se ha secado y el camino se hace firme.
Como árbol, dejo partir las hojas del otoño.
Como árbol, busco nuevas aguas que alimenten a mi sed.
Bucear lo inerte es realidad que no consuela.
Transito el muelle, tu latir es canto que acompaña mi volver.
Las raíces serán fuertes como roca.
La espesura blanca de la nieve no congela ya mi adentro.
He crecido como un árbol.
Y renacido como un hombre.