Canta el zorzal, roble rubor,
las hojas susurran cientos,
van las estrellas hasta el albor,
siempre el camino del viento.
En las siembras del estío,
en la campiña del saber,
letras bajando el río,
los amantes las ven caer.
Al fondo tejen sentido,
los años detrás del nacer
un cantar en un vestido,
el amor que los vio crecer.
Oh, canta, canta al Destino,
canta el zorzal, roble rubor,
el alba maneja el tino,
van las estrellas hasta el albor.
Camino sobre la tumba
de una olvidada noche,
bullendo el Naciente zumba
dos amantes y un derroche.
Silencio, pálido roble,
el zorzal mudo otra vez,
el río de letras hable
de un amor vuelto del revés.
Como ilusión en vapor,
ya donde hubo estrellas
fino rocío y el calor
recuerdo de una centella.
Ambos amantes partieron
son reflejos de los polos,
las aves largo bulleron
los recuerdos quedan solos.
Mudo el zorzal, roble quieto,
las hojas contaban cientos,
el estío cayó muerto,
adiós hojas, ¡adiós vientos!
Oh, canta, canta al Destino,
van las estrellas hasta el albor.
